Léeme - Damian x Anya

Capítulo 70

NARRA ANYA

—Segundo, cálmate —le decía en un descanso que teníamos entre clases.

Damian estaba muy alterado. Desde que nos enteramos de que Mira no regresaría a Eden, no hacía más que decir que iría a ayudarla.

—Anya, ¡Mira está en peligro! —me repetía.

—Jefe, es por eso que Ken faltó a clases. Seguro que fue a ayudar a su novia —dedujo Emile.

Damian negó con la cabeza varias veces.

—No conocéis a los padres de Mira. —Nos miró a todos—. Tenemos que ayudarla todos.

Pestañeé varias veces.

—¿Sus padres son malvados? ¿Son los malos? —pregunté inocentemente.

Damian me miró.

—Sí.

Andrew nos miró con aburrimiento.

—Parecéis niños de tres años. ¿Cómo que "malos"?

Damian le fulminó con la mirada.

—Mejor cállate, que tú no estás para hablar —le dijo.

—¡¿Cómo?! ¡Saqué un sobresaliente en el último examen!

—¿Y a mí qué más me da? ¿Acaso te pregunté? Porque no lo recuerdo...

«Qué malo es el Segundo a veces...», pensé echando un suspiro.

—¡No me trates así, Desmond! —rogó Andrew fingiendo estar llorando.

—Ugh... —dijo y se alejó de él.

—¿Entonces nos vamos o no? —preguntó Emile.

Le miré.

—¿A dónde? —pregunté.

—¿A dónde va a ser? A la casa de Mira.

Abrí los ojos, estupefacta.

—¡¿A la casa de los malos?! ¡Waku waku!

Damian sonrió discretamente.

—Por supuesto —accedió él inmediatamente.

—¡Yo también me apunto! —dijo Becky abrazándome por detrás—. ¡Salvemos a nuestra amiga!

—¡Sííí! —dije—. Aunque... ¿qué vamos a hacer exactamente...? —Todos me miraron—. ¿Cuál es... la misión?

Todos se callaron.

—Denunciar a los padres de Mira, ¿no? —dijo Ewen.

Le miré.

—¿Denunciar... a los malos? ¿De qué? —pregunté.

—Primero tenemos que hablar con Mira para entender el problema que ha tenido para que la hayan obligado a retomar las clases desde casa —dijo Andrew.

Me giré adonde Andrew.

«¡Qué inteligente es!», pensé.

—¡Andrew!, ¿tú también vienes? —Me acerqué a él y le sonreí.

Él se separó de mí.

—S... supongo —dijo mirando a Damian por alguna razón.

En cuanto miré a Damian, él apartó la mirada.

—¡Genial! —dijo Becky—. ¡Empezaremos la misión después de clases!, ¿de acuerdo?

Todos asentimos y el timbre sonó.