Capitulo VIII

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Tomiōka Giyū había llegado a la montaña, en dónde vió una mansión, está era enorme y estaba cerrada. Esperó ver a su compañera peliblanca pero no la encontró, así que rápidamente ingresó al lugar, mientras más se acercaba escuchaba gritos y maldiciones.

Corrió hasta el lugar pensando que era su compañera la que gritaba, sin embargo no era así. El que gritaba y maldecia era un enorme demonio color blanco, que parecía una masa con varios brazos y deforme.

— ¡No digas estupideces! — Exclamó lanzando sus brazos a la chica, quien solo los esquivaba — ¡Los humanos y los demonios no pueden vivir en armonía! ¡Eso es lo más idiota que e escuchado decir! ¡No puedo creer que seas pilar!

Giyūū vió que la chica solo esquivaba y no intentaba matarlo, ni siquiera tenía su katana en mano. Eso lo molesto, mientras ella saltaba y recibía cortes la gente moría afuera. Vi como uno de esos brazos se dirigía a la chica quien se quedó parada y saltó para cortarlo.

— ¿Eh? — La joven volteó confundida y vio al azabache mirándola — ¿Tomiōka-san?

— ¡No puede ser, otro Pilar! — Exclamó irritado viendo a los dos — ¡Esos idiotas no sirvieron para nada!

— No te quedes parada y cortalo — Tomiōka iba a cortar un brazo del demonio pero fue detenido por lo que dijo la chica

— Tomiōka-san no los cortes, se transforman en demonios nuevos — Exclamó la chica, dicho y hecho, mientras el azabache esquivaba un ataque vió como el pedazo que cortó anteriormente se volvió un demonio como los otros, y el brazo del demonio se regeneraba — Solo podemos cortarle el cuello.

Giyūū solo miro a la chica, ahora entendia por qué no usaba su arma, pero eso no quitaba el hecho de que ella estaba parada sin intentarlo matar. Así que ambos se pusieron a esquivar a los demonios.

¿Y eso? — Pensó al ver a varios chicos a un costado que parecían muertos.

— ¡Son los Tsuchinoto que pidieron ayuda a los pilares! — Le explico la chica como si leyera su mente mientras esquivaba, pues se habian amontonado muchos — están inconscientes.

— ¡Aghhh maldita seas, eran mi comida! — Dijo el demonio mandando más brazos intentando moverse, a lo que Giyūū espero a que se moviesen — ¡Y esos inútiles que no hicieron nada!

— ¡No sé puede mover Tomiōka-san! — Le dijo la joven mirando al demonio — A comido a mucha gente y a crecido de ese tamaño, por lo que no se puede mover. Pero desarrollo su poder demoniaco y puede multiplicarse cuando lo cortan.

¿Cómo sabe todo eso? — Pensó solo esquivando y viendo a la chica que hacia lo mismo — ¿Cuánto tiempo estuvo aquí?

— ¡Mueranse de una vez malditos! — Exclamó mientras hacia un berrinche — ¡Sirvientes! ¡Sirvientes!

Ambos jóvenes escucharon como una puerta se abría y entraban un montón de demonios grises. De igual forma un estruendo se oyó y más demonios aparecieron.

— ¿Y esos demonios? — Pregunto en voz baja el pelinegro pero viendo a la chica, a pesar de que no fue fuerte ella lo oyó.

— Fueron los que corte cuando llegue y no sabia que podía multiplicarse — Respondió rascandose la nuca, pero rápidamente esquivó un ataque — Los encerré, pero ya salieron...

Giyūū solo se quedó viendola, le parecía una idea un poco tonta, pero fue eficaz. Pero ahora tenía algo más de que preocuparse y era el ejército de demonios grises que estaba frente a ellos y que no podían cortarlos.

Solo se multiplica el grande, pero los demás se regeneran en segundos... — Pensó empuñando su katana — Igual es un fastidio. ¿Que haré?

•[Gélido]• || «Giyūū Tomiōka Y Tú»Where stories live. Discover now