Capítulo 10. Desesperado

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Es jueves por la noche cuando aparece en la cocina, donde estoy preparando algo de cenar. Mi corazón comienza a latir con fuerza al verlo. Se le ve cansado, tiene ojeras alrededor de sus ojos, no se ha afeitado y parece que ni se ha cambiado de ropa. Estos dos últimos días le he estado mandando mensajes, no solo para saber como iba todo sino por temas laborales que he ido pasando a la siguiente semana y por tanto debía informar al jefe.
Él me ha ido respondiendo lo justo y necesario.
- Buenas noches ¿Qué estás cocinando?- me pregunta, se ve hambriento.
- Una tortilla de patata y calabacín ¿ Te apetece?-
Él sonríe y asiente.
Entra del todo en la cocina y entonces escucho pasos tras él. La chica que aparece por la puerta me suena, es la chica que se tomaba tantas confianzas con él el día que hizo la fiesta del trabajo, cuando comencé a trabajar para él. Ella saluda y se presenta como Kayla, tiene unos ojos azules impresionantes y me doy cuenta de que su cara me suena de algo, pero no consigo adivinar a quien me recuerdan exactamente sus rasgos, así que comienzo a apuntar a mi jefe y a la mujer con un tenedor que usé para hacer la mezcla, mientras entrecierro los ojos, pensando que quizás son pareja o algo parecido.

- Kayla es mi prima. Me ha traído hasta aquí.- dice el hombre sentándose en la mesa.

- Ya veo- digo y noto como respiro mejor- ¿Te apetece comer tortilla a ti también?- le pregunto sonriente.

- No, pero gracias, yo me he de marchar ya. Veo que lo dejo en buenas manos – se acerca a Evander y lo besa en la cabeza, se despide de mi con la mano y se marcha por donde ha venido.
Nos quedamos solos, en silencio mientras yo termino de hacer la tortilla. Una vez la he sacado de la sartén coloco el plato con la tortilla en el centro de la mesa, voy a por un par de platos y los tenedores y los dejó en la mesa. Comienzo a cortar la tortilla en triángulos y le sirvo uno en el plato, él sigue sin decir nada.
Ambos comemos en silencio un trozo, estoy esperando a que él empiece a hablar que me cuente lo que quiera contarme. Cuando está a punto de terminar su plato comienzan a salirle las palabras:
- Estos días lo hiciste muy bien. Gracias por mandarme todo lo necesario para poder trabajar desde el hospital e ir cambiando algunas citas-

- Cómo está ella?- pregunto finalmente mirandole a los ojos.

Él hace un gesto con los hombros sin dejar de mirar su plato.

–  Dentro de lo que cabe está bien- esta vez me mira al hablar – gracias por preguntar-

Acabamos de cenar y él se va su habitación, yo me pongo a limpiar los platos y cuando acabo de secarlos y guardarlos, me voy a la mía.

Al día siguiente parece que no haya ocurrido nada, él está descansado, ya no tiene ojeras, se ha afeitado perfectamente y se ha echado hacia atrás su pelo, va vestido con un buen traje color negro y camisa negra y ambos nos disponemos a ir en coche hasta el trabajo, lo único que cambia esta mañana es que me pide a mí que conduzca.

Le preparo al llegar, como siempre, su café y mis galletas, y le dejo un periódico para que lo lea.

Hoy solo tenemos una reunión con unos inversores a media mañana. Sobre las 09:30 h de la mañana me pide unos papeles que estaban impresos y los busco por todas partes pero no hay manera de encontrarlos, caigo en que me los he dejado en casa asi que le mando un mensaje por el chat interno indicando mi fallo. Él me responde que no pasa nada que vuelva a coger el coche vaya a casa y los traiga de camino pues son muy importantes para la reunión. Cuando me dispongo a levantarme de mi silla suena la notificación del ordenador, me pide que recoja de su habitación, en la mesilla de noche izquierda, un pequeño paquete que tiene guardado. Le confirmo que he leído el mensaje y me marcho sin perder tiempo.

Una vez en casa voy directamente a mi habitación a recoger los papeles, los guardo en una carpeta y de ahí voy a la habitación de Evander.  Nunca habia estado en ella, al menos lúcida, es muy parecida a la mia solo que no hay armario sino un vestidor enorme lleno de trajes en uno de los costados, pegado a su baño, no me pongo a cotillear mucho,  miro la mesilla derecha para buscar el paquete y me doy cuenta de que en la primera mesilla no está lo que me pedía, pues veo cosas que no imaginaba que mi jefe tuviera, condones, si claro, porque no… hasta yo los tengo en mi mesilla pero un consolador color negro de tamaño considerable y un plug anal… eso no lo esperaba. ¿Serán para él o para jugar von alguien? Y si son para él… que tipo de royo debe irle en la cama?
Eso me hace pensar, con lo mandón que es a veces seguro que es de los dominantes en la cama y por lo que he visto en su mesilla no le va solo el estilo misionero. No puedo evitar que un calorcito venga mis mejillas y me caliente un poco al pensarlo. He de añadir que tengo bastantes ganas de pillarlo por banda, espero que cuando lo consiga me deje sin caminar una semana entera. Voy a la otra mesilla, no tengo tiempo de entretenerme con esas cosas ahora, y me encuentro una pequeña tarjeta de visita justo debajo del paquete que me decía. Es una tarjeta de visita del club al que fui hace poco con mis amigos, el Senses. No me sorprende realmente que tenga una tarjeta de visita de ese lugar pues es muy famoso por lo que parece ser. Dejo la tarjeta en su sitio. Me acuerdo entonces del hombre que me invitó al lugar, podría pasarme este fin de semana tal como propuso, aunque de momento lo descarto.

Moxie #Stone1Where stories live. Discover now