Sintiendo culpa

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Me levanto de la cama sintiendo mi cuerpo pesado y la cabeza apunto de explotar. No pude dormir en toda la noche, el recuerdo de lo que pasó en mi cocina con las frialdad de Shawn saliendo de mi casa como si nada hubiera pasado me comenzaba a volver loca.

frustrada me pasó las manos por mi cara, cierro los ojos esperando a que el dolor de cabeza ceda pero lo único que logró obtener a cambio es recordar cuándo su mano acaricio mi zona, el como jugo con ella hasta dejarme satisfecha.

— ¡ARGH! -grito enojada, aventando una almohada al suelo.

¿Tú no hiciste lo mismo?...

Esa pregunta me rodea la cabeza, la voz de Shawn retumba en mi cerebro como si de un trauma se tratara.

¿Tú no hiciste lo mismo? ...

Si, hice lo mismo y estoy consciente de ello, pero eso no me quita de la cabeza la manera en como me trató.

Me derrumbó de nuevo en la cama de espaldas, lanzando un largo suspiro de cansancio. La alarma suena seguida de una estación de radio que contiene el reloj que a lado de mi cama.
El locutor comienza hablar, escucho como habla del clima y las noticias de última hora.

Cierro los ojos gruñiendo como un gato. El simple hecho de levantarme e ir a la escuela y aparentar que todo está bien me provoca un nudo en el estómago.

Siempre he actuado como si nada me afectará. Siempre supe ocultar mis emociones hacia los demás, pues si te muestras como eres realmente a la gente está te terminará lastimando.

Si, siempre supe ocultar mis emociones, entonces ¿porque ahora se me hace complicado esconderlas?

Molesta y con ganas de lanzar el reloj por la ventana me levanto de la cama, caminando al baño mientras me quitó la ropa y la dejó tirada en el suelo.

Me adentro a la regadera, abriendo el grifo y sintiendo como el agua recorre mi cuerpo y despierta a mis músculos entumidos.
Una vez más como todas las mañanas al salir del baño me observo en el espejo empañado del baño. Las ojeras poco visibles y los ojos hinchados por no dormir me hacen ver cómo alguien enfermo.

— Nada que el maquillaje no arregle -ironizo. Sacándome la toalla del cuerpo y comenzando a secarme para luego vestirme.

Unos vaqueros, una blusa azul de manga larga y unos convers blancos son mi vestimenta, encima de la blusa me pongo un suéter cocido de color blanco con unas franjas de colores en el pecho, simbolizando un arcoiris.

Salgo del baño con la toalla en los hombros mientras termino de secarme el cabello. La radio comienza a sonar una canción de MAX, una de tantas que le ha escrito a su esposa y las únicas que llegó a tolerar por lo cursis que son.
Dejo la toalla en la cama, rodeandola para acercarme a una mesa de noche donde tengo mi estuche de collares y joyas. Mi cajita secreta.

Es una caja mediana color rosa claro con piedras doradas y mi inicial grabada en la parte de encima en el pequeño candado circular que con el tiempo se ha ido deteriorando y el cual se abre solo con un imán que está en una pulsera plateada que siempre uso. Esta cajita es muy importante para mí, fue el último regalo que me dio sin pedírselo mi padre, justo antes... Antes de irse.

Dejo a un lado el recuerdo de su despedida al igual que el recuerdo de verlo siendo infiel a mi mamá. Abro la cajita y saco un collar y anillos, me pongo uno en cada dedo, quizás pensaran que quiero llamar la atención pero en estos tiempos eso es de mucha ayuda. Si un hombre se quiere acercar a mí para hacerme algo el peso de los anillos con el de mis nudillos lo dejaría noqueado de un puñetazo.

Debo de tener cuidado cada que salgo, en estos tiempos el ver a una mujer sola por la calles significa peligro y no es por qué quiera hacerle algo a alguien, si no porque como diría mi hermano Ronald hay lobos por doquier.
He tenido suerte en no ser una de tantas mujeres que cuando salen ya no regresan a casa, pero aún así eso no me quita el temor de que quizás sea la próxima.

No te enamores. Solo tu puedes romper mi corazón. [Secuela de DNAC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora