Capítulo 2

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Descenso

–Me cuesta creer que esto esté pasando Odette. ¿Cuando fue que se volvió un chico tan diferente?

Mía bebía de la humeante taza de café. La cafetería estaba tranquila y los clientes llegaban de a poco después de la  tormenta que había caído sobre la ciudad.

Odette miró a través de la ventana, sin poder encontrar las palabras o la respuesta a esa pregunta.

¿En que momento? Eso mismo se había preguntado tantas noches sin dormir de la preocupación.

¿Tanto se habían alejado de su propio hijo que desconocían los pasos que daba?

Ella, pendiente de los asuntos de la manada en ausencia de Hermes y él lejos tratando de organizar las manadas hermanas en América y haciendo alianzas con otros Alfas.

Tanto que Aquerôn había pasado a segundo plano. Y ahora que exigían saber de su proceder y el se oponía se sentían faltos de autoridad.

Además de eso estaba el constante rechazo de su propio hijo. Si, Aquerôn había empezado a ser cruel con ella. A mirarla por encima del hombro como si se tratara de alguien inferior. Como si él hubiera olvidado su parte humana.

Algo así había escuchado hablar entre los hombres de la manada, como siendo un híbrido podría perder el quilibrio de su cuerpo. Como su parte animal podía fácilmente dominar el lado débil de su naturaleza. El humano.

Tal vez por eso parecía despreciarla. Por haberle dado ese lado débil a su carácter tan fuerte.

De ser así ¿que podría hacer?

—Créeme que no lo sé. Me he hecho esa pregunta tantas veces que no se la respuesta.

Mía la miró por unos segundos. Era extraño, ambas se veían evidentemente mayores. Las pequeñas y finas líneas de expresión comenzaban a asomarse por sus frentes y por sus sienes. Y sin embargo, Cicerón seguía viéndose joven y hermoso. La sangre de un lobo era sorprendente.

Sonrió. Sería gracioso ver como ella envejecia y el por el contrario lo hacía de manera lenta y sin deteriorarse. Eran humanas y eso ni el ser mates de dos lobos podía cambiarlo. Su naturaleza era la de envejecer. No la de aparentar la inmortalidad.

Hacía mucho que no veía a Hérmes pero estaba segura de que se veía exactamente como su amado lobo.

—Odette ¿has hablado de esto con Hérmes? Debe estar al tanto de la situación.

—Claro que lo está. Fue lo primero que hice al sentirme impotente ante esto. Llega hoy y David está por ir a recogerlo al aeropuerto.  Sabes, a la vez estoy feliz de verlo después de tanto estar separados. Ansio besar sus labios y perderme en sus brazos. Lo extrañaba tanto.

Mía sonrió. Estaba igual de enamorada que ella.

—No dejes que esta situación los amarge a ambos. Disfruten que estarán juntos nuevamente. Apuesto a que el esta desesperado por verte. Tanto que no te dejará ni un segundo.

Eso la reconfortaba. Volverse a sentir entre sus manos, ver sus ojos y ver su sonrisa. Lo amaba tanto que no podía creer como él había soportado tanto tiempo si ella. La última vez que tuvieron que separarse había durado menos de tres meses lejos. Y es que simplemente para el era físicamente imposible alejarse de su mate y luna.

Alfas Caidos©Where stories live. Discover now