Única Salida

2 1 0
                                    


 –Bloquearé las entradas y salidas –explica Micah mientras camina
de un lado a otro sin parar.
–¿Con eso será suficiente? –contesta Asher.
–No lo sé, pero no tenemos otra opción.
Miro a ambos con incredibilidad, notando como mi cuerpo ha
comenzado a temblar a causa de los nervios, e intento decir algo que
sirva de ayuda pero no me sale nada. Estoy en blanco.
–¿Qué hacemos si logran entrar? –pregunta Asher, consiguiendo
que Micah frene en seco y me mire fijamente.
–Está bien, este es el plan. Llévala a la sala contigua de Odei por si
hay que sacarla de aquí, prepara todo, ¿de acuerdo? Esa será la última
opción que tendremos.
Micah termina de hablar y me doy cuenta de que parece asustado.
Veo desde mi sitio cómo coge un par de carpetas y un maletín grande
y se aleja de nosotros hacia una puerta grande por la que entramos.
–¿Estás seguro de que esa sea una opción? –grita Asher con un
tono preocupado, pero Micah solo se digna a girarse durante unos
segundos y asentir con la cabeza antes de desaparecer de nuestra vista.
–Mierda –grita de nuevo, haciendo que me sobresalte.
Entonces coge mi mano y no pongo ninguna pega porque confío
plenamente en ellos. No quiero que me lleve nadie a ningún lado que
no sea mi hogar.
Caminamos en silencio por un pasillo largo y frío con un montón
de puertas cerradas a cada lado, hasta que alcanzamos la puerta
grisácea del fondo. Entramos por ella hasta que nos encontramos en
una especie de círculo con varias puertas alrededor, cada una de un
color diferente y una sola de cristal oscuro.
El suelo es liso y oscuro, pero también trae un aire frío desde algún
sitio que desconozco.
Asher me lleva sujeta de la mano hacia una de las puertas de color
rosado y toca unos botones que hay al lado hasta que suena un clic
que nos deja pasar.
Miro todo a mi alrededor. Hay un par de camillas a los lados,
material que parece del Centro Médico y alguna cápsula grande del
tamaño de una persona. Además hay una puerta negra de metal y justo
al lado una especie de cristal por el que se ve algo enorme dentro.
Suelto la mano de Asher y me acerco mientras él vuelve a teclear
algo junto a la puerta.
–¿Qué es eso? –pregunto en apenas un susurro.
Asher se acerca a mí y coloca su cuerpo justo detrás del mío, muy
pegado a mí. Echo la cabeza hacia atrás y la apoyo en su pecho
mientras siento cómo me acaricia el brazo con una de sus manos.
–Eso es una nave. Sirve para ir a cualquier planeta.
–¿Lo dices en serio? –pregunto sorprendida sin dejar de mirar la
nave enorme que tenemos ante nosotros.
–Val... –comienza a decir a la vez que me gira sin mucho esfuerzo
para quedar frente a él.
Sus ojos me miran con una intensidad que jamás había sentido y
eso me asusta un poco.
–La familia de Cratón viene a por ti y estamos intentando evitarlo.
–Lo sé –contesto sin más–. Pero no entiendo por qué no pueden
dejarme en paz y ya.
De repente una alarma muy fuerte comienza a sonar por todo el
Centro de Investigación y siento que el corazón se me saldrá del
pecho en cualquier momento.
–Han entrado, no tenemos tiempo.
–¿Qué podemos hacer? –pregunto asustada.
–Por ahora esperar, pero debes saber que si nos encuentran deberás
irte.
–¿Irme? ¿A dónde? Yo no conozco este sitio.
Asher se acerca más a mí hasta que me entierra entre sus brazos,
donde sabe que me siento segura.
–¿No hablaron Micah y Eliana contigo?
–Bueno, no del todo.
–Maldita sea –maldice en voz baja.
De repente se aparta de mí y se aleja con las manos sobre el pelo
con preocupación.
–¿Recuerdas el día que te dije que eras humana? –me pregunta
desde el centro de la sala y yo asiento en silencio–. Pues lo dije de
verdad, Eliana y Micah te trajeron del planeta Tierra, te secuestraron.
Por eso tienes sentimientos. Lo malo es que las personas como Cratón
confunden eso con sangre de antepasados y hacen experimentos con
personas como tú.
Le miro en silencio, sorprendida por cada palabra que sale de su
boca. Boqueo un par de veces sin saber muy bien qué decir.
Asher se acerca rápido hasta mí y pasa la mano por mi cuello,
haciendo que la cabeza me dé vueltas, hasta que coge mi colgante y
me lo enseña.
–Esto es un artilugio de La Tierra, por eso nadie más que tú lo
tiene.
–Pero eso no puede ser verdad. No puedo ser de otro planeta, esto
debe ser una equivocación. Deberíamos ir al Centro Médico, ya veréis
como es verdad lo de Limerence.
–Maldita sea, Valeria. No estás enferma. Solo me deseas porque
eres humana y tienes sentimientos. Y yo te deseo porque me has
hecho sentir, por fin.
Me limpio rápidamente las lágrimas que resbalan por mis mejillas
y deseo con todas mis fuerzas que todo esto sea una pesadilla y
despertarme de una vez. Pero no es así.
De pronto, ambos nos sobresaltamos al escuchar la voz de Micah
retumbando por la sala pero sin estar ahí.
–Están dentro, pasamos al último plan. Sácala, Asher, sácala.
Asher me mira y pega un puñetazo a la pared que tiene al lado y yo
corro hacia él al ver la sangre de sus nudillos.
–Para, por favor –le pido entre sollozos.
La voz de Micah vuelve a sonar muy alto.
–Lo siento, mi niña. Espero que consigas perdonarnos. No nos lo
perdonaremos jamás.
Miro a Asher asustada hasta que posa por fin su mirada sobre la
mía y termina con el espacio que quedaba entre nosotros.
–Debes volver a tu mundo –susurra contra mis labios, aunque sé
que no quiere decirlo.
–No. Vosotros sois mi hogar –contesto volviendo a pegar mis
labios contra los suyos con más fuerza, solo quiero aferrarme a él para
siempre.
Asher deja que le bese y me coge sin hacer esfuerzo hasta ponerme
las piernas sobre su cintura. Le rodeo con las piernas y noto como nos
movemos hasta el cristal por el que se puede ver la nave. Me besa con
fuerza, pasando su lengua hasta tocar la mía y jugar con ella.
Las respiraciones se entremezclan hasta convertirse en una sola y
comienzo a sentir que necesito más.
No sé por qué pero mi cuerpo ha comenzado a moverse solo contra
el suyo. Él me agarra del pelo con un poco de fuerza hasta que pasa
sus labios hacia mi cuello y gimo contra su oído.
–Oh, Asher...
De repente la voz de Micah suena de nuevo, sacándonos de nuestra
burbuja de la que jamás querría salir.
–Ya están dentro, repito, ya est... –un golpe fuerte hace que deje
de escucharse la voz de Micah y Asher se aparta de mí para mirarme
una vez más.
Sus labios están húmedos y enrojecidos y los latidos de su corazón
van muy rápido cuando poso la mano sobre él.
–Ven –susurra y me lleva hacia una de las cápsulas. Me suelta la
mano y comienza a tocar unos botones que hacen que se abra el cristal
de la misma.
–¿Nos esconderemos aquí?
–No, esto te llevará de vuelta a las mismas coordenadas de tu
hogar en La Tierra. Debes volver de inmediato.
–Pero...
La respiración se me corta de repente y me alejo un poco de él.
¿Cómo que me llevará a mi hogar en La Tierra?
Asher se acerca con un movimiento rápido y me coge por el brazo
con fuerza, tirándome rápidamente sobre la cápsula. Pero no la cierra
porque pongo mi mano sobre el cristal. Si la cerrase ahora mismo me
cortaría la mano y sé que él no dejaría que eso pasase.
–No quiero irme a ningún lado. Deja que me esconda en algún
lado, por favor.
–No hay otra opción, Val. No sabes el dolor que siento ahora
mismo por ti, pero tenemos que hacerlo.
–Escúchame –susurro nerviosa a la vez que le cojo por la camiseta
hasta que se acerca a mí–, debe haber otra opción. No quiero alejarme
de ti. No me dejes ir, Asher –le pido a escasos centímetros de sus
labios, con su frente pegada a la mía.
Asher me besa, aunque es un beso lento y salado por culpa de mis
lágrimas. Me sujeta de la cara con ambas manos y me acaricia antes
de separarse.
–Te mentí –suelta en apenas un susurro, con los ojos todavía
cerrados.
–Me da igual todo lo que me hayáis ocultado, de verdad. Os
perdono todo –le digo. Y sé que lo digo en serio porque no quiero
irme de mi hogar.
No quiero perderlos. No puedo hacerlo. Siento una necesidad
extraña en el pecho solo con pensarlo.
–Te mentí, Val –repite, abriendo los ojos. Pero sus ojos no me
dicen lo mismo–. Todo este tiempo has sido un experimento para mí.
Por mi culpa vino Cratón, porque yo les dije que eras humana. Yo
quise llevarte hasta él a cambio de quedarme con el trabajo de tu
familia. Yo...
–Basta –le suplico mientras lloro en silencio sin apartarle la
mirada, pero él la desvía al suelo–. Eso es mentira.
–Todo ha sido una mentira, sabía perfectamente qué hacer con tal
de que mostrases tu verdadero ser.
–Mientes –repito, sintiendo el estómago muy revuelto.
Asher se aparta de mí y me mira, por primera vez, sin ningún tipo
de emoción en el rostro. Como si fuese uno más en el mundo y no
Asher. Mi Asher.
–Si fuese verdad, ¿por qué no me entregas ahora?
Asher se frota la frente con las manos y nos sobresaltamos cuando
escuchamos que alguien aporrea la puerta sin éxito.
–Te quiero –le susurro cuando se acerca de nuevo a la cápsula a
colocarme unos cinturones alrededor del cuerpo.
Asher levanta la mirada por un momento pero la baja de nuevo,
como si no le importase.
–Asher –repito un poco más alto–, he dicho que te quiero. No
puedes dejarme ir así. Dime que todo lo que ha pasado entre nosotros
fue verdad, por favor. Me esconderé y...
–Yo no te quiero –contesta, haciendo que me echa hacia atrás
como si me hubiesen dado un fuerte golpe–. Puede que..., la persona
correcta para ti esté en la distancia equivocada, Val.
–Por favor –susurro, aumentando el volumen al ver que no me
hace caso y comienza a cerrar la cápsula–. ¡Por favor, no! –grito
llorando.
Y justo antes de que todo se vuelva oscuro veo que alguien abre la
puerta y dispara a la persona que más amo del mundo. Aunque me
haya mentido, aunque me haya utilizado.
Pero ya nada importa. Ahora todo es oscuridad.

LIMERENCEWhere stories live. Discover now