Capitulo IX

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La joven estaba vendando la herida del ojiazul, anteriormente ya la había limpiado y desinfectado por lo que no había problema. Mientras esto pasaba, el pelinegro solo veía los movimientos de la joven, ella en ningún momento se quitó la máscara ni habló.

¿Puede ver con eso puesto? — Se preguntó al ver que no podía ver más allá de la máscara — Sus manos son cálidas... y tiene cuidado de no lastimarme...

— Listo — Murmuró despacio mientras guardaba sus cosas en la mochila del cuervo — Puedes ponerte la ropa Tomiōka-san, trata de que no roce mucho con la herida...

Tomiōka no respondió e hizo lo que le pidió, se acomodó bien la ropa y cuando se levantó, se sorprendió porque no sintió dolor, normalmente luego de curar una herida siempre queda dolor, incluso cuando Kochō lo ayudaba, solía dolerle. Pero está vez no.

Que extraño... — Pensó mientras seguía caminando, de reojo observó a la joven que se encontraba hablando con el cuervo.

— Shiro... — Murmuró con solemnidad y con tristeza — Soy un desastre como pilar. No me puse a pensar que eso podía pasar...

— No diga eso _____-san, no es un desastre — La consoló el ave mientras con una de sus alas la abrazaba — Todos comentemos errores, pero es de sabios aprender de ellos. No sé preocupe, estoy seguro que todos los pilares han pasado por una situación así, pero han aprendido y eso es lo que importa. Caw.

— Gracias — Le respondió más animada, realmente sus palabras la habian ayudado — Vamos Shiro, debemos ver si los Kakushi ya llegaron.

Sin decir más, ambos se levantaron para poder ayudar en algo, los Kakushi ya habían llegado y estaban revisando a los cazadores bajo la atenta mirada de Giyūu Tomiōka. Al ingresar la muchacha, los ojos de todos se fueron a ella, algunos Kakushi se acercaron a ella con prisa.

— ¡Hikōmi-sama, su cuerpo tiene muchas heridas! — Le dijo uno de ellos sacandose la mochila — ¡Déjeme ayudarla porfavor!

— No te preocupes por mi, mejor ayuden a los cazadores — Le pidio mientras juntaba sus manos, el Kakushi no lo vio pero se imagino una sonrisa amable en el rostro de la joven — Se que están inconscientes, cuando llegué algunos estaban peleando y otros desmayados.

Ni siquiera parece adolorida... — Pensó Tomiōka con los brazos cruzados mientras observaba a la peliblanca — A pesar de tener todos esos cortes, no parece mal.

Siguió viendo a la chica por unos segundo más, antes de observar como los Kakushi cargaban a los heridos y salían corriendo, el de igual forma empezó a caminar. Al final de todo, _____ también comenzó a caminar. Quería descansar un rato, dos misiones en tan poco tiempo a veces es extenuante.

— Oye Shiro — Murmuró la chica mientras veía al ave — ¿Porque enviaron a dos pilares?

— Bueno, tengo entendido que era porque estaban muy cerca — Respondió este batiendo sus alas — Ambos habían tenido una misión cerca de aquí, por lo que no se les complicó mandarlos.

— Ya veo... — Murmuró mientras seguía caminando, tomaría un par de minutos más llegar a su destino. — ¿Podrías entregarle el informe al Patrón?

— Por supuesto — Afirmó el ave para emprender vuelo — ¡Caw caw! ¡Nos vemos!

La joven solo despidió levemente con la mano, mirando el cielo. El amanecer estaba realmente hermoso, pero el anochecer que vio hace algunas horas le hacía competencia.

Pasaron muchos minutos y ya se estaban acercando a la sede, ella se iba a retirar a su hogar, cuando unos Kakushi la interrumpieron.

— Hikōmi-sama, le recomiendo que vaya a la Finca Mariposa para que la revisen — Le dijo uno de ellos que traía cargando a un cazador — Sus heridas no se ven muy bien.

— No se preocupen, se curarán enseguida — Repitió mientras  hacia una reverencia y se alejaba para ir a su hogar — Estoy bien, tranquilos.

Sin más remedio, los uniformados se dirigieron al lugar. Tomiōka observó como la muchacha se iba, pero no hizo nada y se dirigió a la finca para que Shinōbu pudiera ayudarlo.

— Ara~ Ara~, Tomiōka-san — Lo recibió la pelimorada con una sonrisa — ¿Que te trae por aquí? ¿Recibiste un gran corte?

— Necesito que lo revises — Fue lo único que dijo para sentarse en una de las camas, para luego retirarse la parte superior; lo cual sorprendió a Shinōbu, quien no entendia por qué el azabache actuaba asi.

— Oh — Soltó luego de ver el vendaje, no tenia ni una gota de sangre, no se había movido, no se habia soltado, estaba fuertemenre ajustado sin lastimarlo — Esto es... un vendaje perfecto.

Esas palabras hicieron que Giyū la mirara para que se explique, no entendía a lo que se refería, el solo queria que revise la herida e irse de ahí.

— Verás, e visto muy pocos vendajes así de perfectos — Dijo está señalando la venda y con una sonrisa — Normalmente los vendajes suelen salirse o moverse y por eso necesitan ser reemplazados. Dime Tomiōka-san, ¿Quien lo hizo?

— _____ — Fue su respuesta mientras veía el vendaje, de echo si le sorprendio pues ni cuando lo estaba limpiando, ni cuando lo vendo, sintio dolor.

— ¿Hikōmi-san? — Preguntó curiosa sin perder la sonrisa — Vaya, no sabía que sabía vendar de esa forma. Pero tengo que revisar que haya limpiado bien la herida.

Shinōbu quitó la venda, esperando que la herida estuviera en mal estado, pero grande fue su sorpresa pues la herida estaba bien, muy bien limpiada, desinfectada, incluso ya se estaba cerrando.

— Parece que está bien — Hablo mientras tocaba un poco la herida para ver si le dolía, o mejor dicho para fastidiarlo — ¿Te duele, Tomiōka-san?

El azabache no le hizo caso y se puso de nuevo la ropa, no sentía ninguna pizca de dolor o algo incómodo, incluso cuando se puso la ropa, pensó que le ardería o picaria pero no, nuevamente no sintió nada.

— Kochō — Mencionó antes de salir, sin voltear, ni mirar, dijo — No me dolió cuando me limpio la herida.

Estás palabras dejaron sorprendida a la ojimorada quien no dijo nada y solo vió como el azabache se iba.

— ¿No le dolió... — Murmuró con sorpresa — ni cuando lo limpió?...

_____ ya se encontraba en su hogar, La finca Cielo no era grande, pero tampoco era pequeña, parecía una casa normal, y eso a la joven peliblanca le agradaba. Decidió darse un baño tibio, salió, cocino algo, comió, leyó un poco y se fue a descansar, quien sabe en cuanto tiempo más, le darían otra misión.

— ¡Caw caw! — Escuchó al cuervo que se paró en la ventana de su habitación — Informe entregado.

— Gracias Shiro... — Murmuró con cansancio cerrando sus ojos — Tu también descansa un poco....

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•[Gélido]• || «Giyūū Tomiōka Y Tú»Where stories live. Discover now