—¿¡Por qué huyes de la mansión que tienes de casa!?—reprochó mi amiga caminando de un lado a otro con frustración — Es que es ilógico, tienes la vida que todos quieren y, ¿así de fácil la abandonas?— pasó sus manos por su rostro
y suspiró— ¿Y si te quedas conmigo? Podemos vivir juntas.—No puede ser— le dije triste — Solo vine a despedirme, no lo vuelvas más difícil.
—¿Nos veremos de nuevo?—preguntó con los ojos cristalinos.
—Espero que sí— respondí, pero no estaba segura de la respuesta.
—¿A donde irás?
—No sé — bajé la mirada al suelo.
Nisiquiera tenía una mochila con recursos para el viaje tan largo que me esperaba y solo llevaba puesto una blusa, un short, mis converse favoritos y sobre eso una capa roja larga que me cubría del frío.
—Escucha con atención— pronunció cada palabra cuidadosamente —Atravesando el bosque por el Norte hay una carretera que conduce a la ciudad, hay que caminar varios kilómetros pero es mejor que nada, allá localiza a mi padre que es dueño de una cadena de restaurantes — se acercó al escritorio y en un trozo de papel escribió algo, se acerco y me lo ofreció — aquí tienes su número, él te ayudará y podrás comenzar desde cero, lejos de todo.
Me acerqué y la abracé.
— Te quiero mucho Eva. Gracias por todo.
—Yo igual te quiero mucho Ana.
Y con ese último adiós me marché.
Todo en mi vida estaba mal, pasé de ser una chica con una vida perfecta a ser alguien rota, sola y vacía.
Recientemente mi familia me había destruido, todo paso tan rápido que simplemente no lo ví venir y el pueblo en el que nací se había convertido en un mar de sangre en tan solo un par de meses. Simplemente todo me estaba afectando mucho, y ahora solo debía huir, no tenía en quién confiar, y cómo controlar lo que estaba sucediendo.
(ᵔᴥᵔ)
Recorrí por última vez las calles del pueblo que fue más hogar que mi propia casa, admire con nostalgia cada uno de los lugares que me recordaban a mí vida hace dos meses, en particular a él...
Al llegar al final de la calle, donde el pueblo se funde con el frondoso bosque, mis ojos se posaron en una figura familiar que me obligó a detenerme. Al principio no logré reconocerlo iba vestido de negro con una capucha en la cabeza, pero luego cuando se la retiró y miró hacia la derecha lo reconocí. Después se sumergió en el oscuro bosque.
¿Me habrá visto? — No lo creo.
Y sin pensarlo dos veces decidí seguirlo motivada por mi curiosidad, aunque igual no podía negar que todo me daba mala espina. Sin embargo, a medida que avanzaba entre los árboles y debido a la negrura de la noche lo perdí de vista.
Comencé a sentirme nerviosa, el bosque parecía cada vez más denso y oscuro, traté de retroceder pero todo lucía igual a mi alrededor, y justo en ese momento caí en cuenta de que estaba pérdida, pero lo más aterrador fue el hecho de sentir que estaba siendo observada así que presa del miedo comencé a correr.
No sabía qué hora era, cuánto tiempo había pasado o a donde iba, solo sabía que debía correr. El frío cada vez era más peligroso y amenazador, lo único que cubría mi delgado cuerpo y evitaba que muriera helada era una capa roja con capucha que había heredado de mi abuela antes de morir.
Todo el cuerpo me dolía: ampollas en los pie, los músculos adoloridos y el estómago vacío, pero debía seguir, una chica sola en medio de un bosque oscuro y sombrío no significaba nada bueno, y lo confirmé en el mismo instante que sentí que estaba siendo perseguida por alguien, o algo. Apenas podía ver en la oscuridad, pero escuchaba lo que me perseguía.
¿Por qué demonios te seguí?— me regañe mentalmente.
Sabía que en algún momento me fallarían las piernas, pero igual lo intenté y seguí corriendo, hasta que ya no pude más, voltee mi cabeza para mirar atrás pero tropecé con una piedra que me hizo caer al suelo.
Tal vez todo ha terminado.
Fue lo único que pasó por mi mente en ese momento.
¿Sería tan malo?
Antes de que pudiera recuperarme y seguir corriendo algo se lanzó sobre mí, cerré los ojos con fuerza, estaba atrapada.
Sentí con mis dedos su suave pelaje y el calor que emanaba de su cuerpo, el olor a animal era tan fuerte que me hizo arrugar la nariz, abrí mis ojos en busca de respuestas para encontrarme con unos rojos brillantes, mi cuerpo se estremeció al instante, pero no tenía miedo de morir en ese punto de mi vida ya no tenía nada que perder.
Por instinto comencé a intentar quitarme a ese monstruo de encima, pero ninguno de mis ataques parecían hacerle daño ¿Qué era? Cabeza grande con hocico grueso, patas de gran tamaño, y las piernas largas... ¿un lobo?
—Es imposible mamá— le había dicho el mes pasado cuando habían comenzado los ataques en el pueblo— En Vinland no habitan lobos desde hace veinte años.
—Es la única explicación lógica que existe para explicar los ataques— me dijo con seguridad— De todos modos no salgas, por lo menos no mientras sigan ocurriendo. En este pueblo todo es posible Ana, y aún no lo sabes todo.
¿Estaba siendo atacada por un lobo?
Al instante en que mis manos pudieron tocar mejor su piel algo pasó, es inexplicable, se sentía como una descarga eléctrica, como si estuvieramos conectados por alguna extraña razón.
Mi cuerpo comenzó a temblar, me estaba quedando sin fuerzas, casi inconsciente, de repente dejé de luchar, manteniendo mis ojos fijos en la criatura.
—Solo hazlo— le rogué con voz temblorosa casi en un susurro.
La criatura soltó un gruñido, y luego se apartó de mí, cerré mis ojos ya no aguantaba más, estaba muy agotada, no tenía el control de mi cuerpo, solo era músculos sin movilidad alguna, helados por la nieve y consumidos por el hambre y el cansancio.
De repente comencé a escuchar un extraño sonido, similar al de huesos romperse, lentamente volví a abrir los ojos solo para encontrarme de frente con lo inesperado.
Ok. Ahora si tenía miedo.
Era humano. Estaba desnudo, dejándome ver su musculoso cuerpo, las cicatrices que cubrían algunas partes del mismo y su piel pálida. Lo miré a los ojos, ya no eran rojos y me sonrió con malicia, su rostro oculto por la oscuridad, se inclinó y me tomó en sus brazos para levantarme del suelo, no luché, ya no me quedaban fuerzas para eso, solo escuché cuando dijo:
—Al final la Caperucita siempre es atrapada por el lobo— y luego me desmayé.
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Demonios de Luna Llena
Science Fiction¿Existe el verdadero monstruo? Es la pregunta que surge al llegar a la adultez, cuando la línea entre la realidad y la ficción se desdibuja. Desde la infancia, nos han enseñado que los monstruos son seres despiadados, diseñados para sembrar el caos...