Capítulo II: Cúlpame

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"¿Puedes culparme?

Por pensar en ti desnudo

Mirarte luciendo como un sueño

En mi mente"

—Monsta X; Blame me

Quizá la mejor opción había sido buscar algún vídeo explícito, su mente decía aquello, aquello que era lo que se suponía debía de hacer en esos casos, algo que se suponía que era lo que debía de gustarle, a pesar de ello, no había tenido la reacción esperada y por alguna razón empezó a frustrarse. En ese tipo de páginas de internet de videos, salen anuncios, algunos podrían traerte varios virus si solo dabas click, pero ese anuncio en particular le hizo recordar el bochornoso incidente de la tarde, lo que realmente necesitaba olvidar.

Algo curioso, tecleó algunas palabras, solo para ver lo que el buscador le arrojaba. Estaba asustado, avergonzado, pero intrigado y, aun así, seleccionó uno. No supo la razón, pero al menos los videos más populares en esa categoría todos los protagonistas eran hombres.

Al inicio se sintió horrorizado, ver como ese chico se metía por el ano un dildo de ese tamaño, le asustó, no sabía si debía de seguir viendo, pero los gemidos de llanto y placer provocaron algo en él. Pensó en el tamaño, era demasiado así que siguió buscando y viendo uno que otro, hasta que encontró un chico no muy alto, algo robusto, cuerpo marcado, metiendo y sacando el objeto de plástico ante la cámara, sus expresiones, sus gemidos, los sonidos húmedos y obscenos que hacía al profanar su propio cuerpo.

No se percató de en qué momento dejó su celular de lado, había cerrado sus ojos y los auriculares con el video reproduciéndose seguían conectados, movía con velocidad su mano, y la imagen de BangChan usando aquel objeto, siendo el protagonista de ese vídeo que él estaba viendo, un video que sería solo para él, dirigiéndole esos gestos de placer infinito. Confiándole ese secreto perverso.

Un fuerte jadeo salió de sus labios, su cuerpo dejó de pesar un momento, nunca había experimentado algo como eso, sentía sus piernas temblar, todo su abdomen y pecho estaba abundantemente manchado, el líquido blanco escurría por sus abdominales y amenazaban con derramarse sobre sus sábanas. Alarmado de aquello toma su toalla y se limpia. Acabando, vuelve a su posición, boca arriba mirando el techo aun sin subirse sus pantalones.

¿Por qué había imaginado en esa situación a BangChan? Si le gustaban los chicos...

—¿Por qué tenías que ser tú? —Se preguntó en un susurro.

Porque es BangChan. —Su propia mente le respondió, cayendo al mundo de Morfeo.

***

—¿Quieres que traiga la cena? —ChangBin alza la vista fuera de su computador viendo al mayor alistarse para ir a la empresa nuevamente.

—¿Tengo que ir a recogerte? —Cuestiona con una sonrisa amplia.

—¿Cómo si fueras mi novio? —Los ojos del menor bajaron a la pantalla. —Si, sería lindo. —Suelta una risita molesta antes de despedirse y salir del departamento.

ChangBin quiso ignorar aquellas palabras así que regresó su vista a la pantalla. Sintió el calor subir por sus mejillas nuevamente, pero vamos, ya era un adulto y esas cosas no deberían de avergonzarle, debía de ignorar sus pensamientos que solo le ordenaron seguir lo que estaba bien según la sociedad, pero estaba dando click en el botón de compra inmediata. Aquel producto llegaría en un par de horas, sorprendido de la velocidad cerró la laptop, suspirando y sintiéndose un poco arrepentido de su compra.

23 ᴄᴍ [ʙɪɴᴄʜᴀɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora