CAPÍTULO IV

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CHLOÉ:

—Entonces dígame, ¿cómo fue que encontró a la señora Audrey? —me preguntó de nuevo el oficial de policía local, sosteniendo en manos una pequeña libreta y una pluma. 

Pero yo estaba en blanco, sin poder procesar aún lo que estaba sucediendo.

Mamá estaba muerta, y según el oficial frente a mí, había sido un accidente, ya que había sangre en una esquina del buró y el golpe en la cabeza de mamá lo hacía más evidente.

Di mi declaración, diciendo nada más que la verdad, habíamos discutido y ella se encerró en su habitación, hablé con Adrien y después me fui a mi habitación de la cual no salí hasta la hora de la cena, y al parecer nadie más había visto a mi madre en ese tiempo hasta que yo decidí ir a verla.

Todo era tan extraño y estaba sucediendo tan rápido que ni siquiera podía llorar aún, era como una mala broma.

—Escuche, por suerte hay un nuevo detective que viene de la gran ciudad y viene en camino, aunque dudo que haya mucho que podamos hacer ya que todo parece ser un accidente.

Un accidente, los accidentes ocurren pero…

¿Por que sentía que había algo más turbio y sospechoso detrás de esto? 

Si ataba cabos, todo sucedió después de la llegada de alguien que no quería mi mamá en esta casa. Sí, hablaba de Zoe.

La busco con la mirada en la sala de estar, donde estamos todos, y la encuentro apartada en uno de los rincones, apretando los labios y hundiendo levemente sus dedos en su brazo mientras está observando como papá da sus declaraciones.

Su mirada se encuentra con la mía y tarda varios segundos en desviar la vista.

—No sé preocupe, haremos todo lo que esté en nuestras manos para darle tranquilidad a usted y su familia.

Sus palabras revuelven mi estómago, pero solo me quedo callada y asiento con la cabeza en respuesta mientras que el oficial se aleja.

Intento acercarme a Zoé, pero Adrien y Gabriel se interponen en mi camino, el primero abrazándome sorpresivamente para darme consuelo.

Y aunque me toma desprevenida por algunos segundos, acepto el abrazo.

—Lamento todo esto Chloé, no puedo imaginarme cómo es que te sientes.

—No tienes que preocuparte por cualquier trámite Chloé, le dije a tu padre que yo haré todo lo que está en mis manos para ayudarles— habló Gabriel después de Adrien.

Lo miré con detenimiento. Gabriel siempre había sido serio y bastante reservado, incluso Adrien lo decía, fue por ello que cuando me enteré que tuvo un amorío con mi madre, simplemente no lo podía creer.

No dije nada, por mamá, por papá, por Adrien e incluso tal vez por Marinette. Ya no estaban saliendo, creí que no importaría después.

Pero ahora que me estaba hablando, por alguna razón, me sentía enojada con él.

Por fortuna, la interrupción de alguien más impidió que dijera algo indebido.

—Buenas noches— giré la cabeza en su dirección, mis labios se abrieron un poco al ver un rostro conocido. Él también me miró con evidente sorpresa mientras terminaba de acercarse—. Me llamo Luka Couffaine, detective.

—Gabriel Agreste, amigo íntimo de la familia— se presentó Gabriel de primera—. Ella es Chloé Bourgeois.

Yo miré a Gabriel con molestia, pero me quedé callada incluso cuando él dijo que se retiraba junto con Adrien y Marinette.

EN EL HIELOWhere stories live. Discover now