6. Dudo, dudás, dudamos...

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Abre la puerta y están su papá, su mamá y su hermana mayor mirándolo; ésta última está al lado de la ventana como si hubiera estado espiando.

—Hola —les dice sorbiéndose los mocos.

—¿Qué pasó? Te llamamos como tres veces y no contestabas. ¿Perdiste el colectivo?

—Sí, algo así. Yo también los iba a llamar pero —un estornudo lo interrumpe— ...el celu me quedó sin batería.

—¿Quién te trajo? —pregunta Yésica.

Kun voltea hacia ella y la recorre con la mirada antes de decir:

—Un amigo.

Sin más, sube las escaleras y deja a su familia mirándose entre ellos.

—La chaqueta no estaba mojada —comenta Yésica, la muy botona.

—Sí, tampoco es suya —añade Adriana, la madre del Kun, revisando las cuentas del mes como si les estuviera prestando atención, pero toda su atención está en el chisme.

Leonel agarra el mate que le convida Yésica y lo sorbe en silencio, pensativo.

—No sabía que el Kun tenía amigos chetos. Una EcoSport re nuevita era, ¿viste, pá?

Leonel asiente en silencio.




Al otro día Kun se revuelca en la cama con casi cuarenta grados de fiebre y la imagen de Lautaro revolotea en sus recuerdos como una mosca que no lo deja en paz. En su delirio piensa en él de una forma que a los tres días, cuando vuelve en sí, elige creer que se debió sólo a la enfermedad.

Baja a picar algo a la cocina. Ya el sol está rozando el horizonte. Su viejo, como hoy no tiene doble turno, está ahí en la cocina, tomando cerveza mientras escucha la radio en volumen bajo.

Kun agarra unas tostadas que quedaron de la merienda, la manteca con el cuchillo para untar y los lleva a la mesa. No se da cuenta de que su viejo lo sigue con la mirada, hasta que de pronto suelta:

—Pasé por la mecánica hoy.

Se le cae el cuchillo.

—¿Ah, sí? —dice mientras lo levanta.

—Preguntó por vos Lautaro.

El corazón le da un brinco.

"¡Calmáte, pelotudo!", se dice. ¿Por qué su papá lo ve así? No se hace cargo de cómo reaccionen sus órganos a la sola mención de Lautaro y la verdad, no hizo nada malo; así que le sostiene la mirada.

𝐄𝐋 𝐎𝐑𝐆𝐔𝐋𝐋𝐎 𝐃𝐄 𝐌𝐈 𝐕𝐈𝐄𝐉𝐎Where stories live. Discover now