#Capitulo 18: La primera nota

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Camila

Después de pasar toda la tarde en la habitación de Lauren, junto a Bola de pelos, bajé a la Oficina de mi Padre. Antes de bajar por completo las escaleras me detuve para mirar hacia la puerta principal con la esperanza de que ella entrara en ese mismo instante pero eso jamás pasó.

Entré en la oficina y sin muchas ganas de hacer nada me senté en el sofá de cuero que estaba junto a la ventana. Apenas cerré los ojos escuché su voz en el salón, al principio pensé que había sido una mala jugada de mi mente pero al oír la voz de Richard supe que realmente ellos ya habían llegado. Sin esperar más me levanté y salí para verlos.

—Me alegro que haya disfrutado del paseo, Richard.

Lauren estaba de espaldas a mí.

—Por su puesto. Su compañía es muy grata, Señorita Jauregui —le sonrió.

Cuando estuve más cerca de ellos quise hablar pero la voz de mi Madre, saliendo de la cocina, me interrumpió.

—¡Al fin llegan! —les sonrió llegando al lado de ambos, al igual que yo—Estaba preparando la cena.

Eso era mentira, ella no sabía cocinar, ni siquiera sabía como hervir agua.

—¿Cómo estuvo el paseo? —pregunté mirando directamente a Lauren la cual me dio una linda sonrisa que no correspondí. Aún me sentía enojada por su paseo con Richard, aunque ella no tuviera la culpa. No tenía motivos para estar enojada pero lo estaba y verla frente a él solo lo empeoraba.

—Muy bien —respondió captando mi atención aquel hombre que había llegado para llevarse a Lauren de mi lado—. Dimos una vuelta por las tierras de su Padre.

—Que bueno que lo hayan pasado bien —mi Madre parecía más alegre de lo normal—Alejandro me contó que habían salido, así que de inmediato organicé todo para la cena....

—Ya es tarde —Lauren la miró—, de seguro él Señor Grimfols tiene cosas que hacer —lo miró queriendo convencerlo de que rechazara la invitación de mi Madre.

Richard parecía complicado, como si quisiese responder pero a la vez tuviera miedo de hablar.

—De seguro esas cosas pueden esperar, ¿Verdad?—intervino mi Madre. Ella al igual que mi Padre tenían planeado acercar a Richard y a Lauren. Ni siquiera disimulaban. Después de hoy harían hasta lo imposible porque ellos estuvieran más tiempo juntos y no había nada que yo pudiera hacer para evitarlo.

—Si Señora Cabello —sonrió nervioso—. Encantado me quedo a cenar —dio una mirada rápida a Lauren.

—Listo —aplaudió con emoción—. Tomen asiento, ya van a servir la cena.

Lauren

El paseo con Richard había sido tranquilo. No hablamos mucho y para ser sincera me sentí bastante incómoda. Simplemente no conectábamos. No había nada de que hablar y era también porque no tenía ganas de hablar con él. Aunque debo admitir que me causaba cierta ternura ver que se esforzaba por mantener la conversación a flote.

Era un buen hombre, eso se notaba pero lamentablemente no es lo que busco.

La Señora Sinue había entrado nuevamente a la cocina dejándonos a los tres en el salón principal. Miré a Richard y con un gesto de mano lo invité a pasar él primero al comedor, lo cual hizo con una pequeña sonrisa.

—¿Cómo está Bola de pelos? —susurré para que nadie nos pudiera escuchar mientras avanzábamos al comedor.

—Bien —respondió sin siquiera mirarme mientras se adelantaba a entrar, dejándome atrás.

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