Paciencia

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-Por favor, aguanta un poco mas, ya casi llegamos ¡sólo un poco más!- imploraba Freen desesperada.

Veía como la aguja del combustible llegaba casi al 0.

Ya podía visualizar la casa a lo lejos, pero aún debía perder altitud, y necesitaba los motores en funcionamiento. Había subestimado la distancia que había recorrido hasta la cueva donde había encontrado a Rebecca, y qué tan lejos estaba su hospedaje. Eran casi 100km.

La chica rescatada no había recobrado el conocimiento en ningún momento, Freen había intentado en vano llamarla para despertarla, pero no hubo caso.

Afortunadamente el aterrizaje fue exitoso y sin sobresaltos, el combustible había alcanzado justo para poder llegar.

Freen se cargó a Rebecca al hombro, sacándola de la avioneta e ingresando a la casa. Si bien no era una atleta, contaba con un buen estado físico, y sus músculos fortalecidos por las tareas rudimentarias de cortar leña, recoger las hortalizas y mover los fardos de heno para los animales.

Ya dentro de la casa, acomodó a Rebecca en su cama. Sólo había una habitación, así que si no despertaba, claramente Freen iba a dormir en el sillón, aunque no le molestaba mucho. En ese momento estaba más preocupada de qué debía hacer para reanimar a la chica.

Volvió a revisar la respiración de Rebecca y los latidos. Se sentían un poco mas fuertes (aunque bien podría ser que Freen ahora ya no estaba bajo los efectos de la adrenalina) y podía percibir el movimiento de su pecho inhalando y exhalando.

Comenzó entonces a examinar las heridas: tenía un fuerte golpe en el cuero cabelludo, aunque la sangre parecía que ya no estaba corriendo, y se había secado. El corte de la ceja aún sangraba un poco, al igual que algunas heridas en las piernas. El rostro estaba hinchado, y ya se empezaban a notar los moretones. Freen volvió a mirar la identificación que había encontrado, esta vez prestando mas atención a la fotografia en ella.

-Definitivamente eres tú. Eres muy bonita. Sólo espero que tu rostro pueda volver a ser el de antes.- expresó con pesar Freen en voz alta, como si Rebecca pudiera escucharla.

Salió de la habitación en busca de su botiquín. Si algo había aprendido, es que nunca se tienen suficientes suministros médicos. Prácticamente contaba con una farmacia en la mochila roja: gasas, algodón, antiséptico, alcohol, analgésicos, vendas, cinta adhesiva, kit de suturas, algunos antibióticos, cremas anestésicas y demás cosas.

Volvió a la habitación con los implementos y se detuvo en seco, abriendo mucho los ojos cuando cayó en la cuenta de lo que debía hacer.

Debía sacarle la ropa.

A una completa desconocida.

Que estaba inconsciente.

Freen tragó en seco mirando a Rebecca que seguía sin despertar.
Tenía muchas heridas, varias de ellas en las piernas. Iba a ser imposible curarla y desinfectar sin quitar el pantalón. Pero...¿qué pasaría si se despertaba mientras estaba desnudándola? ¿O qué va a pensar cuando se despierte y se dé cuenta que una completa extraña la había despojado de su ropa? ¿Se enojaría? ¿La acusaría de haberse propasado?

Lo meditó durante unos minutos, hasta que concluyó que era una situación de emergencia. Iba a hacer todo lo que esté a su alcance para que la chica sane, aunque eso implique desnudarla.

Comenzó por lo más sencillo: curar la herida de su cabeza. Prácticamente ya estaba cerrando por sí sola, pero intentó limpiarla lo mejor posible para evitar infecciones. También se dedicó bastante tiempo a limpiar las heridas de su rostro. Después tendría que aplicar compresas de hielo para bajar la inflamación. Aplicó gel anestésico sobre la ceja para poder hacer algunas suturas, ya que el corte era profundo. También vió que habia un corte profundo en el brazo, pero prefirió encargarse de eso después, ya que al tener que desvestirla y volver a ponerle ropa, posiblemente arruinara el trabajo de curación que pudiera hacer sobre el brazo.

