CAPITULO DOS: Directo a Seúl

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Dos años despues...

—Señorita Kim su  auto esta afuera esperándola.

—Muchas gracias Directora Brown.

—Espero no volver a verte por aquí, y sigue saludable como lo has venido haciendo, y sobre todo se feliz mi pequeña.

—Prometo no cometer los mismos errores que cometí hace dos años, usted también sea muy feliz y ayude a todos estos chicos.

Le hice una reverencia y me fui de mi habitación o mejor dicho mi antigua habitación, al fin era libre después de estar dos años en un internado al fin veré a mi madre y a mi hermano y aunque no lo pueda creer me alegra ver a mi padre.

—Buenos días señorita Kim, su vuelo a Corea sale a las 12:00pm. —Dijo mi chófer el cual sonreía al verme.

—Muchas gracias señor Lee, me alegra que haya venido hasta acá a recogerme. —Le hice una reverencia y luego subí al coche.

El camino al aeropuerto no fue tan largo como lo pensé, el señor Lee estuvo conmigo sin despegarse de mi. Al llegar al aeropuerto fuimos por algo de comer ya que moría del hambre, estaba tan feliz de poder regresar a casa que no me di tiempo de desayunar, me dolió dejar a mis amigas que hice en el internado y aunque algunas de ellas les falta mucho por salir, mi proceso de recuperación fue rápido ya que acepte la ayuda llevo dos años sin consumir cualquier tipo de droga o cualquier tipo de bebida alcohólica, puedo decir que me siento bien y que estoy lista para empezar de nuevo.

A sido un poco difícil, ya que me di cuenta el daño que me provocaba y es que solo era una niña de 16 años que pedí ayuda a gritos, y que a pesar de todo yo he podido salir adelante, y que no me apetece a ir a ninguna fiesta ni mucho menos caminar a media noche con una botella de whisky en la mano.

—El vuelo 308 con destino a Corea del Sur se encuentra en la puerta número 8, tengan un lindo viaje.

—¿Esta lista señorita? —Realmente no lo estaba pero tenía que afrontar mi realidad.

—No estoy muy segura. —Hable con nervios.

—Su familia la está esperando, todo saldrá bien. —El señor Lee me dio una calida sonrisa, la cual respondí de la misma manera. —No tenga miedo a equivocarse somos seres humanos y cometemos muchos errores, no somos perfectos y aunque tratemos de serlo siempre cometemos pequeños errores, pero de ello aprendemos para continuar siendo mejores personas, nos enseña a que no debemos cometer las Mismas equivocaciones. —El tenía razón y aunque me moría de miedo sabía que en estos años había aprendió muchas cosas y más que todo a no cometer el mismo error dos veces.

—Estoy lista...

|...|

Las peores 11 horas de mi vida, estaba cansada y lo primero que quería era llegar a casa, darme una ducha y poder dormir al fin.

El transcurso a mi casa fue un tanto largo, decidí dormir en el camino así que no lo sentí mucho, pero al pasar el grandisimo portón para ingresar a mi casa hizo que mis pelos se pusieran de gallina, pensé que iba hacer fácil pero no se con que me vaya a encontrar al abrir la puerta.

—Llegamos... —El chófer me abrió la puerta y un fuerte suspiro deje escapar. —Todo saldrá bien. —Dijo el señor Lee.

—Pero mira que grande estas mi amor. —Mi madre me recibió con los brazos abiertos lo cual me sorprendi ya que ella casi nunca mostraba afecto hacia mi.

—Mami te extrañe mucho..—Dije entre lágrimas, y es que será sincera extrañe a todos, esta ves no puedo perderlos.

—Mi bella Ara, eres toda una mujer ya, estas tan hermosa. —Mi madre estaba muy feliz de verme y pude ver como sus ojos se cristalizaban.

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