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Al final el director regresó casi de inmediato, le pedí el reglamneto de los más pequeños y me lo dío, salían a las 17:00 hrs, por lo que después que terminen las clases y los estudiantes vallan a sus talleres, tengo una hora para hacer mis quehaceres.

Caminé por todo el colegio, tratando de no perderme.

Volví a la cabaña y pensé en hacerles una colación a los chicos antes de ir a sus talleres.

Abrí el refrigerador, para ver que hacer, y me di cuenta que estaba vacío, no había nada, supongo que es porque no hay guardián, eso quiere decir que los chicos no desayunaban ni merendaban en casa ¿Irían a otra cabaña? Lo preguntaré luego.

Me dirigí a las bodegas, gracias a Dios había pedido un mapa de la escuela y no me costó tanto llegar.

Tomé lo que necesitaría para preparar comida en la semana, solo sería el desayuno, merienda y quizá algo rico para comer los fines de semana.

Regresé y decidí hacer sándwiches para los cinco, los puse en una bolsa de papel junto a un jugo para cada uno.

Salí en busca de los estudiantes para dejarles su colación.

Primero busqué a Dylan, lo encontré con un grupo de estudiantes.

- Dylan. - lo llamo, me mira y viene.

- Señor Miller ¿que necesita?

- Ya te he dicho que me puedes llamar por mi nombre.

- Lo sé,  pero no quiero que piensen que le falto el respeto.

- Nada de eso, si alguien te dice algo, solo dile que yo te he dado permiso y si tienen una queja, que me la hagan saber a mi, no te preocupes por eso.

- Está bien. - dice con una sonrisa.

- Te he traido la merienda, para que no tengas tanta hambre hasta la cena.

- Gracias Adrian.

- ¿Sabes donde están los demás?

- Si, mi hermano está con Thomas, van al mismo taller, asique van juntos.

- ¿Se llevan bien?

- Si, Thomas es un chico agradable, él llegó cuando solo tenía 8 años, al igual que pasa con Chris, le hacían bullying, yo le defendía. Creo que por eso se llevan bien con mi hermano.

- Eres un chico muy noble Dylan, espero que lo seas siempre. - él asiente.

- Si quieres puedo llevarles la merienda, los pasaré a ver antes de ir a taller, espero que no se hayan metido en algún lío.

- Esta bien, gracias.

- A Emma la puedes encontrar en el gimnasio, asiste a taller de gimnasia, aunque ultimamente ha tenido que salir mas temprano por su hermano, espero que contigo sea un poco mas fácil, por lo general los guardianes se encargan de recoger a los más pequeños que están internos.

- Gracias Dylan, portate bien. - me despido de él y él asiente.

Me dirijo al gimnasio y la encuentro haciendo ejercicios de preparación.

- Emma. - le llamo.

- ¿Qué necesita señor? - dice acercandose.

- Soy Adrian Miller, profesor de biología y guardián de la cabaña veinte. - digo extendiendo mi mano.

- Señor Miller, un gusto conocerlo. - estrecha la mano.

- El gusto es mío. Llame Adrian. Tenía muchas ganas de conocerte. En la cabaña eres la mayor ¿verdad? Debe ser difícil controlar a tantos estudiantes.

- Si, soy la mayor. Los chicos se portan bien, al contrario de lo que se dice, no dan mucho quehacer, además ahora estarás tu a cargo.

- Si. - asiento. - Ten. - le paso su colación. - es para que comas algo antes de clase.

- Gracias. - dice con una sonrisa al ver su comida.

- No es nada, es mi trabajo. Por cierto, yo pasaré por Michael, para que estés tranquila.

- Gracias Adrian, es un gran alivio que hayas llegado, los profesores ya estaban cansados de que me vaya a mitad de clase.

- Si, me he dado cuenta que se me necesitaba mucho por aquí. - le remuevo el pelo de forma cariñosa y ella sonríe,  aunque tenga 17 años parece una niña. - ¿Sabes dónde puedo encontrar a Sara?

- No, la verdad es que no la he visto mucho,  se encierra en su habitación después de clases y no sé si tiene taller.

- Bien, gracias, la buscaré, nos vemos después. - le regalo una sonrisa y vuelve a donde estaba. - Sara, aún no te conozco y ya me preocupo por ti. - digo para mi mismo.

Miro la hora y me doy cuenta que queda media hora para ir a buscar a Michael, por lo que me dirijo la zona de los preescolares,  toco la puerta y abre una señorita con delantal estampado.

- ¿A quién busca? - pregunta de mala gana, pero al verme cambia de pose,  sonríe y se toma el pelo.

- Buenas tardes, vengo por Michael Evans. - digo sin miramientos.

- Y ¿Quién es usted? ¿Es el padre de ese adorable niño?

- No señorita, soy su guardián. - sonríe de manera coqueta, y justo en ese momento, sale una señora mayor.

- Oh disculpe, uated debe ser el señor Miller, soy María Anders, estabamos enterados de que vendría hoy. - le pone una cara de regaño a la señorita de antes y esta se va. - Michael viene en un momento, está despertando de la siesta. - me sonríe.

- Oh, bueno. - pasa un minuto y sale Michael caminando y con su pequeña mochila en la espalda.

- ¿Donde está Emma? - dice el niño frotandose un ojo, lo que me causa ternura.

Me agacho a su altura y le remuevo el pelo.

- Hola Michael, mi nombre es Adrian y seré quién cuide de ti, de Emma y de todos los niños que viven en la cabaña.

- ¿Nos cuidará? - yo asiento y el mira a la señora María, esta asiente y el niño se acerca a mí y estrecha su mano.

- Soy Michael Evans, un gusto señor. - quedo sorprendido por su madurez.

-El gusto es mío Michael, puedes llamarme Adrian. - el niño asiente. - Gracias señora María.

- Es mi trabajo, además Michael es un niño muy tranquilo y obediente.- me dice sonriendo y yo asiento.

- Que tenga un buen día. - le digo a la señora María.

Michael me toma la mano y caminamos hacia la cabaña, lo que estaba relativamente lejos.

Miro de reojo como Michael tomado de mi mano, trata de seguirme el paso, pero sus cortas piernas lo obligan a caminar rápido.

- ¿Te cargo? - le pregunto parando.

- ¿Qué?

Al parecer lo desconcerté con mi pregunta.

- Veo que vas corriendo tratando de seguirme además parece que has corrido una maratón de lo cansado que estás ¿te cargo en brazos?

Lo veo pensando unos segundos.

- Está bien. - estira sus bracitos y casi me da un paro cardico de ternuna.

Lo cargo y sigo en dirección a las cabañas.

El GuardiánWhere stories live. Discover now