❦︎ [Our Baby]- Agosto Mpreg

ఌ︎Bakutodo

Jamás se imaginó que el amor llegaría a su vida..

Y mucho menos que caería rendido a los pies de un héroe (aunque jamás lo admitiría en alta voz claro está)

Todo ello fue culpa de su maldito corazón que volvió a latir con suma rapidez en el preciso momento en el que sus rubíes conectaron por primera vez con aquellas tranquilas y pacíficas olas de un azulado mar y con la invernal ventisca que residía en una helada montaña, encontrándose ambos distantes escenarios atrapados en dos luceros.

¡Tan diferentes!

Hermosos..

Y cautivadores..

A pesar de que profunda frialdad era la que denotaban, añorando por ello el apreciar aunque sea por una sola vez un brillo en ellos, como si de la luz del amanecer se tratase.

Retomando con lo otro, como villano que era, desde el instante en el que aquellos sentimientos aparecieron en su interior hizo lo posible para eliminarlos a toda costa.

¡Pero ese bastardo mitad mitad no ayudaba!

Cada vez que lo veía, su corazón parecía que se le escapaba del pecho y tenía la necesidad de que Icyhot le prestara atención solo a su persona, a tal grado que, después del primer combate cuerpo a cuerpo que tuvieron, se enfocó de que en las demás ocasiones que tuvieran la oportunidad de luchar, el bicolor solo lo tuviese a él de enemigo, apartándolo para ello del campo de batalla con el fin de conseguir que cayera en su trampa, enorgulleciéndose al ver lo cuan sencillo que era alcanzar ese propósito.

-¿Por qué solo quieres enfrentarme a mí? - le cuestionó el que lo hacía enloquecer a la par que se estaba defendiendo por medio de un muro de hielo del golpe y explosión que planeaba darle - Hay otros héroes alrededor. ¿No que la liga de villanos estaba más interesada en acabar con  All might y Midoriya?

-¡Tsk! Maldito bastardo, si peleo contigo es porque me da la gana de hacerlo - recalcó mientras que mandaba aquella explosión que destrozó en segundos la estructura, provocando que el contrario retrocedieron -Aparte, qué no lo comprendes, tonto? ¡Soy tu archienemigo!¡ Tu némesis!-expresó con rapidez a modo de excusa con la que buscaba convencer al héroe con tal de que no le hiciera más preguntas que tal vez llegarían a delatarlo.

-¿Archienemigo? ¿Némesis? -para deleite suyo, por primera vez pudo apreciar una segunda expresión en el rostro del contrario, que distaba por completo de la típica de "me vale madres todo el mundo" que poseía.

¡Confusión!

Aquello era lo que esos dos luceros reflejaban en esos instantes, siendo un momento del que no se olvidaría.

-¡¿Ah?! ¿Qué acaso en la escuelita de héroes de pacotilla a la que vas no te han enseñado lo que es?

Fresita, como también le había apodado (aunque jamás se lo había dicho en voz alta), tardó poco en negar con la cabeza, admirándolo luego como si de un niño pequeño curioso por una explicación se tratase.