𝐀𝖾𝗒𝗌α𐓣𝗍 ─ 𝐀𝖾ꭑⱺ𐓣ᑯ 𝐓α𝗋𝗀α𝗋𝗒𝖾𐓣

XLI

Advertencia: Intento de smut.

—Mierda. —murmuró, dando vueltas en la enorme cama, intentando conciliar el sueño.

—¿Qué sucede?

—Estoy cansada, pero no puedo descansar. —murmuró, tocando su vientre.

—¿Nuestra hija no te deja dormir amor?

—Aemond, háblale en alto valyrio, le encanta.

—También podemos probar otros méritos que nos han funcionado hace tres lunas. —murmuró, dichosamente, Aeysant no vestía más que un camisón blanco y el unos pantalones y una camisa blanca.

—Aemond...

—Descuida amor, terminarás cansada.

—No lo dudo, pero no quiero despertar a todos.

—Es más de medianoche mi amor, descuida, todos duermen. —murmuró, quitándole el camisón a su esposa, deshaciéndose de su pantalón y su camisa, ambos quedando completamente desnudos ante las luz de las velas. —vamos, arriba.

—No.

—Gruñó, dándole suavemente una bofetada en su trasero. —vamos arriba. —dijo, sin embargo, Aeysant seguía sin prestarle atención.

Aemond tomó sus caderas y las elevó hacía arriba, antes de que ella pudiese replicar, se encontraba golpeando furiosamente contra ella, escuchando los sonidos lascivos de su miembro siendo tragado por los pliegues resbaladizos de su esposa mientras ambos gemían al compás de los golpes, provocando que la enorme cama se moviera contra la pared y las sábanas quedarán cada vez más desordenadas.

Aemond seguía con su furioso ritmo, a pesar de olvidar que su esposa estaba encinta de cinco meses, con su vientre siendo más notable de los que fue con Aemon, posiblemente, por ser su segundo embarazo.

—Aemond. —la escuchó hablar, sin embargo, no bajó el ritmo de sus embestidas. —Dioses.

Siguió chocando rítmica y bruscamente contra el trasero de la castaña hasta que la sintió apretar.

—Vamos, hazlo. —dijo y la castaña gimió, deshaciéndose aún con él dentro de ella, a lo que esté, gruñó por última vez dando blasfemias en alto valyrio deshaciéndose dentro de ella. —¿Ya estás cansada?

—Sí. —la castaña exhalo. —gracias.

—Un placer. —murmuró, mirando el glúteo de Aeysant, esté tenía su mano marcada junto a su sudor y un poco rojizo debido a los golpes qué dio con su cadera, mientras que parte de su líquido, bajaba por sus piernas. —duerme amor.

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—Entonces. ¿Vas a volver a la Corte?

—Sí, en unos días, me prepararé mejor y por fin podré volver a escuchar las quejas de los lores.

—Y sus recomendaciones para mejoras del reino.

—Sí y eso. —Viserys acordó con las palabras de Alicent, sin embargo, no parecía interesado. —finalmente podré estar presente otra vez.

—Me alegra padre, ya tu presencia hace falta.

—Claro que sí hija mía, necesito charlar con los lores, necesito saber que se rumorea por las calles de King's Landing.

—Tal vez el ruido que hay. —Aegon habló. —mierda, ayer tenían un festival sexoso en las Calles de Seda.

—¿Por qué lo dices?

—Escuché gemidos, muchos gemidos.

—Eso es algo extraño. ¿No? No creo que se escuchen de allá hasta aquí.