Victoria Prince

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Tenía años de no salir a pasear algún lado, mi plan originalmente era quedarme en casa y descansar, ya no estaba para ponerme a tomar de esa manera, mi cuerpo no era el mismo que cuando tenía 20 años.

No supe en qué momento invité a Lili hacer algo, mi amiga estaba todo el tiempo insinuando cosas y yo cada vez más nerviosa, en el momento que se sentó lejos de mí me preocupe, pensé que ella sí había estado despierta la noche anterior y tenía algún tipo de miedo estar cerca de mí, ¿pensará que le haré daño? No lo dudaba, mi nana se encargó de hacerle saber que podría hacerlo, pero jamás lo haría, nunca querré lastimarla.

No podía creer como mi cerebro me había traicionado, no podía estar cerca de ella y ahora iba a salir con ella, claro iba a estar Astrid presente, pero no podía estar cerca de ella, con esos ojos curiosos al rededor de mí, con esa voz tan dulce. Astrid aprovecharía para molestarme durante todo el recorrido, lo sabía, llevaba parte de la mañana insinuando cosas y ya me tenía enfadada, en cualquier momento se le iba a salir algo de lo que le dije.

- Vic - era mi nana - visitaré a mi hijo.

- Oh, comprendo - no sabía por qué me lo decía, nunca me dijo cuando se iba y estaba en su derecho, los fines de semana no estaba obligada a quedarse conmigo.

- De acuerdo - hizo una mueca - recuerda que ahora no vives sola.

- Lo sé - asintió - me ocuparé de todo.

Ella salió de mi habitación, no sin antes darme el cuento largo que si llego hacerle algo a la pequeña Lili, ella me haría sufrir, ¿desde qué momento me volví segundo lugar? No me molestaba, ella necesita mucho amor y atención, pero estaba harta de que me tiraran el cuento siempre.

*********

Debía haber escogido un lugar sin tantas personas y sin tanta bulla, Lili al ser la primera vez desde hace muchos años en el exterior se encontraba totalmente fuera de órbita, no tome las precauciones necesarias con ella y ya comenzaba a odiarme por ponerla en esa situación.

- Que mensa eres - le dije que consiguiera tapones de oídos - ni siquiera estamos en invierno, se le cocerán las orejas.

- Están bien - intervino Lili - gracias, ya me siento mejor.

- Ya vez - vi como ella dio un pequeño salto cuando Astrid la abrazo - deberías aprender buenos modales, ¿verdad Lili?

Quería ser como ella, quería ser espontánea y abrazarla de esa manera, pero cada vez que siquiera me acercaba a ella mis nervios comenzaban a salir a flote y hacía cosas estúpidas.

- ¿Eh? - la miro sorprendida.

- Tranquila, no te hará nada - le dijo - si algún día llega hacerte algo puedes venir a mí que yo le daré una buena golpiza.

Maldición, ahora hasta Astrid con sus amenazas, para ese punto Lili pensaría que soy alguna boxeadora y que ando lastimando a todos.

- ¿Por qué todos me amenazan? - estaba irritada - Lili, ¿sabes que jamás te haría daño?

- Lo sé. Yo lo sé - casi suspiro cuando dijo eso - me has salvado, no imagino que más daño podría hacerme alguien después de todo lo que pase.

Me sorprendió que hablara de esa manera, tan deliberadamente había informado a Astrid algo de lo que le paso, jamás le dije en que circunstancias nos conocimos, pero Lili había informado que no fue en buenas condiciones, solo esperaba que no hiciera tantas preguntas, ya era un logro que no pregunto por qué vivía conmigo, pero no tenía dudas que sí que lo haría.

Habíamos decidido que para almorzar sería pizza, aunque no era una comida que regularmente ingiriera, la cocina no era mi fuerte, jamás prepare algo, siempre tuve personas que lo hicieran por mí y no me preocupe por eso, ahora entendía la advertencia de mi nana, le preocupaba que Lili no se alimentara bien, ¿debo tomar un curso de comida? Sí, no quiero siempre estarle dando comida chatarra.

Justicia (proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora