32⋆

5K 485 60
                                    


Aviso: esto es mera ficción, si está clase de contenido no es de tú agrado puedes saltarte completamente el capítulo y esperar al próximo que será publicados en algunos días.





Megan.

Sus ojos brillaban bajo la luz tenue que adornaba la planta principal de la casa, expresando una infinita lujuria que me volvía loca.

No pasamos más de un minuto dentro de la casa cuando volvió a tomar con fuerza mi cuerpo para acercarlo al suyo. Atacó mis labios con los suyos, saboreando y explorando mi boca con las suya, aumentando la necesidad sexual que invadía mi cuerpo desde hace horas.

puse mis manos sobre su pecho, llevándolo hacia la pared más cercana y así, acorralarlo en la misma aún sin alejarme de sus labios.

Sus manos recorrían mi cuerpo desde mis glúteos hasta mi nuca, eventualmente pasando sus manos por entre mi cabello y moviendo algunos mechones que torpemente caían sobre mi cara e interrumpían la armonía de nuestro beso.

En un movimiento rápido terminé siendo yo quien estaba contra la pared. Aunque a diferencia de él, yo estaba de frente contra la misma, sintiendo la fría cerámica estamparse contra mi cuerpo.

—No tienes idea de lo mucho que amo ver tu cuerpo en esta posición.— lentamente subió sus manos hasta el borde de mi blusa, levantándola lo suficiente para tener una leve vista de mis pechos desnudos. Adentró sus manos en aquella zona, llevándome a terminas deshaciéndome por mi misma de la prenda que de alguna forma, ahora me incomodaba.

Para este punto mis jadeos comenzaban a convertirse en gemidos. Si tacto, por más leve que fuera, me erizaba por completo, despertaba en mí la incontrolable necesidad de sentirlo cada vez más. Mis manos ahora de dirigían al cierre de mi falda para de igual manera deshacerme de ella, pero me detuvo, tomándome fuertemente de las muñecas para llevar mis manos hasta arriba de mi cabeza.

—Dejala, esto me trae muy buenos recuerdos...— susurró contra mi oreja. Escuchar su voz tan profunda y agitada sin duda era una de mis cosas favorita.

Su mano se adentró una vez más por mi entrepierna, embistiendome con rudeza con dos de sus dedos. Un tremendo escalofrío recorrió toda mi espalda, erizandome por completo una vez más, haciéndome gemir sin control mientras mordía el dorso de mi mano para evitar hacer más ruido del que acostumbraba. El me miraba con una pequeña sonrisa orgulloso de ver todo lo que podía lograr en mí con unos cuantos toques, a la vez que rápidamente se deshacía de sus pantalones.

En cuestión de segundos se adueñó de la curvatura de mi cuello, llenandola de un extenso recorrido de besos largos y húmedos, aprovechando para dejar una que otra marca a su paso.

Me tomó bruscamente del cabello, obligándome a echar mi cabeza hacia atrás.

—De rodillas.— ordenó, dejando un pequeño beso sobre mis labios antes de retroceder algunos pasos.

Obedecí sin titubear. Pasé mucho tiempo esperando escuchar nuevamente esas palabras. Me puse de rodillas frente a él, observando atentamente como bajaba sus boxers por sí mismo, mirándome ansioso por sentir mi tacto sobre su miembro.

Acaricié lentamente su abdomen hasta llegar a donde tanto deseaba, tomándolo entre mis manos y moviendo las mismas de arriba abajo antes de finalmente darle paso en mi boca, sintiendo como mi saliva poco a poco se escapa de mi boca ante las fuertes embestidas que él generaba al formar torpemente una coleta para así poder guiar mis movimientos.

Me sentía en el mismo paraíso al escuchar como sus jadeos cada vez eran más audibles para mí. Ambos teníamos un enorme poder sobre el otro, un poder al cual solo le sacabamos provecho cuando de placer se trataba. Los dos amábamos dar y recibir placer, algo que hacía mucho más interesante y excitante cada encuentro que solíamos tener.

𝐀𝐃𝐃𝐈𝐂𝐓𝐄𝐃 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔 | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora