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【Junio 13, 2010】

— ¿Y a ti qué te pasa? —el rubio aparta la vista de su hija para prestarle atención a Draken.

— ¿Por qué? —solo le estaba dando de comer a su niña, la pregunta lo sacó un poco de base.

—Te siento extraño desde el día que Emma comenzó a comer las papillas. —el alfa tiene la sensación de haberlo visto de esa manera hace un tiempo, pero por querer darle su espacio nunca le preguntó. La verdad es que no estuvo mal por mucho tiempo, por lo que pensó que fue algo de nada, le preocupa verlo otra vez de la misma forma.

—Mi abuelo habló conmigo hace rato mientras me pesaba, me dijo que puedo comenzar a trabajar en cuanto quiera. Parece que me estuvo observando cuando entreno y cree que ya tengo la suficiente condición física.

—Pero eso no tiene relación con lo de hace días, además, es bueno, ¿no? Querías comenzar a trabajar.

—Sí quiero, pero... —no puede evitar dirigir la mirada hacia su bebé— siento que no estoy listo, para nada de lo que está pasando. —el pelinegro se sienta su lado dispuesto a escucharlo—. Distraes a Emma.

Desde hace unas semanas la pequeña comenzó a ser más consciente de su entorno y, por ende, a distraerse con todo. Mikey debía encerrarse solo para que su hija se dedicara únicamente a comer.

El padre de la niña acercó su mano a ella y acarició su mejilla, la pequeña le sonrió sin despegar su rostro del pecho de su madre.

— ¿Y bien?

—No sé bien cómo explicarlo, creo que estoy un poco triste porque Emma está creciendo. Antes era cansado ya que debía estar acostado con ella o no tomaría su siesta, a veces quería ir al baño y no podía debido a que empezaba a llorar, pero cuando comenzó a quedarse en su cuna sin dar una sola queja, sentí que ya no necesitaba de mi presencia, lloré varias veces por eso. No sé por qué cuando la vi comiendo algo que no fuera producto de mi pecho, tuve la misma sensación, pronto ya no necesitará de mi para alimentarse y quiero aprovechar todo el tiempo posible que tenga a su lado.

—Y Mansaku te dijo lo del trabajo. —el omega asiente.

—Ya de por sí la idea me desagrada. En serio que quiero trabajar, tendremos más dinero para Emma y no dependeremos solo de ti, sin embargo, no quiero separarme de ella, pensé que estaría bien, el dojo está al lado de la casa y podré verla en cualquier momento, pero no puedo darme el lujo de alimentarla siempre que ella quiera, mi abuelo tendrá que darle biberones porque tampoco es que coma mucha papilla aún.

—Te da miedo. —el omega le ofrece una ligera sonrisa, dio en clavo.

—No sé cómo lo haces, Kenchin. Te vas temprano todos los días y vuelves hasta casi la noche.

—Probablemente la costumbre. Trabajaba desde antes de que naciera Emma, luego lo vi como un deber, ella merece lo mejor y como sus padres tenemos que dárselo. Aunque créeme que te entiendo a la perfección, no me gusta tener que dejarlos cuando debo ir al taller, me gustaría poder quedarme a su lado todo el día.

—Me siento vacío siempre que tiene un avance y deja de depender de mí.

—Bajo mi pensar es natural, ¿sabes? Es tu lazo con Emma, sea como sea las mamás siempre tienen una enorme relación con los cachorros, pero probablemente debas comentárselo a tu psicólogo para asegurarte de que está bien lo que sientes. —después de todo seguía en tratamiento. El rubio asiente ante la idea.

—Te amo, Kenchin, aunque por ahora no puedo demostrarlo.

—Lo sé, te amo también, a los dos.

I'm with you. [Drakey/omegaverse]Where stories live. Discover now