CAPÍTULO 32

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ALICE

Nunca en mi vida he sentido tanto miedo, ni siquiera los días que estuve secuestrada con mi madre y mis hermanas llegué a sentir el miedo que siento ahora, al ver la sangre en la mano de Olivia mi corazón se paralizó, mi mundo completo se vino abajo.

No, no, no, no...

Amor, no cierres los ojos —le pido sosteniéndola cuando siento que se desploma en mis brazos y nos dejó caer en el suelo. —no me hagas esto amor, por favor —la voz se me quiebra —abre los ojos Olivia —coloco mi mano  en su rostro y luego sobre la herida —déjame escuchar tu voz amor, abre los ojos —digo besando su frente.

¡Alice! —escucho a lo lejos la voz de Roxanne.

No me dejes amor —las lágrimas invaden mi rostro —¡Por favor Olivia! —gritó y me aferró a su cuerpo. Me niego a perderla, ella no se puede ir así.

¡Alice! —grita Roxanne sujetando mi rostro —¡reacciona, hay que llevarla al hospital!

Las camionetas se estacionan y me ayudan a subirla, entro con ella y hago presión en su herida, mis manos comienzan a temblar y otra vez vuelvo a llorar.

—¡Me importa un carajo si los semáforos están en rojo! —le grito a quien conduce. —¡Tenemos que llegar cuando antes!

No sé cuando tiempo pasa ni a donde nos traen, las camionetas estacionan y al bajar ya hay una camilla esperando por nosotras, la suben a la camilla y me aferro a su mano, comienzan a colocar aparatos y hacer preguntas que no sé quién las responde.

—¡Tipo de sangre! —grita Roxanne sujetando mi brazo —¡reacciona!

—O negativo —respondo sin soltarla.

—¿Es alergia a algún medicamento? —preguntan sin dejar de avanzar.

—No —digo negando.

No sé qué más preguntan, solo escucho mi corazón latir acelerado.

Resiste amor, te necesito conmigo —le digo apretando su mano, pero alguien me hace soltarla y veo que la meten detrás unas puertas.

Quiero ir tras ella, pero unos brazos no me dejan avanzar, intento soltarme, pero no puedo y me dejo caer al suelo llorando, me abrazan con fuerza y me aferro al cuerpo de quien me sostiene.

Mi Olivia no me puede dejar, aún tenemos mucho que vivir, ella lo dijo, aún no nos casamos. Mis lagrimas no dejan de salir, nuestro amor ha sobrevivido a tanto como para que acabe de esta manera, ella tiene que resistir un poco más, se que puede hacerlo.

Calma —escucho la vos de mi hermana y vuelvo a presionar mis brazos a su alrededor.

No se puede ir Roxanne —le digo sollozando —si ella me deja... yo no puedo vivir sin ella.

Conoces a tu mujer, sabes lo obstinada que es, no se irá tan fácil —dice pasando su mano por mi cabello.

Katerina se acerca y nos ayuda a ponernos de pie y me llevan hasta una silla donde debemos esperar, mi cuerpo comienza a temblar, siento frío en mi interior, Roxanne no me deja y vuelve a envolverme en sus brazos.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora