capítulo 7

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—¿Quiere... —sacudió la cabeza—. ¿Quieres ir a montar?

Él lo miró emocionado.

—¿Me vas a acompañar?

—Si quieres.

—Si quiero —asintió contento.

—Bien —sonrió el pelinegro—. Prepararé a los caballos entonces.

Felix observó como sacaba a White de su cuadra y luego a otro caballo color café. El menor frunció el ceño levemente.

—Hyunjin —le habló.

—¿Sí? —preguntó.

—No estarás pensando que voy a subir a White ¿O sí?

Él lo miró sobre su hombro y le dedicó una galante sonrisa. Felix sintió cosquillas en la panza.

—Es tu caballo, pecas —dijo divertido—. Obvio que vas a subirte a él. Además de que ya te dije que no tienes que tenerle miedo.

—¿Y cómo sabes que no va a hacerme daño? —Quiso saber. Hyunjin les colocó las sillas a los animales.

—Yo mismo lo crié y enseñé todo lo que sabe.

—Así que... ¿Debo confiar en tu enseñanza?

—Claro que sí.

Terminó de acomodar todo y se giró a verlo. Felix lo miró algo nervioso.

— Creo que olvidé cómo montar, Jinnie.

—Tonterías —dijo él y se subió al caballo café—. Ven aquí.

Lentamente Felix se acercó hasta donde estaba. Hyunjin se inclinó un poco y sin el más mínimo esfuerzo lo alzó y lo colocó sobre White. El caballo protestó un poco y él se agarró con firmeza del brazo de Hyunjin. El pelinegro le habló al caballo y al instante este se quedó quieto, Felix lo miró sorprendido.

—¿Siempre es así de obediente? —quiso saber.

—Solo conmigo.

Hyunjin le dio un leve golpecito a su caballo y este comenzó a galopar. Felix miró asombrado como se alejaba y salía del establo. Respiró profundamente y tomó las riendas de White. No era que había olvidado cómo hacerlo, no, solo le faltaba un poco de práctica. Pateó el costado del caballo y este comenzó a andar a toda velocidad. Ahogó un gritito y la luz del sol le dio en el rostro cuando salió del establo. Divisó a Hyunjin a unos cuantos metros, esperándolo. El caballo se dirigió hasta él.

Lo detuvo cuando estuvo cerca. Hyunjin lo miró realmente divertido. El menor se aferró con firmeza y lo miró con seguridad.

—Te juego una carrera —le dijo. Hyunjin arqueó una ceja.

—¿Una carrera? —inquirió.

—Sí —sonrió el rubio—. Hasta el viejo roble.

—¿Aún recuerdas dónde queda? —dijo sorprendido.

—Claro que sí, salvaje.

Él sonrió bobamente. Felix se acomodó mejor y lo miró. Hyunjin también se acomodó.

—Nada de trampas, pecas.

—Jamás hice trampa —aseguró.

—No lo sé, no lo sé.

Él rió divertido.

—¿Listo? —él asintió—. ¡Ya!

White comenzó a tomar ventaja. Sorprendido, Hyunjin, intentó alcanzarlos pero le fue imposible, ese caballo era salvaje.

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