Lili Anderson

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Años tras años de espera, con esa incertidumbre en mi pecho, sin saber si el día de mañana se atreverá a lastimarme, no sé cuantos años llevo encerrada, pero han sido muchos, nunca he visto su rostro, es una persona invisible.

Ya no recuerdo como se sentía el aire golpeando mi rostro, como se sentía la lluvia bajo mi piel, las voces de mis padres y sobre todo no recuerdo que era de mí hace muchos años, solo recuerdo mi nombre, lo he memorizado durante largos años, teniendo la esperanza de un día salir de este lugar y poder encontrar a mi familia ¿me estarán buscando? ¿Me querrán de vuelta?

- Hora de irnos - el hombre con máscara entro a lo que era mi habitación - muévete.

- ¿A dónde iremos? - no responde - dime - siempre cambiábamos de sitio.

- No necesitas saber nada - gruño - prepárate hoy al fin conocerás al jefe.

- ¿Por qué hoy? - me estaba asustando.

- Al fin cumples 21 años - rio - se dará un gusto contigo.

Me vendo los ojos y me llevo afuera, jamás me han tocado, ni siquiera me han visto desnuda, me pregunté siempre por qué era que no lo hacían, su respuesta había sido alguien más esperara paciente por ti.

Escuche bulla y sabía que estábamos fuera del sótano, era una rutina conocida por mí, según él me dijo tengo 21 años ahora, y me han secuestrado desde que tengo 6 años. He pasado la mayor parte de mi vida encerrada, sin ver ningún rostro, solo mascarás, ni siquiera puedo saber como soy, no tenía espejos, solo tenía una cama y un baño, 14 años de mi vida perdida en cuatro paredes, estaba muerta en vida, me canse de luchar, me canse de llorar y me canse de suplicar, ahora solo quedaba un cuerpo sin un rostro conocido.

Pasamos muchas curvas y muchos baches, en algún momento de mi vida sé que me movieron en avión, sea quien sea los que me secuestraron son gente de poder, pero mi padre también lo era, ¿qué habrá hecho para que me secuestren? Siempre eran las mismas preguntas, preguntas que jamás han tenido respuestas.

- Hemos llegado - anuncio el hombre de máscara.

No dije nada, no tenía permitido hablar una vez haya salido del sótano, lo aprendí a la mala, casi dos semanas sin comer por haber dicho «libérenme» me sujeto de los brazos como siempre y me llevaron, no sabía donde, si era una casa, un apartamento o un edificio, mis ojos siempre iban vendados. Subimos a lo que era un elevador, mi mente proceso, cada información, el elevador nunca se detuvo, continuo muchos pisos arriba, sin duda era un edificio, pero ¿quién me esperaba?

- Tienes que bañarte y cambiarte - me llevaron a otro lugar - el jefe te quiere limpia.

Me metieron a una habitación y me quitaron la venda, había al menos cinco mujeres esperando por mí, todas llevaban máscaras, todas con la cabeza agachada, era un silencio sepulcral.

- Báñenla y vístanla - ordeno - tienen una hora.

Salió de la habitación y me dejo sola con ellas, todas comenzaron a venir por mí, no podía hacer mucho, no podía moverme, no podía hablar, estaba en estado de shock. Empezaron a quitar mi ropa, hasta dejarme desnuda frente a ellas, unas se fueron a preparar lo que era el baño y las otras a limpiar mis uñas, cortarlas y pintarlas de rojo, todo lo que se escuchaba era el sonido del agua y los movimientos que hacían cada una.

- ¿Para quién me preparan? - silencio.

- ¿Por qué hacen esto? - silencio.

- Ayúdenme a salir - todo silencio.

Me desesperé más y comencé a llorar y llorar, del fondo de la habitación llego una mujer a paso rápido, impactando una vara en mi pierna derecha, levante mi rostro con mis lágrimas desbocadas, ella solo me observo a través de la máscara y negó con la cabeza.

Justicia (proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora