VERANO

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Cada verano desde que tengo memoria la paso en Japón. Es la forma en que papá trata de compensar el hecho de haber regresado a su país sin mi mamá, o la mamá de mi hermano; En cuanto se conocieron juntas, fundaron algo así como un club, y nos criaron tan cercanos como fue posible.  Ambos crecimos al cuidado de la abuela Nishima y la tía Tokiyo, papá había muerto para ellas en el momento que decidió abandonar a la familia.

El último verano antes de ingresar a la universidad estaba enfocado en obtener una beca para jugar fútbol americano, dejé a un lado las desveladas en LOL y las monas chinas con poca ropa para concentrarme en los estudios y el deporte. Las monas chinas fueron el gusto por el cual mi hermano y yo disfrutábamos visitar a papá cada verano, para algunos podría ser traumático  ver una vez al año a su padre,  y al  estar con el esperarlo  todo el día hasta que termine la jornada laboral,  ese no es el caso si tu padre es japonés, olvidas cualquier trauma en las calles coloridas calles de Tokio.  Junto a Marco, mi hermano menor,  Pasamos los días de verano hurgando las tiendas de Nakano Broadway en una divertida competencia: El que consiguiera la figura más obscena por el precio más económico era el ganador, o el que encontrara la joya perdida entre ofertas del Book off. 

Aquel verano algo cambió, y no el hecho de ver a mi hermano vestido como maid.  Para no perder la tradición, papá tuvo un tercer hijo y no podía recibirnos en casa hasta pasada la cuarentena de su esposa... Así que acordamos ir a Japón para navidad, y pasar las vacaciones con la abuela en México. La abuela Nishima tenía una enorme casa estilo minka que acondicionó como academia en dos secciones, la primera ofrecía talleres, japonés, origami, ikebana, aikido y karate. La segunda sección estaba separada por un muro natural de jacarandas y árboles de cerezo. Un estanque lleno de carpas daba paso a la casa principal como sacada de una postal del México de los años 70. La casa tenía cinco habitaciones, cada una para los miembros de la familia: abuelos, tíos y papá.

 Mi hermano se instaló en la habitación más alejada, mientras que yo tome la más cercana a la entrada. Durante las vacaciones tenía que salir temprano de casa para entrenar dos veces por día, al llegar a casa tocaba ayudar a la abuela en la academia.

Aquel verano Marco comenzó a actuar extraño, se recluía en su habitación,  haciendo esporádicas salidas para  ir al mercado y preparar la comida, ya que mi agenda no era la misma de cuando éramos niños, las exigencias de crecer nos habían alejado. Los días de imitar a naruto antes de cenar,  o coleccionar mangas parecían perdidos en el tiempo.

Siete de julio, Tanabata, en la academia y en casa, festejamos el reencuentro de Orihime con Hikoboshi. Tanto los estudiantes como la comunidad Nikkei interactúan para participar en el festival de las estrellas, mi hermano no fue uno de ellos. Así que para mi pesar dependí de Yuuki, mi amiga de la infancia, a pesar del tiempo seguía viéndola como una mandona niña, y era más por su estatura que por realmente parecer una, medía un metro con cincuenta,  de actitud era más gritona que la propia abuela. A pesar de no siempre estar en sintonía, ella era la única persona que realmente considero amiga,  la relación de nuestros abuelos fue tan cercana que es casi como parte de la familia.

La organización de Yuuki, con mi  mano de obra fue fundamental para que Hikoboshi y Orihime pasaran la noche revolcándose sobre las estrellas. Logramos sacar el festival adelante y disfrutar de los fuegos artificiales al final. 

Terminado el festival regresé a la casa para  reprender a Marco por no mostrarse en el evento. Dentro de la casa todo permanecía a oscuras, una tenue luz emanaba bajo la puerta donde se estaba Marco. Caminé despacio hasta la habitación, recargué la cabeza sobre la puerta, intentando escuchar algo, tan solo distinguía la melancólica tonada de Dirtmouth, abrí la puerta.

La habitación estaba a oscuras, con luces led multicolor iluminando débilmente, la silueta de Marco sobresalía de la silla gamer.  Lo observé desde la puerta, el familiar sonido de Shake it off de Taylor Swift versión 8 bits sonó por toda la habitación, Marco habló frente al monitor:

— ¡Nagakon! ¡Muchas gracias por la sub de tres meses! — Dijo mientras estiraba las manos en forma de corazón.

Mi hermano estaba vestido como una mucama francesa, con medias blancas adornadas con listones, blusa con olanes, y una diadema con encaje .  Al verlo no supe como reaccionar, el niño que buscaba maids con poca ropa en Nakano Broadway ahora se vestía como una.

— ¿Marco? —  Pregunté atónito.

Marco volteó, abrió los ojos tanto que parecían salir de sus cuencas, picoteo el teclado y el monitor de la computadora se puso en negro.

El stream terminó temprano esa noche.


Mi hermano es un femboyWhere stories live. Discover now