17. Chicas, Tengo Novio (Y Existe)

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Mi mundo cobra un mínimo de sentido cuando siento sus labios sobre los míos, cuando su boca está contra la mía, robándome el aliento en un beso tan lento y tierno como desesperado

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Mi mundo cobra un mínimo de sentido cuando siento sus labios sobre los míos, cuando su boca está contra la mía, robándome el aliento en un beso tan lento y tierno como desesperado. Esta vez no me avergüenza tomar cartas en el asunto, pues mientras él toma mi labio superior entre los suyos, yo tomo su labio inferior entre los míos. Y vamos alternando, moviendo nuestras cabezas para buscarnos, hundiendo nuestras manos en el pelo del otro, anhelándonos de un modo puro y ansioso.

Si me separo, es porque necesito respirar para vivir. Aunque si por mí fuera, no lo haría y lo besaría por el resto de la eternidad. Jadeo tratando de tomar una bocanada de aire, nerviosa y sintiendo las mariposas aletear felizmente en mi estómago. Sus ojos brillan, y sus labios parecen más rosados que de costumbre, y se ve hermoso. Lando es un hombre hermoso, por dentro y por fuera, sus acciones de hoy, la sinceridad de sus palabras, el atrevimiento a dejarme verlo vulnerable... Todo demuestra la bella persona que es, aunque procure no aparentarlo. Y eso solo me hace enamorarme más de él.

- Ahora es cuando me besas tú a mí... - bromea sonriendo, contagiándome el gesto.

- Si me dejaras, te besaría por siempre - me río suavemente, acariciando su nuca.

- ¿Por siempre? En todo ese tiempo podríamos hacer más cosas.

- ¿Debo malpensar eso? - Suelto una carcajada, y él sonríe pícaramente, cosa que me alegra ver.

- Puedes y debes - dice antes de besarme de nuevo.

Esta vez es menos suave. La desesperación que sentimos se nota, el ansia con la que nos devoramos lo demuestra. Y debo admitir que me encanta, que sus besos son tremendos y que me moriré si sigue besándome así. Escuchamos la puerta del apartamento abrirse, y aunque intento separarme, él no me deja, y no insisto más y continúo besándolo, amando cada sensación que me genera.

Cuando nos separamos, ya por segunda vez, giramos la cabeza hacia la entrada del piso, encontrándonos con la mirada y la sonrisa divertidas de Cameron.

- No perdéis el tiempo, ¿eh? - Se ríe, logrando que yo me sonroje.

- Cammy... - empieza a protestar su hermano.

- Ya me voy, ya me voy - alza las manos, dejando sus cosas en un frutero que hay junto a la entrada, donde dejan todas las llaves. Cuelga el abrigo en un perchero que hay al lado, y dirige sus pasos hacia la cocina. - Procurad no hacer mini Landos y mini Alaias en mi sofá.

- No es tu sofá - dice el ojiverde en tono jocoso, y cuando me mira y ve lo roja que estoy, se ríe. - Es broma, Lali, nadie va a hacer nada en este sofá.

- A lo mejor es una decepción, y no un alivio - bromeo, alzando las cejas y sacándole una carcajada.

- Vaya con la virgencita...

- No me digas así, idiota - lo golpeo en el hombro con mi puño, y más se ríe.

- Perdóname, conejita - hace un puchero con sus labios, y yo lo empujo poniendo la palma de mi mano en su cara. Él se deja caer hacia atrás en el sofá, pero agarrándome por las muñecas y llevándome a mí con él.

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisWhere stories live. Discover now