Refugio

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*En caso de que se perdieran el aviso, publiqué un capítulo que no actualicé por equivocación es el capítulo 9 titulado Deber, para que lo lean por favor antes que esto para que lean el orden correcto. Me disculpo por el error.

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Llovía otra vez. Una cortina de agua fina y gotas delgadas como agujas caían incesantemente sobre el techo de la bodega. El contacto con el material metálico producía un ruido más fuerte del esperado. No podía conciliar el sueño de todos modos, sudaba frío dentro de su saco de dormir y en su mente se repetían las imágenes del video de vigilancia.

Nancy y Reese, ¿desde cuando estaba pasando?

Su deducción más inmediata era que su primer acercamiento fue aquel día en la playa. cuando fue tan ingenuo de creer que le gustaba a ella. Reese ni siquiera había estado invitado. No tendrían porqué haber terminado juntos.

Era una alta traición. A todos los niveles. Y entre más lo pensaba más se enfurecía. Sus pensamientos lo llevaban por una montaña rusa que desembocaba en una horrible sentencia: Reese se lo merecía. Todo lo malo que le hubiera pasado. Le había mentido, le había hecho creer cosas y sentir... No. Nada de eso.

La ira albergaba dentro su desolación. Claro que no quería realmente que Reese muriera. Podían haberse deseado la muerte muchas veces, incluso gritárselo a la cara sin embargo no era en serio. No importaba que se odiaran y se hicieran la vida imposible por días o semanas, de un día para otro ya lo habían olvidado por completo y pasaban a tramar algo para desafiar a su madre. Salía sobrando pedir perdón por algo que ni recordaban.

¿Podría ser igual esta vez? E independientemente de la respuesta, ¿qué seguía ahora?

Había un cuerpo y una identidad por confirmar. Testigos, rumores, acusaciones. Tantas cosas en algunos casos eran más simples de lo que parecían. No tenía idea de qué más hacer o si podría hacer algo. Su cuerpo y su mente lo traicionaban y su madre estaba alerta.

Si ya había llegado al límite de su capacidad no estaba seguro, pero en el fondo sentía que debía intentarlo. Era la vida de Reese la que estaba en juego. Debía encontrarlo y cuando lo hiciera le daría una golpiza épica. ¿Pero cómo? Estaba atrapado allí.

Amaneció lloviznando. Las filas de las cajas eran largas y había gente peleando por víveres en los pasillos.

"Es una locura" murmuró Francis observando por las cortinas de plástico que dividían la tienda de los lockers y la sala de descanso de los empleados. "Hay suficientes provisiones para todos y faltan horas para la tormenta, la gente es tan estúpida."

Lois se había incorporado al trabajo apenas amaneció, con tanta clientela el personal era insuficiente.

"Ni siquiera lo pienses" le había advertido ella a Malcolm antes de dirigirse a la caja registradora.

Le ordenó dividir y contar una bolsa grande de caramelos y otra mercancía, bajo la amenaza de que debía llevarlas a su anaquel correspondiente en una hora. Creía que con eso lo mantendría ocupado y atado a una responsabilidad.

"No es justo" dijo Malcolm a su hermano mayor "Papá está asando malvaviscos en la bodega para Piama y Dewey y a mi me pone a trabajar"

Francis le respondió sin despegar la vista del espectáculo que daban los clientes tumbando módulos en sus peleas y forcejeando por papel higiénico.

"Mamá sabe que papá no va a escaparse para jugar al detective"

Malcolm arrojó un puño de caramelos sobre la mesa fallando en el contenedor correspondiente.

Wilkercest (Malcolm x Reese) Más espesa que el aguaWhere stories live. Discover now