Antes de quitar el pantalón, decidió que sería mejor primero quitar su camiseta. Estaba ya arruinada, asi que era mas cómodo simplemente cortarla. Tomó las tijeras y realizó un corte longitudinal.

-¡Mierda!- exclamó Freen avergonzada, con la boca levemente abierta.-¿¡Por qué no estás usando un sostén!?-reclamó cubriendose los ojos, como si la chica pudiera escucharla o responder.

Freen no se esperaba que Rebecca no estuviera usando nada debajo de la camiseta. Creyó que remover los pantalones sería la parte difícil. Quitó sus manos de los ojos, sin poder evitar sentir un intenso calor recorrer su cara.

Para colmo, teniendo los pechos de su "paciente" a la vista, no podía dejar de verlos.

Eran perfectos. Ni muy grandes, ni muy pequeños. Se veían suaves, casi esponjosos. Con la piel blanca cremosa y los pequeños pezones rosados. Casi daban ganas de sostenerlos con sus propias manos...

-¡Contrólate Freen! La pobre chica está inconsciente, ¡no puedes estar pensando así!-se reprendió a sí misma, mientras buscaba rápido una remera suya para poder colocarsela a Rebecca. Tomó una sencilla camiseta blanca holgada del armario. Revisó si había alguna herida para sanar, pero al parecer no había sufrido golpes o rasguños en el torso.

Freen no pudo evitar notar que Rebecca tenía un cuerpo hermoso: un abdomen plano, ligeramente marcado con un piercing en el ombligo que la hacía ver muy sexy, la cintura pronunciada y los pechos coronando la perfección.

La aviadora tuvo que tragar en seco de nuevo y sacudir su cabeza para retomar su labor. Colocó el cuello de la camiseta con sumo cuidado por su cabeza y pasó los brazos por las mangas hasta terminar de vestirla.

-Bien, ahora los pantalones. Espero que si tengas ropa interior allí-dijo en tono de broma a la chica inconsciente, pero con un dejo de nerviosismo.

Desabrochó el botón, y bajó la cremallera. Deslizó la prenda por sus caderas y el resto de sus piernas, encontrándose con una tierna ropa interior rosada. A pesar de los golpes, sus extremidades eran tan perfectas como el resto del cuerpo. Torneadas, suaves y largas. Puso toda su voluntad en no detenerse a admirar las piernas de la chica, y simplemente se ocupó en la labor de curar las heridas, que eran varias.

Una vez que terminó, le colocó un short que ella usaba para dormir. Luego fue a buscar unas compresas para colocarlas en el rostro de Rebecca.

Ya estaba anocheciendo, y Freen no había ingerido comida en casi todo el día. El cansancio estaba cayendo con todo el peso de las emociones del día. Mientras miraba como Rebecca continuaba durmiendo, volvió a mirar la fotografía en su identificación. Había algo en su cara que le resultaba familiar, como si ya la hubiera visto antes.

A pesar de la curiosidad que le causaba la sensación, tenía cosas más importantes para pensar: ¿qué iba a hacer con ella? ¿Y si no despertaba? ¿Y si tenía hemorragias internas que ella no era capaz de detectar? Aún seguía sin saber donde estaba el hospital mas cercano, y además no tenía idea si tendría caminos en condiciones para poder ir con la camioneta. Tampoco podía irse con la avioneta en busca de ayuda y dejar a Rebecca sola, ¿y si se despertaba mientras ella no estaba?

La cabeza ya le daba vueltas de tantas incertidumbres. Una cosa era segura: por el momento, esa noche, no había nada mas que pudiera hacer, ya había hecho todo lo que podía.

Pese al hambre que sentía, decidió que lo mejor era prepararse un té, comer algo de pan, y dar por concluido el día.

-Sólo me queda esperar a mañana- se dijo a sí misma con resignación.

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Hola amigues freenbeckianos (? hasta aqui llegó la maratón para debutar esta historia.

Si la estan disfrutando, voten asi sé que voy en la dirección correcta!

Nos leemos luego!

Fuerzas naturales | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora