Capítulo 20

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NARRA ANYA

«Uy, ¿qué responderá?».

«Espero que sea algo interesante...».

«Ay, ¿por qué tarda tanto? ¡Quiero que diga algo ya!».

«Tengo miedo...».

—Reto —dije finalmente.

Todos abrieron sus bocas, estupefactos.

—¡Guau, qué atrevida! —dijo Ken, guiñándome con un ojo—. Pensaba que ibas a decir "verdad"...

Nada más decir eso, me sonrojé hasta las orejas.

Becky se rio como una villana de una peli.

—Je, je, Anya —me llamó—, te reto a...

Todos la mirábamos intrigados.

—¡Que se bese con...! —interrumpió Mira, pero Becky le tapó la boca a tiempo.

«¡¿Eh?!», pensé sonrojada.

—Aún no... —le susurró un poco alto.

Las miraba sin entender.

«¡¿Que... que me bese?!», me pregunté. «Creo que... lo he escuchado mal... No creo que hayan dicho eso...».

«¡Ay, no, no, no!», le escuché decir a Damian. Lo miré.

—Te reto a... —volvió a decir Becky— que tengas... un "Seven minutes in heaven"...

«Ugh..., odio ese juego», pensé negando con la cabeza.

—...con... —siguió diciendo Becky.

Veía a Damian intentando querer desaparecer.

Los demás, en cambio, estaban muy intrigados.

—Ugh..., ya todos sabemos con quién, Becky —farfulló Ewen todavía bebiendo los cubatas—. Es obvio que la queréis encerrar con el jefe.

Todos le miraron de una forma a que se callara.

Suspiró y se calló.

«¿Quieren... encerrarme con...?», pensé y miré a Damian. «¿...él?».

—Me rehuso a hacerlo —dijo Damian temblando y muy rojo.

—Jefe, no tienes esa opción. Un reto es una obligación en este juego —dijo Emile.

Se tapó el rostro.

—Segundo —le llamé y me miró aún más ruborizado—, no te preocupes. No pasará nada.

Nos miramos mutuamente hasta que alguien tosió:

—Vamos, id entrando —nos exigió Ken.

—No —dije.

—¿Eh? —me dijo Ken.

Todos me miraron.

—Y... yo... yo... temo a la... oscuridad —dije asustada—. A... además, el armario te puede dejar sin oxígeno... ¡Becky lo dijo!

Todos se callaron.

«Es verdad... En la prueba de valor pasó lo mismo», pensó Damian.

Sonreí a Damian, pero él apartó su mirada, nervioso.

—Umm..., pues... —Ken se quedó pensando— id al balcón..., supongo.

«¿Al... balcón?», pensé.

Ken nos empujó al balón más cercano y nos encerró ahí. Nos cerró las cortinas también.

Me quedé en silencio, sin saber qué hacer.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora