6- E R V I N

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Naseer no había vuelto a ser el mismo desde que aquella visita les interrumpió en un día tranquilo donde se daban a conocer poco a poco.

Se levantaba temprano cuando ella seguía dormida, no desayunaba ni venía a la comida, a veces llegaba a la cena pero subía directamente a su despacho y no volvía a verle hasta la noche del día siguiente. Aquello sucedió por unos cuantos días hasta que la frustración la lleno. Naseer dijo que no deberían estancar las cosas, pero el lo hacía, estancaba aquella relaccion cuando no hacía más que evitarla y desaparecer por todo el día. ¿Como serían capaces de formar algo si no podían verse?

Ese día cuando termino de cenar a solas, Azra decidió subirle un plato con la comida a su despacho donde el estaba de pie enfrente de las altas ventanas haciendo una llamada que finalizo nada más verla entrar a su despacho.

Se miraron por unos segundos y el suspiro hondamente agotado y molesto al mismo tiempo.

—Perdón si estoy siendo evasivo estos días, realmente tengo mucho trabajo —dijo el volviendo a su despacho mirando las hojas que se habían acumulado ahí.

—Puedo ayudarte —susurro ella dejando la bandeja en la mesa de la pequeña zona de descanso.

El volteo a verla y nego con tranquilidad —No es algo en lo que puedas ayudar —dijo con honestidad acomodando las hojas a un lado y cerrando una libreta de color gris con un nombre en uno de sus extremos con color dorado, por alguna razón a Azra le llamó demasiado la atención, sobre todo al ver como lo encerraba en un cajón a llave.

Camino hacia ella sentandose en uno de los sofás y miró lo que habia en aquel plato y asintio agusto. Azra se sentó enfrente suyo mirandolo comer lo que habia preparado en silencio.

—Mañana volveré a casa —dijo con tranquilidad haciendo que Naseer dejase de masticar lo que tenía en la boca y mirarla con sorpresa.

—¿Tan rápido? —pregunto

—Dijiste que podía ir cuando quisiese —le recordó con suavidad mirando la mesa como si fuese lo más importante del mundo.

—Pero... solo llevamos pocas semanas viviendo juntos —dijo el en un susurro.

Azra no dijo nada ante aquello pero estaba segura de querer ir a casa aunque si el no lo veía apropiado tampoco podía negarse a lo que decía.

—Solo unas semanas más —pidió —Luego te llevaré a tu casa para que pases unos días con tu familia.

Ella alzo la mirada a verle y el se sintió mal al ver lo tristes y sin brillo que tenía esos preciosos ojos.

—¿Quieres salir ahora? —pregunto esperando mejorar su humor —Es fin de semana y las calles siguen llenas, podemos dar un paseo nocturno.

La Niya que ponía en hacerla sentir bien hizo que Azra asintiese conforme.

El comió lo que quedaba en su plato y bajaron juntos para prepararse, los dos vistieron muy bien para el frío de ese otoño y salieron a la calle otra vez sin tomar el coche.

Caminaron uno a lado del otro por las llenas calles de Moscú, aun habia puestos de comida y conciertos callejeros con los que se entretenieron un poco. Paseaban en silencio escuchando los sonidos que los rodeaban hasta llegar a un parque donde sólo las parejas caminaban hablando y mirando la belleza de la luna llena que había esa noche.

—Podrías bajar a cenar —susurro Azra sintiendo como sus mejillas se calentaba de a poco.

—¿Quieres que baje a cenar? —pregunto sorprendido.

Azra murmuro en una forma de afirmación.

—Lo intentaré —dijo Naseer avergonzado por no hacer algo tan simple como aquello.

N I Y AUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum