Divorciados pero destinados (Traducción Finalizada)

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Tres meses después de su primera relación sexual y el mismo día de su noche de bodas, Akiomi quedó embarazado de su primer bebé y pronto, dio a luz a una niña bastante hermosa a la que ambos decidieron poner el nombre de "Rin". Eso claro, haciendo uso completo de diccionarios, libros, y pidiendo consejo a sus familiares más cercanos.

Durante su embarazo, Eita fue sorprendentemente dedicado y comprensivo y ahora, a dos días de haber dado a luz, parecía incapaz de pararse a más de un centímetro de distancia de él y no daba señales de querer soltar a la niña. Un Omega hombre tenía más dificultades para desarrollar sus glándulas mamarias que una Omega femenina por lo que el cuidado infantil mixto de "leche materna" y "fórmula" era el camino principal que se seguía hasta llegar a los primeros años de vida. Sin embargo, Akiomi, que estuvo tomando inhibidores muy fuertes desde la adolescencia, tuvo tantos problemas para darle de comer a la pequeña que Eita la había amamantando con ayuda de un biberón todo el tiempo. Además, gracias a que la mantenía en sus brazos desde la mañana hasta la noche, le ayudaba a Akiomi a evitar la enloquecedora falta de sueño que sufría por ser primerizo y a su vez, le otorgaba algo de espacio para recuperarse del dolor. Pero esto solo había provocado que su esposo a veces llegara a sentirse terriblemente mareado al regresar del trabajo e incluso lo encontró varias veces medio inconsciente en el comedor, en el baño o con la cabeza metida en el bote de la leche.

Akiomi se preocupó tanto que dijo que se encargaría al cien de la niña a partir del día siguiente, pero en realidad Eita se negó:

"No, para nada. Acabas de dar a luz hace algunos días así que tu cuerpo no se ha recuperado bien. Además, ya haces un excelente trabajo con Rin en el día. Eso es suficiente"

"Está bien."

De hecho, vivir con la bebé y Eita en un departamento pequeño no era para nada terrible. No, de hecho, ¡De verdad le hacía sentir que eran una familia normal! Eita cuidaba no solo de su hija sino también de la condición física de Akiomi, hablaban más, se frecuentaban cada segundo y, el primer fin de semana después de su recuperación, cuando estaba completamente libre del trabajo, lo llevó a un parque cercano y le dijo que "había planeado estar allí con él para que pudieran disfrutar del "festival de primavera". todos juntos"

Desde que tenía uso de razón, su horario diario había incluido lecciones, juntas, y fiestas con sus padres en las que se quedaba parado en un rincón así que, se trataba de la primera vez en su vida que pudo relajarse, tomar la mano de su esposo y desplegar un bento en el jardín de un parque. Se turnaron para sostener a Rin, que no dejaba de llorar, le tomaron fotografías, la llevaron a alimentar a las aves y caminaron juntos para ver los cerezos en flor. Eita le decía todo sobre el origen del festival, el significado de las flores, lo que hacía cuando era niño y lo que quería mostrarle a la bebé también. Y, mientras caminaban el uno al lado del otro, todavía sonriendo, llegaron a un paseo marítimo cubierto de hojas en el que decidieron detenerse otro rato para poder descansar.

Akiomi rara vez le prestó atención al paso de las estaciones en el pasado pero ahora, con Rin sobre su pecho y logrando cosas muy chiquitas todos los días, el paisaje en constante cambio le había dejado una impresión bastante duradera que intentó conservar para siempre.

Después de eso fueron a la costa. Pasaban navidad en casa de sus padres, visitaban parques de diversiones, centros turísticos y dormían siempre abrazados el uno con el otro y con la bebé en una cuna que habían adjuntado a la cama. Akiomi tenía toda la intención de volver a trabajar dentro de medio año después de dar a luz, pero, antes de darse cuenta, había usado su licencia de maternidad de dos años hasta el último minuto y ya no tenía excusas para quedarse. No pensaba dejar su trabajo porque amaba ser el jefe y sin embargo, tampoco estaba dentro de sus planes separarse de su preciosa familia tan rápido y cuando ya habían logrado tener una rutina casi perfecta ¡Incluso lloró a mares el día que Rin ingresó al maternal!