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Ya había pasado mucho tiempo desde que Akiomi comenzó a negarse a recibir las llamadas de Eita. Finalmente, Rin le entregó una carta que papá había dejado en casa de sus abuelos. Una especie de disculpa muy larga que ni siquiera leyó y que se vio opacada con la idea de lo cobarde que era al usar a su niña para esto.

Tomó la carta para tirarla a la basura, pero Rin le agarró de la mano en su lugar. Era como si estuviera diciendo que tenía que darle una oportunidad a Eita. Sin embargo, ella no sabía ni un poco de todo lo que pasó para llegar hasta esto.

"¿Por qué no escuchas lo que tiene que decir? Papá está muy triste. Nos vio un momento el otro día cuando estábamos con la abuelita y parecía que acababa de llorar."

"¿Crees que papá lloró?"

"Sí, es la primera vez que veo su cara de esa forma. ¿No crees que pasará algo malo si las personas de su compañía lo ven así?"

Él estaba tan enojado que pensó que podía reírse de verlo caer desde la cima. Ahora no tenía ni la energía o las ganas para hacerlo.

"Amor... Entiendo que lo amas y que quieras que todo vuelva a ser como antes pero, no es lo suficientemente bueno como padre para que una niña tan linda como tú se preocupe por él".

El rostro de Rin se nubló ante las palabras de Akiomi. Sus diminutos dedos agarraron su mano con fuerza: "Además, mamá también lloró. Si Sosuke ve esto, se preocupará. Al menos hazlo por nosotros".

Había una pequeña figura de pie junto a la puerta así que accidentalmente comenzó a reír. Se suponía que los niños tenían que pasar el día con su papá pero, básicamente había roto el acuerdo. Ahora solo dejaba que fueran con los abuelos un día y se aseguraba de que Eita no pudiera hablarles.

"Sou-kun, amor. Ven aquí, entra."

Como si estuviera esperando que dijera eso, Sosuke entró corriendo a la habitación y se aventó a su pecho para ocultarse dentro de su saco. Sostuvo a la niña con su brazo derecho y al niño con el izquierdo:

"¿Puedo preguntar algo? ¿De qué lado están ustedes? ¿Prefieren a papá o a mamá?"

Cuando Akiomi preguntó en broma, los dos sonrieron. Luego respondieron de inmediato:

"Ambos."

"¡Yo también! ¡Del lado de papá y mamá!"

"Ya veo".

Después de hablar por un rato, los dos salieron de la habitación para poder hacer sus tareas y Akiomi miró la carta, que tenía la intención de tirar, y terminó dejándola sobre la mesa.

[Hablemos, por favor. Quiero aclarar el malentendido.]

"Malentendido..."

Tres horas más tarde, desbloqueó a Eita y envío un mensaje de aprobación a través de LINE. Inmediatamente se marcó como leído por parte de su ex y apareció un lugar de reunión. El hecho de que reservara específicamente una habitación en un hotel debía significar que esta sería la última discusión que tendrían al respecto. Escribió que llevaría a su abogado pero Eita contestó:

[Solo quiero hablar. Eso es todo. No es necesario un abogado.]

"..."

(No tengo obligación de obedecer, pero... Si voy a golpearlo por última vez, prefiero no tener a nadie viendo.)

Akiomi simplemente respondió:

"Entendido".

Fecha exacta, hotel exacto. Vestido con un traje nuevo y unos zapatos limpios, Akiomi se encontraba en el vestíbulo de un hotel de lujo en el corazón de la ciudad. No obstante, justo antes de entrar en el ascensor, una voz que reconoció de inmediato llegó desde atrás y le gritó:

Divorciados pero destinados (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora