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  — ¡Strike-Out!

YoonGi sonrió ladino, acomodándose la gorra mientras veía al bateador regresar a la banca tras un aplastante ponche.

  — ¡Eso, Suga! — lo felicitó el entrenador desde la banca de su equipo. — ¡Sólo uno más, tú puedes!

El pitcher rodó la pelota entre sus dedos mientras quitaba el exceso de tierra en el montículo con su pie, manteniendo el ritmo de su respiración tranquilo y esperando a que el siguiente bateador se posicionara en el home.

Inevitablemente su corazón se agitó cuando a su mente llegó el pensamiento de que tan sólo tres strikes lo separaban a él y a su equipo de la semifinal del torneo universitario.

  — Sin corredores en las bases, dos out, ventaja de una carrera. — repasó en voz baja, tomando un puñado de cal con su mano derecha para neutralizar por completo cualquier rastro de sudor que pudiera interferir con su lanzamiento, quitó el exceso en su pantalón y acomodó una vez más su gorra.

YoonGi acostumbraba a ser un tanto inquieto en el montículo, pero una vez que el bateador se colocaba en posición él también lo hacía. Era muy difícil hacer que perdiera la concentración una vez que su mirada se instalaba en su rival.

El jugador contrario agitó ligeramente el bate antes de levantarlo sobre su hombro, totalmente dispuesto a llegar a alguna de las bases y con ello darle esperanza a su equipo de empatar el partido.

Un parpadeo y el potente sonido de la pelota al caer en el guante del catcher trajo al bateador a la realidad.

Realidad en la que al pitcher que estaba enfrentando era Min YoonGi, mejor conocido como Suga en el gremio del beisbol universitario del país, al cual se le reconocía como uno de los mejores.

  — ¡Strike! — exclamó el empire a su costado, sobresaltándolo.

  — Q-... ¿Qué? — musitó el bateador, incrédulo. No había sido capaz de siquiera ver la pelota después de que fue lanzada por el pelinegro.

Mientras el bateador aún intentaba procesar la velocidad de su lanzamiento, YoonGi mascaba su chicle con tranquilidad al mismo tiempo que se acomodaba de vuelta en lo alto del montículo. Fijó su mirada en el bateador, inspeccionándolo de pies a cabeza. 

Su postura había cambiado. 

El pitcher dirigió su mirada esta vez al catcher para ver las señales que éste le enviaría mediante señas con su mano, las cuales le indicarían qué lanzamiento realizar a continuación.

"Bola rápida".

"Hacia adentro".

Como siempre, TaeHyung estaba en sintonía con YoonGi. Ambos habían notado lo mismo y no sólo eso, ambos digirieron la información del mismo modo. Gracias a eso la señal enviada por TaeHyung era justo la que YoonGi esperaba y quería recibir.

El bateador había cambiado de postura a una más rígida, seguramente por la impresión del primer strike. En estos casos a YoonGi y a TaeHyung les gustaba repetir el lanzamiento que previamente había descolocado al bateador, esto con el fin de disminuir su confianza y/o concentración.

  — ¡Strike!

  — Mierda... — susurró el bateador, para su mala suerte había sido escuchado por el catcher.

El plan de la batería* funcionaba.

"Curva".

"Hacia afuera".

YoonGi asintió a las indicaciones y se colocó en posición, esperando que fuese la última vez en ese encuentro.

Inhaló profundo y con el aire aún retenido en los pulmones realizó el lanzamiento que le puso fin al partido, ya que el bateador abanicó en un intento desesperado por golpear la bola, pero ésta estaba muy lejos de su alcance.

I DON'T DANCE! «YoonMin»Where stories live. Discover now