4. La odisea del Kun (I)

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(PARTE 1)

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(PARTE 1)



Son las once de un domingo en la mañana cuando el ring del celular le atraviesa los oídos.

Levanta la cabeza de la almohada con la cara arrugada y estira la mano, tratando de agarrarlo. Cuando lo caza pone para contestar y se lo pega a la oreja.

—¡Quién concha es? —gruñe. Aunque ya sabe quién es. ¿Quién más lo llama un domingo?

Hola, Kuni. Che, ¿queré' salir a pasear con lo' pibe hoy?

Rueda en la cama hasta quedar panza arriba.

—¿A dónde?

—A Araucanos.

Kun chasquea la lengua.

—Eso queda en la loma del orto...

—¡Y venite en auto, boludo! Aparte así pasamo' por el campito de la canchita y jugamo' un partido.

—Eh... ¡Bueno, dale, pá! ¿Quiénes vienen?

—Lo' de siempre. Ángel, el Papu, Nico, Rodri, Lean, Emi... —Leo se interrumpe—: ¡Ya sabé' vo'! Y también un par que no conocé'.

Después le pregunta por la hora: tiene que estar en la Plaza Evita un poco antes de las doce.

Deja el celular cargando y va a correr la cortina, a ver como está el día.

—Mamá. ¿Así quiere salir éste? ¡Cómo le gusta jugar al fúlbo...!

Está re nublado. Parece que en cualquier momento se fuera a largar pero últimamente se nubla mucho, amenaza y al final no llueve; así que...

Baja a desayunar, y apenas se sienta su hermana Yésica entra en la cocina con paso apurado, vestida como para salir.

—¡Kun! ¿Me prestás el auto?

—"Buen día", ¿no? 

—Sí, buen día. ¿Me lo prestás? Tengo que ir a Capital a buscar unos papeles para la uni... 

—Vas... a capital... a buscar... "¡papeles!". Mamita. —Sale del trance y la mira—: ¿No podés ir otro día?

—No, Kun. No puedo ir otro día. ¿Me lo podés prestar?

—¿Y si vas en colectivo?

—No, porque hay paro de varias líneas y es un re quilombo.

—Uh, qué gana' de romper lo' huevo', loco. —Chasquea la lengua—. ¡Bueno, te lo presto! Pero alcanzame hasta Araucanos primero.

—Ok. Pero entonces apuráte porque tenemos que salir ya

Kun refunfuña. Se termina el desayuno en dos segundos, busca su billetera (pone la plata de emergencia en el bolsillo sin cierre porque si no se olvida que existe), una mochila, un paraguas y el celular (que no cargó un carajo).

𝐄𝐋 𝐎𝐑𝐆𝐔𝐋𝐋𝐎 𝐃𝐄 𝐌𝐈 𝐕𝐈𝐄𝐉𝐎Where stories live. Discover now