Capítulo 22

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Capítulo largo, pónganse cómodas

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Capítulo largo, pónganse cómodas. (Se agradece sus votos y comentarios de antemano)

🏁Christian🏁

22. De otras vidas 

Las indicaciones de Javi me eran inentendibles, cada palabra que salió de su boca era ensordecida por el ruido que había en mi cabeza. Recuerdos de los que quería deshacerme, y con los que parecía estar destinado a lidiar eternamente. Caminé hacia la salida guiado por él, ajeno a todo lo que me rodeaba y un poco consumido en un rencor visceral que sentía por culpa de mi papá.

El Valet parking había llevado el carro frente a la puerta de salida, me estaba esperando al lado de este con las llaves entre las manos. Caminé hacia él con la misma prisa en la que me moví desde que Javi me dio la noticia, asintiendo a las muchas cosas que me decía, aunque no lo estuviera escuchando de verdad.

—Vete con cuidado, mantén la cabeza fría. ¿Está bien?

—Sí —mentí, no podía tener la cabeza fría en ese momento en el que de nuevo me estaba arruinando algo.

—Llámame si necesitas algo, no importa la hora... Christian —me vi obligado a voltear al escuchar aquel tono que usaba. Javi sabía perfectamente que odiaba que me hablara con suavidad, que me viera con lástima—. Tranquilo, no pierdas la cordura, no dejes que te afecte.

—Está bien.

Las dos palmadas en mi mejilla fueron la cereza del pastel, ese tipo de gestos solo traían a mi cabeza más hechos de los que quería olvidarme. La rabia ardía en mis venas, sin embargo, la mantuve bajo control para no explotar contra él. Tras dar un paso hacia atrás para poner distancia, me deslicé en el asiento luchando por dejar ir la imagen de Javi observándome de la misma forma muchos años atrás, la noche que me sacó de casa para llevarme a la suya. Odiaba asomarme a aquel pasaje de mi vida, porque todo lo que enterré emergía a la superficie. Los años habían pasado, pero el rencor seguía intacto.

Aparté la mirada de él por el sonido del portazo a mi lado, y entonces me di cuenta de que Aby estaba ahí, acomodándose sobre el asiento con la misma rapidez con la que yo estaba actuando. No pude prestarle atención, aceleré en cuanto me percaté de que tenía puesto el cinturón de seguridad, tan tenso, que mis nudillos se pusieron blanco por la fuerza que sujetaba el timón.

Tenía mucho camino por delante, y nada de paciencia para recorrerlo. La adrenalina se disparó por todo mi cuerpo mientras hundía el pie en el acelerador. Había muchos escenarios en mi cabeza, uno peor que el otro, me sumí en ellos buscando una alternativa que me librara de una vez de él, pese a saber que era una carga con la que debía lidiar hasta que alguno de los dos muriera.

—El semáforo.

La voz de Abril rompió la burbuja en la que me había aislado, miré hacia el lado después de reaccionar y por instinto disminuí la velocidad de inmediato. Mi rabia evitó que concientizara que ella iba a mi lado, sujetándose del borde del asiento y luciendo asustada.

Fuimos momentosWhere stories live. Discover now