Capítulo 4

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El aire fresco golpeaba sus mejillas de una manera que solo el West Coast podía hacerlo. Una sonrisa brilllante saltó en su cara en el momento en el que la brisa del mar golpeó su nariz y le erizó la piel. Su madre iba conduciendo mientras la radio reproducía canciones que a ambos hermanos les encantaba y solían cantar a todo pulmón cuando eran adolescentes.

- ¡Leave America! - gritaron los chicos sentimentalmente siguiendo la línea de memoria - ¡Amo a ese hombre!

Wonwoo rió a carcajadas. Jimin creció tanto en aquel tiempo que era dificil reconocer a la chica insegura de cabello negro y mechas rubias que solía salir a escondidas de casa cada noche. Llevaba el cabello negro en su totalidad y aún más largo que antes, el rostro estaba limpio en maquillaje y sus ojos que antes estaban apagados todo el tiempo brillaban como las luces de la carretera. El auto dobló por una entrada nueva que el reconoció como la casa de su madre. Dos plantas y un jardín bien cuidado se veían a simple vista. Wonwoo cargó con sus maletas y siguió a las dos mujeres dentro de la casa. Olía diferente y familiar a la vez. El blanco era el protagonista de la casa y la organización lo dejó casi boquiabierto. Dejó sus zapatos en la entrada, costumbre que había adoptado mucho más tarde, y observó con orgullo y alegría como todo era diferente.

Su madre era una diseñadora medianamente reconocida en California pero famosa en Corea del Sur. Kang Seulgi, ahora de 45 años, envejeció como el buen vino y finalmente pudo ocuparse de darle a sus dos hijos el futuro que merecían. Las fotos de Wonwoo y Jimin juntos adornaban la chimenea y varios lugares del pasillo y la escalera. Cada detalle era para sus retoños y eso hizo sonreír a Wonwoo. Él no culpaba a su madre por abandonar a su padre, nunca lo hizo, solo resentía él no haber huido hacia su casa por sus miedos.

- ¿Te gusta? - preguntó su madre – Sé que no es algo a lo que estás acostumbrado pero, espero que consideres esta casa tu hogar.

Él dió dos pasos y agarró a su madre entre sus brazos cubriéndole en un abrazo. La mujer era la persona más fuerte que él había conocido en su vida y la amaba simplemente por estar ahí aunque se suponía que no podía.

- Me encanta, gracias – sonrió y besó su cabeza - ¿Fue la que diseñaste?

- Sip. Antes de que tu padre me los quitara esta era la casa que construí para ustedes.

Él asintió y ella lo guió por cada rinconcito de la casa. Pudo sentir lo doloroso que había sido para ella no poder estar con sus hijos y el reflejo estaba ahí. En la planta baja estaba la sala, el recibidor, la cocina y la puerta trasera daba a una piscina gigante. Las escaleras para la segunda planta estaban entre la cocina y la sala así que Wonwoo subió sus maletas poco a poco a su nueva habitación. La segunda puerta de la derecha era toda de Wonwoo.

Parecía más un pequeño apartamento por lo espacioso. La cama yacía a la izquierda completamente desnuda y junto a ella dos pequeñas mesas de noche igual vacías. La habitación se coloreaba de blanco en las paredes y madera gruesa en el resto del mobiliario. Agradeció el hecho de ser él quien decorara su propio lugar y entró colocando todo lo que trajo.

- ¿Lo ordenarás todo ahora? - Jimin llamó la atención desde la puerta – Imagino que sí.

Asintió abriendo las ventanas permitiendo el aire entrar. ¡Incluso tenía un balcón con la vista de la comunidad! Jadeó con emoción y miró a su hermana sorprendido.

- ¡Esto es hermoso! - mordió el labio y sacó una foto con su teléfono – No llevo ni un día y ya amo estar aquí.

- A mi también me sorprendió lo familiar que se sentía todo – expresó la chica antes de irse – Te dejo para que te acomodes.

Wonwoo asintió sin prestarle atención y continuo mirando el paisaje. Las palmeras verdes se veían a lo lejos pero aún así era fascinante. Se sentía como si hubiera estado fuera de California casi toda su vida y solo fueron cuatro años. Entró a la habitación y comenzó a deshacer las maletas. Sería la segunda vez que comenzaba de nuevo aunque esta vez, con su familia. Cuando se mudó a París por sus estudios tenía un miedo absurdo porque el francés se le daba fatal. Solamente había tenido un año para aprenderlo medianamente y aún así, le fue difícil los primeros tres meses.

Ahora, sin embargo, empezar en el país que vio sus mejores y peores momentos como una nueva persona lo llenaba de un orgullo inmensurable. Vistió la cama con los aditamentos que trajo de Francia y reordenó la habitación a su gusto. Anotó en su teléfono ordenar un nuevo escritorio e invertir en más equipos electrónicos para trabajar.

Bajó a las 8 de la noche cuando el grito de Jimin sobre la pizza a domicilio despertó su estómago. Cambió su ropa de vuelo por un par de pantalones sueltos de lino y una camiseta vieja. Tomó sus gafas y se sentó junto a su madre en la isla de la cocina.

- Hay coca cola y jugo de frutas en el refrigerador – Jimin le extendió un plato y él optó por una coca cola – Es de peperonni, doble queso y tiene algo de salmón.

- Gracias hermanita

- ¿Qué tal te acomodaste? - preguntó su madre – Espero que no tengas que comprar muchas cosas.

- Me traje muchas cosas de las que usaba así que exceptuando mobiliario para montar mi ofi/estudio todo esta perfecto – contestó – Ah, y nuevas cortinas y lámparas para leer en la noche.

- ¿Tienes alguna deadline en estos días? - curioseó Jimin – Hace tiempo que no me dices nada de tu trabajo

- Yo vivo en una deadline constante – se encogió de hombros – Pero nada considerable en este momento. Pedí dos días para estabilizarme bien aquí y luego podré correr.

- Mamá leyó el último libro que editaste – soltó la chica – A la tía Kim también le gustó.

- ¿Dejaste que la tía Kim leyera mis ediciones? - parpadeó lentamente - ¿Acaso ella...?

- Todos los Kim leen lo que publicas en la web, Wonwoo – su madre decidió interrumpir – Creo que Jiyeon tiene un estante dedicado a tu trabajo.

Tragó saliva digiriendo la emoción. Le sorprendía que ellos le apoyaran y le leyeran porque, bueno ya no era parte de la familia precisamente, aún así era un apoyo que no sabía necesitaba. Se preguntó si él los había leído. Era extraño que se leyera en pedazos de sus obras pero a veces no podía evitar pensar que en dónde estaba también le apoyaba.

Terminó su pizza y agradeciendo por la comida subió las escaleras a su habitación directo al balcón. Atardecía en California y su ser estaba intranquilo. No se había atrevido a preguntar más acerca de los Kim pero, quería saber. Necesitaba que le dijeran que aquel que ocupaba su mente recordaba cada momento que estuvieron juntos y que le fascinaba todo lo que para él era.

Suspiró cuando el Sol se escondió y la brillante luna apareció imponente sobre el cielo. Cerró los ojos deseando que la vida le regalase otra oportunidad para verle y finalmente poder decir lo que su corazón guardaba.

Summertime (Meanie) [Terminada]Where stories live. Discover now