Léeme - Damian x Anya

Capítulo 67

NARRA ANYA

La gente gritaba, cantaba, disfrutaba y bailaba sin parar. Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba a lo grande. Y, sin lugar a dudas, me sentía una privilegiada.

Y no lo decía por tener entradas VIP, sino porque estaba en un concierto al aire libre. Eso era lo que me hacía sentir tan agradecida.

Todavía estaba al lado de Damian, con quien seguía tomada de las manos. Se notaba que había empezado a disfrutar del concierto. Eso me ponía aún más contenta.

Miré a los demás y los vi tan felices como siempre. Pero alguien en particular acabó acercándose a mí y me susurró algo al oído:

—Se ha ido al kiosco. Es tu momento.

Era Becky y sabía de quién se estaba refiriendo.

Miré a Damian y él me miró sin entender nada.

—Lo siento —solté su mano—, ahora regreso. No tardo —le dije y me dirige al kiosco.

Quería estar a solas con él. Era mi momento. Para algo había estado informándome sobre el amor y de cómo conquistarlo. Quería que me viera con otros ojos y para eso debía tener un momento a solas con él.

Finalmente me lo encontré.

—Andrew... —dije.

Él enseguida me vio mientras se comía el helado que se había comprado.

Se dirigió adonde mí.

—Anya, ¿tú también quieres un helado? —me preguntó.

Le miraba a los ojos. Esos ojos color cielo que me llamaban tanto la atención.

Le agarré de la mano y lo llevé a un lugar sin nadie.

—¿Qué... qué pasa? —me preguntó Andrew asustado.

Me di la vuelta y me fui acercando a él tal y como aprendí en el vídeo que vi horas atrás.

Él se iba alejando de mí, pero, tal y como calculé, se chocó contra la pared y aproveché para apoyar una mano en la pared.

Andrew me miraba de manera muy inquieta. Pero yo solo le observaba seriamente. Quería que me escuchara. Quería que me creyera.

—Anya... —me susurró él—, n... no...

—Andrew —le dije—, te quiero.

Vi cómo sus ojos se agrandaban. Se había vuelto a quedar de piedra.

—Me gustas mucho —le seguí diciendo—. Siempre me has gustado.

Tragó saliva.

—Anya, no sabes lo que di...

—¡Sé lo que estoy diciendo! —le interrumpí—. ¡Me gustas, Andrew, me gustas mucho! ¡Desde la primera vez que te vi supe que eras el chico ideal para mí! ¡Te quiero!

Veía a Andrew cada vez más impactado. No se esperaba nada de lo que le estaba diciendo. Me miraba como si fuera una desconocida.

—Anya, no es verdad...

—¡Claro que sí! ¡Me gustas! ¡Y no pienso parar de decírtelo hasta que me creas! ¡Mis sentimientos hacia ti son verdaderos! —Bajé la cabeza, me dolía cada palabra que le estaba diciendo porque sentía que me estaba volviendo a rechazar de forma indirecta—. Andrew, estamos destinados, ¿recuerdas? Te dije que lo estábamos porque no podía dejar de pensar en ti. Has sido alguien muy especial para mí. Siempre has sido alguien muy bueno y amable conmigo. —Le miré a los ojos con unas lágrimas—. ¿Cómo no iba a enamorarme de ti?