XIX. Desastre

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— Padma, por el amor de Dios, es obvio que estás embarazada. — Dijo la mujer con alegría al otro lado del teléfono de mano. — Hazte una prueba para estar más segura, pero todos los síntomas indican lo mismo ¡Que felicidad mi niña, mi primer nieto! — La mujer chilló aturdiendo a la morena, quien apenas la había escuchado se había desplomado en la cama totalmente estupefacta, su mamá era una experta, solo faltaban los exámenes para confirmarlo pero en su interior estaba segura de que lo que ella le decía era verdad. —

— Mamá, no... no sé cómo sentirme... — Susurró suavemente, tocándose con la otra mano su vientre plano en el que creía que estaba la pequeña criatura. —

— Es normal niña mía. — Mencionó más tranquila luego de haberle pasado la euforia. — Un hijo es una bendición pero el ser madre es todo un reto, pero no te preocupes Padma, me tienes a mi para ayudarte con todo. — Respondió amorosa, dándole como siempre el consuelo de madre que a Kajol siempre la hacía tranquilizar. —

— Gracias ma, eres la mejor. — Dijo sentimental, sonriendo al otro lado del teléfono justo cuando había entrado una de las empleadas de la casa alertando a la morena de que había llegado su esposo, haciendo que despegara un segundo el oído del teléfono para gritarle un "Voy en camino" y luego volver con su madre para hablarle apresuradamente. — Gracias por todo mamá, debo irme, llegó Ajay, más tarde me pondré en contacto contigo.

— No hay de que mi niña, cuídate, estaré esperando tu llamada.

La morena colgó justo a tiempo para recibir a su esposo al llegar a las escaleras de la planta de arriba, él apenas la vio se acercó con cariño acariciandole las mejillas y besando su frente.

— Llegué a casa Kajol ¿Como has estado?

Ella sonrió, era ahora o nunca para hablar del tema, no podía dejarlo pasar, ademas, estaba emocionada porque era su primer hijo.

— Tendremos un bebé. — Dijo sonriente, sintiendo la emoción y el orgullo de una madre. — Estoy más que segura de que estoy embarazada.

— ¿Q-Qué, cómo? — Dijo sorprendido el hombre para luego sonreír y abrazarla con cuidado. — Es la mejor noticia que he recibido hoy Kajol, gracias, eres una magnífica esposa. — Dijo con cariño, acariciando su vientre. — ¿Cuántas semanas tienes?

— Mmm no lo sé, me he sentido mal recientemente, apenas hace unos cuantos días, así que apenas debe estar formándose. — Respondió ya más tranquila, sonriendo. — Iré a hacerme exámenes mañana para confirmarlo.

— Me alegra que estés tomando todo con precaución, te mandaré un auto para que te lleve y te recoja. — Mencionó tomando su rostro para plantar un suave beso en sus labios, no muy profundo sino más bien rutinario. — Y bien ¿Mi comida? Muero de hambre.

La felicidad estampada en el rostro de la mujer se desvaneció recordando que su actual esposo no era el amor de su vida, y levantando su rostro recobró la compostura para responderle.

— Ya está en el comedor Ajay, una vez termines, las empleadas me ayudarán a organizar todo ¿Está bien? Iré a mi recámara, buenas noches. — Comentó antes de besar su mejilla y retirarse mientras pensaba en cuánto desearía que aquel fruto en su interior fuera de un hombre que amara y que la quisiera también. —

La noche pasó rápido y silenciosamente se hizo de madrugada, casi igual que todas las mañanas la morena repitió la misma rutina y cuando hubo preparado todo se enlistó para hacerse los exámenes, afortunadamente todo salió relativamente bien y se confirmó que estaba embarazada de 2 semanas lo cuál fue una alegría para ella y para su familia, a quienes llamó apenas escuchó la noticia; sin embargo, fuera de la felicidad que traía el nuevo ser, el doctor le había dicho con bastante sentido estricto que debía llevar aquel embarazo con tranquilidad, que no debía estresarse pues sus hormonas estaban algo descontroladas desde hacía un tiempo y eso podría ser dañino en el desarrollo del bebé, así que le prohibió totalmente cualquier emoción negativa; por supuesto, la morena tomó con positivismo la recomendación del doctor y le dijo que no se preocupase pues su vida era bastante tranquila, y él, no sin antes recalcárselo una vez más, la dejó ir.

Te has enamorado querido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora