One shots → ParkHara/HaraPark

3

Infidelidad.

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“Tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata"

Miguel no sabe cuándo comenzó todo eso.

Pudieron ser los malos chistes en sus ratos libres, los acercamientos sutiles, las risas compartidas, las caricias debajo de la mesa de reuniones.

No sabe y duele horrores; ese hombre que tan feliz lo hace no es suyo, nunca lo había sido. Quiso forzar el destino queriendo tener un amor prohibido y ahora se hallaba pagando las consecuencias.

Lo tiene bajo sus sábanas, comparten besos, sus pieles se juntas, hay gemidos de por medio. Lo ve debajo suyo.

— Te amo — Jadea Peter.

A Miguel le duele el pecho. Lo reprocha mentalmente. No espera que le diga te amo cuando sigue casado con MJ, teniendo una hija. Espera un te amo sincero y no por un momento fugaz, un faje en su habitación. Porque sabe que cuando la luz del día se asome por su ventana, Benjamín ya se habrá bañado y vestido. Despidiéndose de él como si nada de lo anterior hubiera sucedido.

Calla y sufre en silencio.

No lo puede culpar; él ya sabía en qué se estaba metiendo cuando acepto estar con el castaño, se siente usado pero no puede dejar de verlo, respira por Peter, vive por él, lo ama pero es unilateral

Parker solo lo usa para saciar lo que su esposa no puede y sin embargo, sigue cayendo ante las insinuaciones.

Lo odia con la misma intensidad que lo ama.

Lo está destrozando de a poco y Miguel sabe, él sabe que cuando todo acabe quedará un vacío que no pueda llenar de nuevo. No podrá estar con alguien más sin pensar en el mayor.

Detesta como se siente.

— ¿Estás libre hoy? — De nuevo, otra vez cae, lo envuelve en palabras bonitas, quiere creer que lo dice en serio pues llena esa necesidad de aprobación.

Está enojado, consigo mismo más que con Peter. Por permitirse amar a alguien que nunca fue ni es suyo.

— Peter — Llama, la voz ronca, hay un nudo en su garganta.— No me dejes.—

Siente lastima por su persona. Benjamín acaricia sus cabellos, está escondido en la curvatura de su cuello, respirando tanto como puede el olor ajeno, hay unas cuantas mordidas y chupetones. Aún no logra saber cómo las oculta de MJ.

— Nunca.— Lo escucha, el corazón se le estruja, duele, odia eso, odia ese sentimiento de insuficiencia, lo quiere para un rato y él se sigue sosteniendo de algo que no tiene base.

Él besa su cabeza.

¿Cómo puede ser tan fácil demostrar afecto sin sentirlo? ¿Cómo puede hablar de amor donde solo busca sexo? Cómo puede ser tan cruel...

Tiene una pregunta, una que puede ponerle fin a todo.

— ¿Planeas dejar a MJ? — El otro se tensa. Miguel sonríe, pero es una expresión de tristeza, sabe que el hombre no es capaz de dejar todo por lo que lucho.— Está bien. — Espeta.— No tienes que hacerlo, entiendo.—

Entiende, siempre entiende y aborrece ser tan comprensivo con la situación. Está dañando un matrimonio, lastima a Mayday, aquella niña que tanto adora como suya.

— Ya habíamos hablado... — Peter tantea el terreno.

— Está bien. — Repite. — Estoy bien con esto.—

Mentira.

A Miguel le duele; no quiere ser un rato, quiere ser eterno junto a Benjamín, tiene que fingir que no odia cuando el mayor se acerca y tiene el perfume de MJ impregnado en su traje. O cuando se llaman por apodos cariñosos cuando atiende el teléfono.

Miguel tiene que fingir que no odia eso, porque es su culpa. Por aceptar, por no esconder sus sentimientos. Es su culpa por haber aceptado ese beso lleno de deseo en lugar de rechazarlo y seguir como si nada.

No puede poner un alto; debe hacerse entender que todo lo que ama de Peter no existe, que las palabras son solo eso, palabras. No hay acciones que demuestren lo mismo.

Es un amante. Y entre el amante y la esposa. Quien gana es quien tiene al final del día al hombre y quién se despierta con un beso de buenos días en lugar de una cama vacía.

Peter no lo ama, ama su atención y lo que tienen.

Pero Miguel si lo ama, lo ama tanto que puede destruirse a sí mismo para que permanezca a su lado.