capítulo 15

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Llegaron corriendo al despacho de Donghae e ingresaron para encontrar que Irene estaba arrodillada al lado de él y lo sostenía contra su pecho. Levantó la vista para mirarlos y vieron las lágrimas que corrían por sus mejillas, el corazón de Felix dejó de latir. Su padre no podía estar muerto, claro que no.

—¡Llamen al doctor Seo! —exclamó Hyunjin y se acercó hasta ellos para alzar a Donghae en brazos.

Con una facilidad que sorprendió al rubio salió de allí y comenzó a subir las escaleras, como si su padre no pesara nada. El menor de todos simplemente no podía reaccionar, estaba totalmente ido.

—¿Qué estás esperando? —le preguntó Seungmin—. ¡Sube con ellos!

Asintió tontamente y subió corriendo detrás de los pasos de Hyunjin. Llegó a la habitación de su padre y vio como el pelinegro lo acomodaba sobre la cama. Se acercó hasta ellos.

—Papá —lo llamó y se arrodilló a su lado—. Por favor, papá, despierta...

Donghae no reaccionó. Entonces los ojos de Felix soltaron las lágrimas que había estado acumulando durante todo el camino, su padre lo era todo para él. Y si se iba, el rubio... no iba a soportarlo.

—Tranquilo, Lix —le dijo Hyunjin y acarició su hombro. El otro siguió con la mirada fija en su padre—. Le tomé el pulso, está vivo, solo está inconsciente.

El menor se giró a verlo.

—Me muero si le pasa algo —dijo con la voz quebrada.

Hyunjin se arrodilló a su lado, lo tomó del rostro y lo acercó a él para acurrucarlo contra su pecho. Felix se echó a llorar a conciencia y se apretó más contra él.

—Nada va a pasarle, te lo prometo.

Alguien entró al cuarto. Era Irene, ellos la miraron y se pusieron de pie. Ella se acercó hasta la cama y se sentó al lado de Donghae, estaba pálida y el cuerpo le temblaba.

—Ya viene el médico —dijo apenas audible.

—Mamá, todo va a estar bien —la calmó el pelinegro.

Ella simplemente asintió y miró a Donghae, había ido a buscarlo a su despacho para decirle que si... que se quería casar con él y compartir el resto de los años que le quedaban juntos. Y lo había encontrado tirado en el suelo, inmóvil, con los ojos cerrados. Su mundo se había venido abajo. Ella simplemente iba a morir si al amor de su vida le pasaba algo, él creía que ella ya no lo amaba, cosa que no era cierta. Lo miró y levantó su mano para acariciar su rostro. Siempre iba a amarlo, no importaba el daño, el dolor, los años, Lee Donghae era la otra mitad de su alma.

Seungmin entró corriendo al cuarto, todos se giraron a verlo.

—Llegó el doctor —avisó.

Felix salió rápidamente de la habitación y vio al hombre bastante mayor que terminaba de subir con algo de dificultad las escaleras. Tardó un poco en reconocerlo, pero lo hizo. Ese era el doctor que los atendía a ellos cuando él aún vivía allí. Por Dios ese hombre todavía estaba vivo, debía tener como más de cien años.

Sacudió la cabeza y se acercó hasta él.

—Por aquí está mi padre, doctor —le indicó. El hombre lo miró sobre sus anteojos y asintió con la cabeza. Lo siguió en silencio e ingresó al cuarto. Felix iba a entrar, pero el doctor lo detuvo.

—Necesito estar solo —le dijo con voz rasposa, asintió y se quedó parado en la puerta. Apoyó la frente contra esta, y suspiró.

—Ven, Irene —dijo Seungmin—. Vamos abajo, voy a hacerte un té de tilo así te calmas un poco, Donghae va a estar bien.

salvaje | hyunlix Where stories live. Discover now