03

16.1K 2.1K 247
                                    

Entre el sueño, JiMin escucha fácilmente como alguien camina por la sala de su departamento, y los pasos se escuchan cada vez más cerca de su habitación.

El rubio balbucea algunas cosas y luego abre los ojos al sentir que alguien a abierto la puerta de su habitación. Suspira con pesadez y vuelve a cerrarlos, dispuesto a seguir durmiendo.

Después de todo, ya sabe quien es.

YoonGi ha estado haciendo lo mismo de hace unas semanas, tres para ser exactos, tres semanas en las que el mayor entra a su casa como si fuera suya. JiMin no entiende como le hace, pero cada vez que él compra nuevas cerraduras para su puerta, YoonGi siempre logra abrirlas.

Así que ya no repela nada. La primera vez que el pelinegro entró en su departamento mientras él dormía, casi le da un infarto porque lo había agarrado desprevenido.

Después de eso, le había dicho que si quería ir a su departamento tenía que avisarle al menos con anticipación, y no llegar en la madrugada.

JiMin siguió durmiendo, ignorando la presencia de la otra persona en su habitación, la cual podía sentir que estaba paseándose de aquí para allá, viendo todo el lugar y observando a través de su ventana.

El rubio realmente intentó volver a dormir para poder llegar mañana a sus clases. Pero la sola presencia, o el simple hecho de saber que Min YoonGi estaba ahí, no lo dejaba dormir tranquilo.

Bien, el tipo estaba para chuparse los dedos, pero no podía dejar de lado que un hombre traficante y nada inocente para todos. Tal vez el simple hecho de ser consciente todavía sobre eso, era lo único que le hacía retener su impulso de lanzarse encima de él y besarlo.

Tres semanas habían pasado y Min YoonGi sólo iba a su departamento, pero nunca intentaba nada más.

La verdad es que se estaba acostumbrando demasiado rápido, lo peor de todo es que ya la parecía normal y común tener a YoonGi en su departamento. Se supone que no debía sentirse así, no debía esperar anhelante en su interior que YoonGi llegara a su casa.

A veces le gustaría mucho sentarse a hablar con él y preguntarle qué diablos pasaba por su cabeza.

Dejando de lado sus pensamientos, se quedó profundamente dormido después de abrir un poco los ojos y ver por última vez la figura de aquel hombre a lado de su cama.



—— 🥀 ——



—Un segundo, ¿te quejas de tener a un tipo en tu casa todo el tiempo...? ¿pero no te quejas de que ese tipo sea al que le hayas chupado la polla?— Seokjin no pudo evitar reír cuando terminó de plantear esas preguntas a su amigo —, que mierda Park, deberías ser mejor que eso.

—¡Lo sé! Pero él... él es extraño, me confunde mucho, ¿sabes? llega de imprevisto y en más de una ocasión he sentido que quiere decirme algo pero al final, no lo hace — suelta un quejido fastidiado por la situación —, es decir, si hablamos y todo, pero a veces siento que intenta decirme algo más importante, pero luego se retracta. Es muy raro.

—Más raro tú que lo dejas quedarse en tu departamento, ¿por qué no le dices que se vaya y lo sacas a patadas?

—Uh... es complicado.

JiMin trata de ignorar la pregunta de Seokjin, no quiere contarle la verdad, pues eso significaría tener a un Seokjin alarmado, llamando a la CIA o a la DEA para atrapar a Min YoonGi, y... mierda, por extraño que fuera, no quería eso.

—Debo estarme volviendo loco. — Probablemente me lavó el cerebro cuando le chupe la polla.

Seokjin frunció las cejas ante sus palabras, quiso preguntarle por qué decía eso, pero en cuanto lo hizo, la puerta de la cafetería fue abierta un tanto abruptamente.

Ambos chicos observaron al recién llegado.

Era un tipo alto con buenls músculos y moreno de mirada fría. JiMin lo recordó, él era el hombre que vino con YoonGi con la segunda vez que encontraron.

—¿Tu eres Park JiMin?— preguntó el tipo, el rubio asintió y Namjoon le hizo una seña —, necesito hablar contigo, es algo relación con Min.

