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Una pizza recién entregada hasta su domicilio junto a una orden de pasta, sus botanas favoritas y un vaso enorme de refresco eran los acompañantes de Jimin un viernes por la noche.

Después de llegar de la escuela, justo como tenía como objetivo, se lanzó directamente a su cama y durmió durante toda la tarde hasta que su cerebro despertó por su propia cuenta, es decir, sin una molesta alarma retumbando en su cabeza.

Su padre le avisó que iría a cenar junto a sus compañeros después del trabajo, por lo que estaría por su cuenta durante la noche, lo que significaba que podía pedir lo que él quisiera para cenar.

Mientras se servía su comida en recipientes adecuados, tarareaba la canción que había estado escuchando continuamente durante las últimas semanas debido a que estuvo practicando la rutina que elaboró para dicha canción.

Sus caderas se movían de forma ligera al compás de la melodía que él mismo estaba entonando, cuando menos lo pensó se encontraba bailando solo en la cocina, con movimientos sutiles y poco marcados, simplemente dejándose llevar.

Amaba bailar, su cuerpo entero amaba hacerlo. Sus músculos parecían poseer una memoria propia, ya que reaccionaban casi inmediatamente llevándolo a repetir los pasos que había creado y ensayado con tanta dedicación hasta completar una rutina que fue digna de aplausos y felicitaciones.

En eso, su celular vibró sobre la cocineta interrumpiendo su hogareña sesión de baile. Leyó el nombre del remitente antes de atender la llamada.

  — Hola, Hobi hyung.

  — ¡Jimin-ah! — lo saludó el mayor. — Lamento llamar a esta hora, pero necesito tu ayuda.

  — No hay problema. ¿Qué pasa?

  — Verás, como presidente del grupo de danza la profesora me dio la oportunidad de crear un proyecto para el festival estudiantil del próximo mes. — inició su explicación. — Tú sabes que siempre he promulgado mi idea de que el baile y la música es para todos, es por eso que pensé en crear un proyecto que incluya personas ajenas a nuestro grupo. — Jimin asentía con la cabeza a las palabras de HoSeok, aunque obviamente no podía verlo. — Para ello, quiero invitar personas que haga pensar al público "¡Wow! Incluso esa puede bailar". ¿Me entiendes?

  — Sí, te entiendo. Es una gran idea, hyung. — opinó sincero. — Creo que es algo que podría atraer la atención.

  — ¿Verdad que sí? — inquirió con su voz desbordando emoción. Jimin apostaría todos sus ahorros a que HoSeok tenía una amplia sonrisa en su rostro en ese momento, como siempre. — Ya tengo varios alumnos en mente y entre ellos está alguien que tú conoces, creo. Y quería pedirte tu ayuda para convencerlo de unirse al proyecto.

  — ¿A quién?

  — La estrella del equipo de béisbol, Min YoonGi.

La sonrisa que se había formado en los labios de Jimin ante el emocionante proyecto de su amigo se esfumó en menos de un segundo cuando aquel nombre entró directamente en su oreja, calando en su mente como un molesto chillido.

  — ¿Él? ¿Por qué? — inquirió con el ceño fruncido.

  — Generaría un gran impacto ¿no lo crees? Estoy seguro que la gente no se imaginaria que alguien como él podría bailar.

Jimin no pudo negar ese hecho, ya que se incluía entre esa gente de la que HoSeok hablaba.

¿Min YoonGi bailando? Imposible.

  — Entonces… ¿Podrás hacerme ese favor, Jimin-ah?

  — No lo conozco, hyung.

  — ¿Ah, no? Creí que sí, ya que el lunes te vi bajar de su auto por la mañana.

I DON'T DANCE! «YoonMin»Where stories live. Discover now