8.

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— Papi pero hoy no hay escuela— el pequeño de orejas peluditas pataleo mientras era ayudado a ponerse una camiseta.

— No, pero tienes que ayudarme— lo cargó meciendolo de un lado al otro— ¿No querías comer pizza?

— Comprala— se dejo caer hacia atrás siendo sostenido por uno de los brazos de su padre.

— Vamos a hacerla juntos, vamos a comprar los ingredientes y si te portas bien, talvez te compre algo.

El niño sin estar realmente convencido asintio, siendo bajado de nuevo al piso para poder ponerse los zapatos e irse a comprar.

— Papá se llevó el carro— volvió a quejarse mientras se aferraba a su pierna— ¿Iremos caminando?

— No, iremos en taxi— abrió la puerta con una sonrisa cansada, pensando en si debería hacerle caso a su cachorro y pedirla a domicilio.

— ¡Hey México!— si, debió quedarse en la cama junto a su cachorro.

— Hola USA— le saludó.

— ¿Estás ocupado?

— No... bueno, íbamos a comprar algunas cosas para hacer de comer.

— Oh, puedo llevarte, yo también iba a salir de compras y te venía a preguntar si querías acompañarme.

México se lo pensó durante dos microsegundos, prácticamente le estaba ofreciendo ir gratis en su auto.

— Esta bien, vamos Tonatiuh— los tres dejaron la entrada y cruzaron la calle donde estaba el carro del estadounidense ya listo para que salieran.

Los primeros minutos del transcurso fueron tranquilos y en silencio, con la música de la radio al fondo, logrando que el pequeño moreno cayera dormido en los asientos traseros en poco tiempo gracias al cansancio que tenía de haber sido despertado temprano.

México se dio la vuelta para verlo, sonriendo inconscientemente, le gustaría que se quedara de ese tamaño y edad para siempre, claro que no era posible, asi que aprovecharia cada momento que tuviera con él.

Volvió su vista al camino y recordó algo que lo tenía integrado.

— Oye USA— le llamó cortando el silencio.

— ¿What?

— ¿Te puedo preguntar algo?

— Si, claro— le sonrió contento.

— Es sobre lo de ayer... cuando llego el papá de ese niño, te pusiste muy nervioso. También sentí un olor diferente ¿Tenias miedo de él?— pregunto con un poco de cuidado, no sabia si al estadounidense le afectaría el tema.

— No, no, no tenia miedo, well, es un oso, creo que hasta cierto punto es intimidante.

— Hmm— mordió el lado interno de su mejilla no muy conforme con esa respuesta.

— Pero no te preocupes, no creo que vuelva a ver un problema.

Dejaron el tema de lado y volvieron al cómodo silencio hasta que llegaron al supermercado.

Um lindo probleminha pt2Where stories live. Discover now