Con el simple hecho de escuchar su apellido, le fue fácil saber que es lo que sucedería después. Namjoon dijo algo sobre no acercarse al mayor, no darle motivos para seguirlo viendo, además de que insultó su forma tan barata de conseguir hombres y lo inculpó diciéndole que seguramente él había planeado robar el maletín en el aeropuerto porque quería una excusa para hablar con YoonGi.

JiMin se sintió indignado, ni siquiera era bueno para planear algo como eso.

Tener a ese hombre de apellido Kim en la cafetería, diciendo mierda y más mierda sobre él sin conocerlo, sólo le dejó en claro dos cosas, a Kim no le agradaba que su jefe estuviera pasando tiempo con un niño universitario, y que además de ser un idiota con muchos músculos, era un jodido clasista de mierda.

Su parte favorita fue cuando Seokjin se dio cuenta de lo incómodo que estaba hablando con aquel tipo, y le pidió a Namjoon que se fuera de su cafetería.

JiMin tenía miedo de que aquel hombre hiciera algo en contra de su amigo y jefe, pero le resultó realmente divertido ver como Seokjin casi agarraba el palo de la escoba para sacarlo de ahí, después de recibir notables amenazas por parte de Namjoon, diciéndole que no le convenía provocarlo.

JiMin no podía negarlo, Seokjin era una persona realmente fuerte y dura cuando se lo proponía.

Además, sabía Taekwondo.

Después de esa extraña visita por parte de Kim, el rubio llegó a su hogar esperando descansar, cenar algo y tal vez dormir temprano. Pero grande fue su sorpresa cuando al llegar, vio a Min sentado sobre su sofá una vez más.

Le sorprendía verlo tan temprano en su departamento,ya que por lo regular el mayor siempre llegaba en la madrugada cuando él ya estaba acostado durmiendo.

—¿Qué sucede? ¿por qué estás aquí tan temprano?— JiMin preguntó, caminando hasta el centro de la sala.

YoonGi no respondió, en cambio sólo se levantó de donde estaba, siguiendo su camino lentamente hasta llegar a JiMin. El rubio por un segundo sintió un poco de pánico, quiso encontrar una forma menos incomoda de mirarlo directamente a los ojos. Pero no podía apartar la mirada de él, esos profundos ojos gatunos lo atrapaban tan fácil, y era tan difícil huir de ellos.

JiMin sintió una bola de nervios en formarse en la boca del estomago, doliendo un poco. YoonGi había tomado su nuca con una de sus manos y apretó con algo de fuerza en aquel lugar.

—Oye... — JiMin inhaló profundamente para poder tener el control sobre sus palabras —, no sé que diablos intentas hacer pe-

Sus labios se pegaron con fuerza y con poca delicadeza sobre los suyos, sorprendido por tal acción, intento llevar sus manos hasta el pecho de YoonGi para poder empujarlo, pero no lo hizo, y no lo hizo porque realmente no quería.

Estaba mal, sabía que estaba mal el haber abierto su boca para aquel hombre. Estaba mal querer disfrutar de un beso tan fuerte y sucio como este, pero mentiría si dijera que no lo había anhelado desde que lo vio por primera vez.

Mierda, realmente no estaba entre sus planes haber tomado el maletín equivocado, pero definitivamente había sido lo mejor que le había pasado.

YoonGi se separó de sus labios, apretó el agarre en su nuca, haciendo que un gemido saliera de sus labios. El pelinegro alzó una ceja de manera divertida y JiMin no sabía si reír o llorar.

—Quiero follarte, ¿puedo?— preguntó YoonGi de lo más normal.

JiMin aturdido abrió la boca. —Creí que la gente de tu clase no pedía permiso.

El mayor suspiró, llevó la palma de su mano hasta la mejilla de JiMin y pasó su pulgar sobre la comisura de sus labios, acariciando con paciencia.

—La gente de mi clase hace cosas muy malas, unos más que otros — YoonGi se acercó, dejando un casto beso sobre sus labios —, pero a mí me gusta hacer las cosas bien, sobre aviso no hay engaño ¿cierto? sólo quiero follar, después de eso, no me volverás a ver por aquí, cielo.



GUILTY¹ | YoonMin Where stories live. Discover now