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El de pelo rizado veía la cama frente a él con duda, hace poco había armado la cama del cachorro y estaba seguro de que algo faltaba, la cama no podía ser tan baja, no recordaba que la suya fuera así.
— ¿Estás seguro de que no olvide algo?— volteó hacia el águila.
— No, así es la cama.
— ¿Y por qué tan baja?
— Es para que Tonatiuh pueda subir y bajar de la cama cuando quiera— le contesto en un tono obvio-— si leíste la reseña ¿Verdad?
— La verdad no, solo me dijiste que querías esta y la compré— se encogió de hombros quitándole importancia, yendo hacia otra de las cajas que estaban ahí para seguir armando los muebles.
— ¿En serio? Entonces te puedo decir que quiero un duende mágico y ¿Tu solo lo compras?— se cruzó de brazos mientras veía como batallaba al abrir una caja
— Sim básicamente.
Estuvieron un rato más en la habitación, terminando de arreglarla para que estuviera lista para cuando su cría despertara y en menos de media hora, ya estaba todo listo.
El águila salió de la habitación buscando a su pequeño quien estaba ya despierto en la habitación, sentado en la cama jugando con unos cuantos de sus juguetes.
— Tonatiuh...— llamo suavemente y su pequeño volteo a verlo rápidamente— ¿Quieres ver tu nuevo cuarto?— el cachorro solo alzó ambos brazos para que el mayor le cargara y este no pudo negarse a su petición.
— ¿Papá?— preguntó curioso al no verlo junto a su padre omega.
— Esta esperándonos, vamos— le besó la mejilla y regresaron a donde estaba el jaguar adulto.
Al llegar a la habitación se encontraron con el brasileño en el suelo con una caja frente a él, sacando un par de libros infantiles y poniéndolos a su lado en el piso, el menor al verlo se removió inquieto en los brazos de su papá, exigiendo que lo bajará para poder ir con su otro padre.
— Tranquilo bebé— lo dejo ir viendo como corría hasta llegar con el alfa, aferrándose a su brazo.
— Oh ¿Me extrañaste?— regresó el abrazo hacia su cría, para después sentarlo entre sus piernas, enseñándole lo que había en la caja— ¿Te gustan tus nuevos libros?
— Si, míos— agarró entre sus brazos los que estaban al lado del otro jaguar.
— ¿Por qué no los guardas?— le señalo con la mirada un librero en la esquina de la habitación, del tamaño perfecto para que el niño pudiera tomarlos fácilmente.
Tonatiuh asintió mientras se levantaba, agarrando con fuerza los libros contra su pecho, caminó hasta el mueble y miró con atención sus espacios, pensando en si sus cuentos podrían caber ahí, con duda tomo uno de ellos y lo puso de manera horizontal, cabia perfectamente pero la parte que sobresalía del libro no lo convencía del todo, así que volvió a colocarlo esta vez de pie, sonriendo con esta nueva forma, puso los demás hasta regresar a donde estaba la caja juntos a sus padres para poder ir por más y acomodarlos por su cuenta.
