CAPÍTULO 12

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LEAH

"Viva La Vida" de Coldplay sonaba en mis auriculares mientras terminaba de preparar mi pequeña maleta para volver a la universidad. Mi madre se había ofrecido voluntaria a ayudarme para poder pasar tiempo juntas, así que no pude negarme. Sin embargo, hace ya unos minutos recibió una llamada del trabajo dejándome sola.

Tarareaba el estribillo mientras terminaba de doblar la última camiseta. Hoy era domingo, lo que significaba que había transcurrido un día entero desde la pelea del viernes. No había vuelto a hablar con mi padre desde entonces y eso me alegraba y molestaba a partes iguales. Aún así tenía claro que no pensaba llamarle en absoluto. A fin de cuentas, aunque la pequeña pelea también fue culpa mía y aunque admito que mi comportamiento no fue, en cierta parte, el más adecuado, había sido culpa suya en gran mayoría.

Además, todo el asunto de la encerrona estoy segura de que también fue su idea, así que el papel de indignada me corresponde a mí.

Había pasado un día desde que me enteré de que Emily es mi hermanastra y también había pasado un día desde que me amenazó con quitarme a Liam. Un día desde que defendí a Liam por voluntad propia y un día desde que decidí seguir con su mentira, y aún no entendía el por qué. Podría simplemente haber dicho que Liam y yo no estábamos juntos, que nunca lo estuvimos o simplemente decir que ya habíamos roto, pero soy demasiado orgullosa como para admitir que todo era falso y quedar como una mentirosa, o peor, como una marioneta que actuaba para Liam. Así que ahora tendría que continuar con la farsa, al menos unos días más y ya no podría echarle la culpa de todo a Liam, aunque lo seguiré haciendo.

Mi madre entró en la habitación interrumpiendo mis pensamientos. Suspiró al ver que ya me encontraba lista para irme y me envolvió entre sus brazos.

-No quiero que mi niña se vaya ya- murmuró.

No supe que responder, es verdad que pasar el sábado con mi madre fue genial y mucho mejor de lo que esperaba, pero también echaba de menos a Rebecca y a los chicos.

En especial a uno castaño.

-Prométeme que volverás la semana que viene, o como mucho la siguiente.

-Lo prometo-sonreí.

-Y Leah, no hagas mucho caso a tu padre, sabes que lo dijo sin pensar. Ambas sabemos lo idiota que puede llegar a ser- suspiró- si no te ha llamado es porque es aún más idiota de lo que creía y seguramente pensará que necesitas un tiempo.

Reí ante las palabras de mi madre. Iba a responder, pero continúo hablando.

-Y perdón también por la encerrona del viernes, tu padre me dijo esa misma mañana lo que pensaba hacer y aunque no estaba de acuerdo se lo permití. Debí haberlo impedido.

-No fue tu culpa.

-Lo sé, pero aún así quería pedirte perdón, si fue incómodo para mí, no me quiero imaginar cómo fue para ti, y más con esa chiquilla insoportable, ¿cómo se llamaba?

-Emily.

-Emily, si, no sé cómo la aguantas.

-Créeme, no lo hago- reí.

Estuve hablando unos minutos más con mi madre hasta que se hizo demasiado tarde y asumí que si me quedaba un rato más muy probablemente llegaría tarde a la estación de autobuses y tendría que esperar al siguiente, que saldría por la noche, así que mi madre me ayudó a bajar la pequeña maleta por las escaleras mientras yo llamaba a un taxi. Ya en la salida mi madre me volvió a abrazar. Iba a despedirme finalmente cuando escuché a mi madre hablar.

-La próxima vez que vengas tráete a ese chico, Liam, creo que se llamaba.

Sentí que se me caía el alma a los pies, ¿y ahora yo que respondo?

La Estrella Que Nos UnióWhere stories live. Discover now