capítulo final

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La luz volvió al lugar, iluminando el departamento y el sector en el cual él estaba parado. Era un sueño, el rubio estaba seguro de eso. El mayor estaba realmente empapado, con un pequeño bolso en la mano. Estaba vestido de una manera diferente a la que estaba acostumbrado verlo. Llevaba una camiseta blanca, que a causa de la lluvia se le pegaba al cuerpo, unos pantalones color crema y unas zapatillas de lona negras. Era un Hyunjin muy despreocupado, vestido de aquella forma. Respiraba como si hubiese estado corriendo mucho.

—Perdón —fue lo primero que los labios masculinos soltaron.

Felix sonrió emocionado y luego se mordió el labio inferior para tirarse sobre él y plantar su boca en la suya.

Hyunjin lo abrazó con fuerza contra él, sintiéndose completamente dichoso de ser amado por Felix. Le respondió al beso desesperadamente. Lo había extrañado demasiado. El menor soltó su boca solo para besarle el resto de la cara, rió por lo bajo y luego el rubio lo abrazó, escondiendo el rostro en su cuello.

—¿No es un sueño, verdad? —le preguntó.

—No, pecas —susurró Hyunjin  mientras le acariciaba la espalda—. No es un sueño, vine a buscarte, no podía seguir viviendo sin ti.

Felix se alejó un poco para mirarlo a los ojos. Debería simplemente arrojarle algo por la cabeza y decirle que no lo necesitaba. Pero... ¡No podía! No podía hacerlo. Porque aquello sería completamente mentira. Claro que lo necesitaba, por Dios, lo necesitaba tanto.

—Ay, Jinnie, te necesito tanto...

—Ya estoy aquí, mi amor —sonrió levemente y acarició su rostro—. Perdóname, por haber sido tan imbécil, Lixie.

—Ya está, ya no me pidas más perdón, ya estás aquí, eso es todo lo que necesito, mi amor, mi vida—. lo besó de nuevo en los labios.

Y aquel suave beso pasó a ser demandante y desesperado. Ambos sabían lo que necesitaban. En ese momento no podían detenerse y ponerse a hablar de todo lo que había pasado. Necesitaban sentirse, ser uno. Felix acercó a Hyunjin un poco más a él, incitándolo a entrar del todo al departamento. El pelinegro dio los primeros pasos, pero entonces recordó que su bolso estaba afuera. Maldita sea, realmente necesitaban controlarse un poco. Soltó los labios dulces de Felix.

—Mi amor, mis cosas—. susurró agitado.

Felix lo soltó al instante y rió algo nervioso. Simplemente se estaba comportando como un desesperado. Él mayor estaba empapado y seguramente cansado por el largo viaje, era un pervertido. Hyunjin tomó su bolso y entró al departamento de Felix. El otro cerró la puerta y soltó un suspiro cuando se giró a verlo. Todavía no podía creer que él estuviera allí.

—¿Quieres darte un baño? —le preguntó. Hyunjin estaba mirando atentamente a su alrededor, aquel lugar era agradable. Él volvió la mirada al rubio.

—¿Qué tipo de baño? —quiso saber.

Felix sonrió.

—Un baño... para poder ponerte cómodo y sacarte esa ropa mojada.

—¿Lo tomaré solo?

El menor sintió cosquillas en su vientre, y en su mente se filtró la imagen de él y Hyunjin en la ducha. Sería grandioso. Aunque ya se había bañado, pero al demonio, no iba a gastarse por un poco más de agua.

—¿Te gustaría que te acompañe? —le preguntó.

—Estoy loco por ello.

Felix sonrió pícaramente y lo tomó de la mano para conducirlo hacia el pequeño baño que aún retenía algo de vapor en su interior. Encendió la luz y giró rápidamente para encontrarse con la boca de su salvaje.

salvaje | hyunlix Where stories live. Discover now