CAPITULO 15

11.8K 741 76
                                    




ALICE


El Presente

El día el Olivia salió por la puerta de nuestro apartamento no sabía qué hacer, solo me quede ahí parada, procesando todo lo que estaba pasando, ella se había ido, se fue sin decirme nada, mi corazón comenzó a doler de una manera que jamás lo creí posible ¿Se puede morir de un corazón roto? Porque yo si sentía que me moría.

Ese día llore, ni siquiera quería estar en nuestra habitación porque su olor estaba impregnado en cada rincón. Me quede acostada en el mueble con Deimos a mis pies. No deje de llorar, llore al siguiente día y el siguiente y el siguiente, lo hice por una semana hasta que Hanna llego a buscarme porque no podía contactarme, ella me consoló y me hizo salir del apartamento, me dijo que tenía que seguir, y me negaba seguir sin ella, pero mi hermana tenía razón.

Seguí con mi vida, Hanna y yo nos unimos para buscar una manera de sacar a mi madre de las garras del abuelo, así que creamos nuestra organización, con sus contactos y con los míos, más los que había obtenido gracias al abuelo logré hacerme de poder, Hanna me poyaba desde las sombras, no podía exponerse demasiado, así que nos pusimos en contacto con nuestras otras dos hermanas Roxanne y Chiara, aceptaron sin dudarlo. Todo comenzó a girar a nuestro favor, con Roxanne moviendo contactos desde Francia y Chiara desde Italia.

A nuestro plan de destruir al abuelo y sus aliados yo le agregue lo mío, mi propia justicia, después de lo que Olivia había vivido con su padre, me asqueaban ese tipo de hombres y también recordaba a mi madre y todo lo que ella ha sufrido por mantenernos a salvo a las cuatro y el recuerdo que todavía atormenta mis sueños en algunas noches me hace querer más esa justicia que la ley no puede aplicar o los idiotas rompen el sistema, a esos quiero acabarlos porque no se merecen la libertad ni la vida.

En todos esos planes, cada día durante largos años, esperé y seguí esperando a que ella apareciera otra vez, tenía el anhelo de volver a verla, de poder escuchar su sonrisa, de sentir su piel y su olor, los meses pasaban y no había noticias de ella. Me mude de casa, no quería vivir siempre con su recuerdo porque me lastimaba y aun así mi corazón siempre guardo las esperanzas de volver a verla. Ella había vuelto, no de la manera que lo había esperado, pero estaba aquí.

Después de escuchar atentamente todo lo que tenía que decir sobre esa noche, no sabía que decir, solo me reí como una loca, en serio no podía creer lo que me estaba diciendo. Nos movimos a mi casa para hablar más tranquilas lejos del bullicio del bar.

- ¿Puedes decir algo? –dice preocupada.

-No sé qué decirte Olivia –hago una pausa –me siento molesta, te fuiste sin decir nada, creyendo cosas que jamás pasarían por mi cabeza. ¿Cómo crees que te juzgaría si yo acababa de matar a un hombre enfrente tuyo?

-Tú lo hiciste por defenderme, porque me estaba matando y yo lo hice porque quería hacerlo, quería que sufriera. –se mira las manos sobre su regazo.

-Tienes razón, pero eso no cambia el hecho de que yo jamás te dejaría por algo así cuando yo también he hecho cosas malas, nunca he sido una santa.

-Mi cabeza estaba echa un lío en ese entonces y después tuve miedo de que ya no me quisieras en tu vida por haberte dejado –se le quiebra la voz.

-¡Maldición¡ te espere ¿sabes? Lo hice como una idiota durante mucho tiempo, siempre tuve la esperanza de que regresarías. –Me duele que haya sido por algo como eso, de haberlo sabido nunca la hubiera dejado ir –La falta de comunicación fue lo que realmente nos separó. –digo después de un silencio.

-Tienes razón, yo debí decírtelo, debí seguir a mi corazón y no a mi mente –se limpia una lagrima de su mejilla. –Lo siento mucho, siento el haberte dejado y hacerte daño –llora. No sé si acercarme a consolarla, nunca me ha gustado que llore.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora