01. El Padrino

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Miro cómo llueve con intensidad en las calles de Londres

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Miro cómo llueve con intensidad en las calles de Londres. El día estaba feo desde bien temprano, y al mediodía se ha decidido por llover como si no hubiera un mañana. Me coloco el pelo mojado detrás de la oreja y sujeto con fuerza al pequeño Tyler, que está jugando a las carreras de gotas en la ventana.

- ¿Quién va ganando? – Le pregunto con una sonrisa.

- Mi gota – responde muy ensimismado en su jueguito.

Me río y le peino con los dedos, acomodando su pelo rubio como puedo. Llevo casi un mes a su cargo, y he de decir que me gusta mi trabajo más de lo que me imaginé al principio. Harry tiene mucho que ver, porque me trata como a una hermana pequeña. Me lleva a los sitios cuando lo necesito, me recoge de la universidad cuando llueve, y me invita a merendar con su hijo y él. Y encima, me paga muy bien. En el fondo sé que todo lo que hace es mantenerme cerca de Tyler, porque parece creer que necesita una figura materna y yo soy lo más parecido que tiene a eso. El propio Harry me dijo que el peque jamás había estado tan apegado a nadie en tan poco tiempo.

El autobús se detiene en nuestra parada, así que dejo en el suelo a Tyler y me levanto, tomando su manita. Unas señoras mayores me miran mal al pasar, y yo les sonrío educadamente a pesar de ello. La gente que me ve con el peque suele creer que es mi hijo, aunque no nos parezcamos nada, y me juzgan sin siquiera conocerme.

- ¿Vamos a casa? – Inquiere Tyler tirando de mi mano.

- Sip, papá estará cuando lleguemos – asiento sonriéndole.

Nuestras conversaciones son breves, porque él habla poco. Aunque no le hace falta. Es muy cariñoso conmigo (a su manera), y le encanta que le enseñe cosas nuevas. Lee mejor que la mayoría de niños de su edad, cuenta hasta cien y muchas cosas más que los niños de su edad ni son capaces de intentar. Desde que cuido de él he investigado sobre su condición, y por lo que parece, los niños con Asperger suelen ser muy inteligentes, cosa que me creo ahora que cuido de Tyler. Es un poco tiquismiquis con algunas cosas; se molesta mucho con las texturas de la comida y con el tacto de algunos objetos, pero conmigo suele ser fácil de tratar.

Cuando bajamos del bus, corremos hasta el portal de su casa para resguardarnos de la lluvia. Él se parte de risa, y yo me río también, pero por lo adorable que es este niño. Saco la llave de la casa y abro la puerta, y Tyler aprovecha el primer hueco que pilla para correr hacia el interior, seguramente para ir al dormitorio de su padre.

Dejo la mochila del nene en su habitación, y luego voy al salón, sentándome en el sofá y dejándome caer a lo largo del mismo. Ha sido un día largo. La universidad es... Entretenida. Pero agobiante. Harry me deja estudiar las tardes que cuido de su hijo, así que no pierdo mucho tiempo. Tyler adora las películas de dibujos animados, y desde que convencí a Harry de que pusiera Disney+, las tardes se resumen en ponerle películas mientras estudio y hago trabajos. Sólo tengo que bañarlo, darle de comer y jugar con él. Eso sí, los partidos del Mánchester City y los findes de F1, no nos los perdemos.

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisWhere stories live. Discover now