#Capitulo 26: Dulce cercanía

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Lauren

—Quédate esta noche...

Esas tres palabras lograron hacer temblar mi cuerpo. Ella me lo estaba pidiendo. Camila me estaba permitiendo estar cerca de ella esa noche y mi mente divagó entre todas las posibilidades si aceptaba y todas ellas me gustaban.

—Me encantaría.

Su sonrisa relució al igual que la mía al verla.

En silencio se acercó a su cama. Bola de pelos se alzó en sus patas traseras intentando lamer la mejilla de Camila como de costumbre. Apagué la luz dejando que la luminosidad de la luna se filtrara por la ventana y sintiendo mi corazón agitarse cada vez más me recosté a su lado.

No quería ni siquiera respirar de los nervios. Podía sentir como se removía en la cama para acomodarse pero yo seguía acostada de espaldas, completamente rígida en el borde. Bola de pelos se hizo bolita en medio de ambas, dispuesto a dormir y el silencio nos invadió nuevamente.

—Lauren... —susurró como si fuese un delito decir mi nombre—¿Por qué no me miras?

Voltee mi cuerpo hacia ella no siendo capaz de mirarla. Esto era nuevo para mí y aun no sabia como afrontarlo.

Sentí su mano posarse en mi mejilla y solté todo el aire, que sin darme cuenta, estaba conteniendo. Acercó su cuerpo lo más que pudo al mío, aunque Bola de pelos no permitía que estuviéramos del todo cerca.

—También es nuevo para mí —murmuró como si pudiera leer mis pensamientos—. Es primera vez que dormiré con alguien en mi cama.

—¿Me está diciendo que tendré el privilegio de verla despertar? —sonreí.

—Así es —asintió con una sonrisa somnolienta.

—Que suertuda soy —murmuré sobre sus labios antes de besarla. Solo un rose de labios, no hacía falta nada más en ese momento.

Camila

Besó mi frente para luego acurrucarse conmigo entre sus brazos. Amaba a Bola de pelos pero en este preciso momento hubiese deseado que no estuviera.

Ya no sentía frío gracias a Lauren y el sueño aparición con facilidad. Su cercanía me daba paz y compartiendo el mismo aire, la misma cama y el mismo amor me daba cuenta de que Lauren devoraba mi vida de apoco. Nunca había tenido tanto sentido mi existencia antes de ella.

¿Qué será de mí cuando se vaya?

—Te quiero —la oí susurrar tan bajo que por un segundo pensé que había sido producto de mi mente. Y con eso caí rendida en un sueño profundo.

No se cuanto tiempo dormí, ni siquiera sabía si era parte de un sueño o no, pero comencé a sentir como unos suaves labios recorrían la piel de mi cuello hasta llegar a la clavícula, repitiendo ese camino una y otra vez. Sabía que era ella pero mi cuerpo seguía tan adormecido como para despertar.

—Camila —su armoniosa voz ronca me hizo suspirar—. Despierte Señorita Princesa —rió por lo bajo haciendome sonreír.

Unas de sus manos la sentí reposar en mi vientre por sobre mi pijama pero fue más que suficiente para sentir ese cosquilleo entre mis piernas que era tan habitual cuando tenía a Lauren cerca. Sus besos fueron remplazados por ligeras mordidas en mi oreja elevando así mi respiración.

No quería abrir los ojos, quería sentir lo que ella estuviese dispuesta hacer en mí.

—Camila —fue una especie de gemido justo en mi oído que logró calentar mi piel haciendome sentir por primera vez de carne y hueso. Su mano comenzó a subir generando un vacío en mi vientre en la espera de sentirla por completo en mi cuerpo—. Se que estas despierta pequeña traviesa —su mano se detuvo entremedio de mis pechos acelerando mi corazón y sus dientes en mi piel habían sido la gota que rebalsó el vaso.

—Lauren —suspiré agitada abriendo los ojos.

—¿Estas bien? —su voz somnolienta y sus ojos entre cerrados por el sueño habían sido como un balde de agua fría.

—Yo...

Solo había sido un sueño, un maldito sueño que había logrado alterar mi cuerpo por completo.

—Fue una pesadilla —se restregó los ojos acercando su cuerpo al mío. Mis alertas se activaron ante su cercanía. Podía sentir las mejillas coloradas por la calentura de ese maldito sueño. Fue tan real que aún no encontraba explicación—. Ya pasó —me miró con lastima, si tan solo supiera lo que había soñado no me miraría de esa forma.

—Lauren...—no encontraba palabras para explicarle lo que sucedía.

—Aun faltan unos minutos para que debamos levantarnos —sonrió haciéndola lucir tan hermosa—. Vuelve a dormir, Princesa.

Ese apodo en sus labios habían provocado que los recuerdo de aquel sueño avivaran mi piel. Mis ojos se encendieron y Lauren lo notó pero no dijo nada, solo mantuvo su atención fija en mí y hasta ese momento jamás hubiese imaginado que una mirada podía provocar tanta agitación en mi cuerpo como ella.

—¿Qué es esto? —rió nerviosa—. Una guerra de miradas.

—Mejor una guerra de besos.

La besé. No le di tiempo a reaccionar, simplemente tomé su rostro atrayendola a mí. Sus labios no tardaron en moverse sobre los míos. Todo había sido un sueño pero ahora si era la realidad y quería hacerla sentir lo mismo que sentí.

La recosté sin separar nuestros labios dejando mi cuerpo a un lado del suyo. De milagro Bola de pelos había salido del medio durante la noche permitiéndome disfrutar de la cercanía de Lauren por completo.

Su mano fue a mi cintura y la mía a su vientre, tal cual en el sueño. Besé su mejilla sintiendo como soltaba todo el aire que estaba conteniendo. Mordí su cuello, como si fuese el dulce más exquisito, provocando que mi nombre saliera de sus labios. Los recuerdos de lo sucedido en el sueño se apoderaron de mis acciones. Comencé subir mis manos lentamente sin dejar de besar y morder su cuello.

—Camila —gimió cuando apreté uno de sus pechos por sobre la tela.

La excitación y la poca cordura que me generaba tenerla gimiendo mi nombre me estaban llevando a la locura. Volví a sus labios, devorándolos como si no hubiese un mañana y de cierta forma era así. Nada nos aseguraba que nos tendríamos la una a la otra.

Sus manos traviesas apretaron mi trasero haciendome gemir.

—Shh —susurró recostándome sobre la cama.

Volvió a besarme mientras se colocaba sobre mí con su cuerpo entre mis piernas. Alcé mis caderas intentando tener más contacto con ella y al sentirla todo mi cuerpo palpito de deseo. Tomé su trasero y la acerqué contra mí haciéndome sentir una deliciosa fricción entre mis piernas.

—Así —suspiré en sus labios volviendo acercar su pelvis contra la mía.

Repitió el movimiento bajando sus labios a mi cuello.

Un vaivén de caderas, la respiración de Lauren chocando contra mis labios, su cuerpo presionando el mío, su piel tibia traspasando la tela de su pijama haciendome sentir lo caliente que estaba en ese momento, eran lo mejor que me había pasado en mi vida.

Subió su mano lentamente por mi muslo por debajo de mi pijama. Creí que se detendría pero eso no estaba en sus planes. Siguió subiendo su mano guiándola por la parte interna de mi muslo. Sabía lo que haría y estaba más que dispuesta aceptarlo.

—¡Camila!

Mierda.



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