El Sentir

14 1 0
                                    

Hay veces que lo único que hacemos en nuestras vidas es generar sentimientos que no sentimos basándonos en los conocimientos aprendidos, o respecto a las personas que se encuentren en nuestro alrededor. Sentimos amor por cosas que le atrajeron a otra persona, o sentimos pasión por hacer una acción sólo porque nos sale a la perfección debido a la excesiva repetición de la misma. Sentimos que estamos bien porque nos dijeron que lo estamos, cuando ni nosotros sabemos lo que pasa en nuestro cuerpo. Sentimos odio y rencor por cosas que se trasladaron de boca en boca, sin comprobar si era así o no. Sentimos rechazo hacia gente sólo porque han tenido cruces con nuestros seres queridos.

Lo que no hacemos es sentir lo que hay en nuestro interior. Sentir nuestro corazón latir cuando tenemos a esa persona cerca, o a nuestro estomago cuando nos indica que tenemos que tranquilizarnos mentalmente, a nuestros pulmones cuando nos dicen inhala, a nuestra vista cuando lo único que necesita es estar apagada descansando o a nuestro cerebro cuando nos indica que algo hay que realizar o cambiar. Preferimos sentir lo que sienten los demás, o lo que nos dicen que tenemos que sentir cuando en realidad tenemos que escucharnos a nosotros mismos. Somos los únicos que sabemos lo que queremos, lo que odiamos, a quién amamos, a quién detestamos, qué nos agrada y qué nos asquea. Qué nos gusta hacer en realidad, sin pensar en que tan bien nos sale. 

Talvez leamos esto y digamos que sabemos sentir. Pero no es así. Porque vivimos basándonos en la sociedad y en la opinión de los demás. No porque en realidad queramos o decidamos hacerlo, sino por el hecho que crecimos haciéndolo y nuestro rechazo a los cambios impide que olvidemos nuestros aprendizajes para poner la mente en blanco y en empezar realmente desde cero. Nuestro corazón nos grita a través de latidos cada vez que en verdad estamos sintiéndonos bien, pero nuestro cerebro lo opaca con pensamientos negativos que nos inculcaron…

Hay momentos en la vida donde hay que callar nuestro cerebro para poder escuchar nuestros latidos. 

Cuando logramos sentirlos estamos en un lapso de tiempo de relajación indefinido, donde sin importar nada nosotros nos vamos a sentir a gusto con nuestra situación.

El poder escuchar a tu corazón y descubrir a quien amas en realidad. Esa persona cuya fortaleza es tan inmensa, que ni el espació mismo llega a alcanzar su tamaño. Que su valentía rompe murallas que ningún cíclope pudo derrumbar. Que su tristeza no es más que migajas, que marcan el camino recorrido antes de llegar a donde queríamos estar. Que su dolor es parte de una armadura, que ayuda a afrontar lo que este por venir. Que su amor es tan directo, que no hay manera de evitar sentirlo.
La caja de estos sentimientos no es más que un simple cuerpo al que nosotros rechazamos, pero es en realidad la perfección pura, nosotros mismo.

El amor propio es el más poderoso de todos. Cuando logres encontrarlo vas a poder empezar a transitar lo que en realidad tu cuerpo te está queriendo expresar…

Cuando podamos sentir ese amor por nuestro ser. Podemos decir que amamos a alguien más, pero antes no. Si no podés amarte a vos mismo mucho menos vas a poder amar a la persona que tengas al lado. 

Ahora que ya estas listo para poder amar a esa persona, que en realidad te acompaña en cada momento, que te brinda risas y seca tus lágrimas, que te empuja para sacarte del camino equivocado, pero te agarra si te estas cayendo en un poso profundo de confusión. DEMOSTRALO.

Deciles que lo amás y que no podés dejar de pensar en él. Que sin importar qué, siempre vas a confiar en su palabra y vas a brindarle en un espacio en tu hogar para cuando lo necesite. 

Decir que tanto lo amas, hace más real ese sentimiento, y le das a la otra persona ese espacio de abrigo que todos necesitamos... 

          Olazábal, Milton

ReflexionWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu