#Capitulo 4: Un nuevo día

155 21 6
                                    


—Hacer lo incorrecto no siempre es malo —respondí sintiendo como la presión de su mano en mi brazo se aflojaba.

—Su forma de pensar es muy diferente a la mía.

—¿En qué?

—Usted hace lo que quiere pero yo no puedo...muy pronto me casaré —por un momento vi como sus ojos se tornaban tristes pero rápidamente lo disimuló apartando la mirada—. En dos meses.

—Entonces tenemos dos meses para lograr que su pensamiento cambie —murmuré captando su atención—¿Le puedo pedir un favor,Camila?

—Depende de lo que sea.

—Cuando esté conmigo, ¿Podría ser Usted misma? —me atreví a llevar mi mano a su cintura provocando que su cuerpo se tensara. No sabía si eso era bueno o malo, pero tendría que descubrirlo—. No quiero que se prohíba de hacer algo solo porque el resto piense que no es correcto.

—No le prometo nada —susurró soltando mi brazo, lo cual me sorprendió, para luego llevarlo a mi hombro—. Solo sé que Usted me da la valentía para hacer cosas que creía imposibles en mi vida y eso que apenas la conozco —se rió.

—Eso si es bueno —sonreí acercándome más a ella. No quería incomodarla pero no podía evitar querer estar cada vez más cerca de su cuerpo. Como si fuese un imán.

Estuvimos en el agua solo unos minutos más porque no queríamos que se nos hiciera tarde de camino a Casa. Al igual que como entramos, salimos. Camila volvió a aferrarse a mi brazo y ya podía notar las marcas rojas de sus dedos en mi piel.

—Perdón por eso —susurró avergonzada al verlo.

—Está perdonada —respondí con una sonrisa, desde que la vi no había podido dejar de hacerlo—¿Le puedo hacer una pregunta? —me senté en el pasto para comenzar atar mis zapatos.

—Usted hace preguntas muy rara,Lauren—susurró con una sonrisa mientras subía el cierre de su vestido.

—¿Eso es un sí? —le sonreí.

—Puede ser —asintió, mientras apartaba el cabello de su rostro.

—¿Para la próxima vendremos a caballo?

—¿Qué le hace pensar que habrá una próxima vez? —me miró cruzando sus brazos.

—Me quedaré aquí mucho tiempo —me levanté—. Está más que claro que habrá una próxima vez Señorita —sonreí al ver que ella también lo hacia.

—Le dije que no se andar a Caballo —susurró con una mirada juguetona antes de darse media vuelta y comenzar a caminar, dejándome con una sonrisa estúpida en el rostro.

Rápidamente me apresuré para seguir su paso. Creo que eso sería costumbre de ahora en adelante.

—Le dije que le enseñaría.

—Ver para creer, Jauregui—dijo risueña. Su voz me volvía loca.

—¿Acaso no cree lo que le digo? —acomode mi sombrero. El sol aún estaba fuerte.

—Le creo —me miró de reojo—pero no sé si sea una buena maestra.

—Lo soy —respondí de inmediato—Mañana mismo comenzaremos nuestra primera clase.

—Mañana comenzaremos entonces.

Ya era de noche y aún no había logrado conciliar el sueño, y sabía muy bien por qué. Los recuerdos de lo vivido en la tarde invadían mi mente provocando sonrisas fugaces llenas de amor. Camila me gustaba, logró cautivarme desde el primer momento en que la vi. Nunca antes me había ocurrido algo así. ¿Será amor a primera vista? ¿Debería permitirme sentir lo que siento por ella?. Lo más probable es que no pero sabía que no podría contenerlo, ni mucho menos evitarlo. Su belleza era innegable pero su forma de ser habían logrado captar por completo mi atención y eso era un arma de doble filo. Estaba prohibida —de todas las formas posibles —pero eso no impedirían que lo intentara.

Nuestro lugar favorito     CAMRENWhere stories live. Discover now