capítulo 27. ¿Tóxico?

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Evander.

Moxie me contó el domingo que su padre había sufrido un accidente en la cocina de su restaurante y me había pedido ir unos días para comprobar que todo estaba en orden. Le di una semana entera. El mismo día hizo las maletas y se marchó el lunes. Apenas he hablado con ella desde entonces. Y tampoco puedo decir que haya estado durmiendo bien. Tampoco llevamos tanto tiempo juntos en mi cuarto, pero... necesito tenerla a mi lado, no me explico por qué.

Me siento frustrado. Estos días he estado trabajando como un loco y lo único que me salva el día son sus escuetos mensajes. Imagino que está ocupada ayudando en el restaurante familiar. Pero tengo una sensación rara en la boca del estómago, como si algo no fuera bien. Puede que sea un poco gilipollas por mi parte, no puedo evitar estar preocupado, así que he estado espiando su teléfono móvil desde el martes. Es de empresa, así que tengo acceso directo a la ubicación de Moxie en cualquier momento. Se que no me ha mentido respecto a estar en el restaurante, se pasa toda la mañana en él, imagino que trabajando. Por la tarde suele haber más movimiento. Pero a partir de las siete, más o menos, se queda en la ubicación en la que es su antigua casa.

Pero hoy es distinto. Me salta un aviso a eso de las nueve de la noche, observo el punto moverse por el mapa y veo como se para en un bar minutos más tarde. Un bar... puede que haya quedado con antiguos amigos para tomar algo. A pesar de querer pensar eso, no puedo evitar desconfiar igual que no puedo evitar estar jodidamente preocupado. Desde hace días la noto rara conmigo. ¿Y si se está echando atrás? ¿Y si ya no quiere nada conmigo?¿Y si se está viendo con otro? Necesito hablar con ella del tema, aunque no sé cómo abordarlo.

Sigo mirando la pantalla con el punto de la ubicación. ¿Y si le pasa algo? ¿Y si necesita ayuda? Me muero por dentro. No sé qué cojones hacer.

A la mierda.

Me subo al coche y comienzo a conducir. Mi estado de ánimo es todo un reto estos últimos días, estoy en un maldito circulo vicioso. Siento una presión tan abrumadora que lo único que quiero es verla a ella.
Tardo dos horas clavadas en llegar hasta el bar. El local parece que sale de alguna película de mala muerte. Para nada es a lo que estoy acostumbrado. Los pelos se me ponen de punta al salir de mi coche y notar el aire que cada vez es más frio mientras avanza la noche. Son casi las doce, a finales de septiembre, rodeado de bosques y voy solo con una camiseta de manga corta blanca y unos tejanos oscuros. Así que sí, noto el puto frio. Me quedo frente al local sin atreverme a entrar. ¿Querrá verme? ¿Qué maldita excusa voy a ponerle? "Hola pasaba por aquí..." o "vaya! Qué casualidad..." ninguna excusa de mierda sería valida. Pero he conducido dos malditas horas hasta aquí y ya no puedo echarme atrás. Así que abro la puerta.
El lugar apesta a rancio y a alcohol, y apenas parece haber gente de mi edad. No tardo mucho en verla a ella. Esta guapa, como siempre. Con ese cabello rojo suelto, salvaje. Y entonces veo a ese tipo a su lado, le dice algo al oído mientras ella ríe y tiene una mano en su culo. ¿Qué cojones está pasando? Ella se gira y me ve.

A la mierda otra vez.

Me dirijo rápidamente hacia ellos, apenas le dirijo a ella una mirada, ni le pido una explicación, ni mucho menos. Mis ojos solo ven al tipo que la está sobando.

-¿Qué coño te crees que estás haciendo, tío? - me sale decirle.

-¿Quién cojones eres tú? - contesta poniéndose chulito.

Soy el tipo que le ha metido un puñetazo en su cara. Porque sí, mi puño sale disparado hacia él sin poder detenerlo, directo a su mandíbula. Mi autocontrol se evapora. Normalmente me controlo mucho, pero ver a ese gilipollas tocando a mi chica... ¿Mi chica? La miro a ella que corre a socorrer a su acompañante. Pero el hombre la aparta levantándose con agilidad y salta encima de mí. Y eso me enfada aún más.Nos enzarzamos en una pelea a base de empujones y puñetazos mientras escucho algún grito. Comenzamos a rodar encima del suelo de madera, noto la suciedad pegándose a mí mientras damos vueltas. Finalmente consigo zafarme y colocarme sobre el enorme afroamericano y le doy un puñetazo tan fuerte en la cara que lo dejo atontado en el suelo. Me levanto a trompicones de encima de él. Estoy sangrando. Cierro los ojos, necesito respirar algo que no sea este ambiente rancio. Les doy la espalda mientras veo a Moxie darle un pañuelo al tipo para que pare la hemorragia que tiene en la nariz. Cuando estoy a punto de salir por la puerta ella me estira del brazo y me grita que pare, pero acabo saliendo del bar con ella detrás mío. Estoy a punto de meterme en mi coche cuando Moxie se mete en medio y me impide abrir la puerta.

Moxie #Stone1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora